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domingo, 1 de abril de 2012

El pueblo de los malditos




Valoración personal: 10/10.

No fueron pocas las películas de ciencia ficción de los años 50, mayoritariamente de origen estadounidense, que nos presentaban historias que, escudándose tras la fantasía, criticaban al comunismo; a la amenaza roja de la Unión Soviética, tal y como era vista por los ciudadanos estadounidenses, la mayoría de ideales capitalistas. "El pueblo de los malditos" podría ser considerada como la última película que, dentro de los estándares de la ciencia ficción, hacía especial hincapié en los conflictos entre ambas superpotencias durante ese período de la historia conocido como Guerra Fría. De todas formas, que esos paralelismos entre realidad y ficción fuesen inintencionados o fruto de mentes influenciadas por otros films que sí lo hacían de forma clara y directa, como "El enigma... ¡de otro mundo!", "La humanidad en peligro" o "La guerra de los mundos", es algo que no sé.

Algo similar sucedía con "La invasión de los ladrones de cuerpos", film de 1956, dirigido por Don Siegel, del que ya hablé por aquí no hace mucho. Considerada por muchos como una de las mejores críticas en clave de ciencia ficción hacia las formas de pensamiento político que atentaban contra el capitalismo, a cómo éstas se infiltraban en la sociedad capitalista de los EEUU y alteraban el american way of life, lo cierto es que tanto el escritor de la novela original como el director de su adaptación al cine afirmaban que ellos hicieron esa historia con el único objetivo de entretener, sin más. A menudo "El pueblo de los malditos" ha sido considerada la respuesta inglesa al film de Siegel, y es que las similitudes entre ambas producciones, desde cierto punto de vista, no son pocas, aunque en la presente película se nos planteen de una forma completamente distinta, desde otro enfoque.


Basada en la novela "The Midwich Cuckoos", escrita por John Wyndham, y publicada en 1957, esta adaptación cinematográfica dirigida por el alemán Wolf Rilla, aparte de ser su film más famoso, es considerada una película adelantada a su tiempo ya que, entre sus segundas lecturas (que no son pocas), es vista como una crítica a varios temas de los que se hablaría a menudo en los años posteriores a su estreno.

Poco a poco, y en parte gracias a esta película, la sci-fi fue madurando, separándose del cine de terror en pos de nuevos terrenos y conceptos más adultos en los que desarrollar sus historias. Dicha separación entre ciencia ficción y horror no se produjo en este film, pero sí que podríamos considerarlo como una de las últimas producciones de sci-fi horror a caballo entre ambos géneros y, dicho sea de paso, entre ambas décadas, la de los 50 y la de los 60.


Ficha técnica:

Título: El pueblo de los malditos

Título original: Village of the Damned

Año: 1960

Duración: 78 min.

País: Reino Unido

Director: Wolf Rilla

Guión: Stirling Silliphant, Wolf Rilla, George Barclay (Novela: John Wyndham)

Música: Ron Goodwin

Fotografía: Geoffrey Faithfull (B&W)

Reparto: George Sanders, Barbara Shelley, Martin Stephens, Michael Gwynne, Laurence Naismith, John Phillips, Richard Vernon

Productora: MGM

Género: Terror. / Extraterrestres. Serie B.


La historia comienza en Midwich, un apacible pueblo inglés en donde, inexplicablemente, sus habitantes pierden el conocimiento durante unas horas. El gobierno, alertado por un familiar de uno de los habitantes del lugar, moviliza a sus fuerzas militares hacia el pueblo, tan sólo para comprobar que, misteriosamente, se ha formado una especie de barrera invisible alrededor de la zona que hace que todos los que se acerquen a ella pierdan el conocimiento. Parece ser que la única forma de acceder al pueblo es por el aire; pero, a cierta altura, incluso los pilotos de los aviones caen rendidos en cuestión de segundos...


De una forma igual de inexplicable, todo vuelve a la normalidad. Todo el mundo se piensa que ha sido cosa de un ataque por medio de gas somnífero; pero no, no hay ni rastro de gases. Tras este extraño suceso, la vida sigue en Midwich, pero al poco tiempo todas las mujeres en edad fértil descubren alarmadas que están embarazadas, incluso aquellas que son vírgenes, siendo éstas últimas las que se hallan más desconcertadas (y asustadas). El feto parece desarrollarse perfectamente y a una velocidad inusitada y, antes de los 9 meses de embarazo, todas las jóvenes de Midwich dan a luz a unos niños de cabellos y ojos claros que, al cabo de un año, comenzarán a dar muestras de unas dotes y de una mentalidad muy avanzada para su edad... Una mentalidad que, a medida que crecen y que pasan los años, irá desembocando en una conducta y en unos poderes que no son propios de un niño de este mundo...


Como decía en la introducción de esta nueva entrada dentro del ciclo de cine de terror en el que me hallo inmerso, "El pueblo de los malditos" ha sido comparada en numerosos estudios del género con "La invasión de los ladrones de cuerpos". Muchas personas están de acuerdo en que ambas producciones tienen en común una historia en la que los extraterrestres se infiltran en la sociedad; pero, mientras que en el film de Siegel lo hacían de forma silenciosa, de tal forma que los protagonistas de la historia no se daban cuenta de la invasión hasta que ya era demasiado tarde, en "El pueblo de los malditos" dicha invasión se produce sin disimulo alguno. Los habitantes de Midwich saben que esos niños no pueden ser humanos normales y corrientes. Los altos cargos del servicio de inteligencia británico saben que no son los únicos niños en el mundo con poderes extraños, ya que otros niños igual de extraños fueron concebidos en otras partes del globo el día del incidente en el pueblo inglés. Además, son conscientes de la amenaza creciente que suponen estos seres de concepción bendita, pero nunca actúan cuando han de actuar, ni siquiera cuando los niños comienzan a matar gente, y es que, como decía el título de un film español de los 70, ¿quién puede matar a un niño?

Me estoy refiriendo a los niños que se nos presentan en esta película como si fueran extraterretres; también hablo de invasiones, pero, ¿de dónde proceden exactamente? ¿Del espacio, de otra dimensión? Estos niños incluso pueden tener un origen demoníaco, es una posibilidad tan válida como cualquier otra. En ningún momento de la cinta se nos dice cuál es su verdadera naturaleza, tan sólo que son distintos a los seres humanos y, lo que es peor para los propios humanos, superiores a estos, principal motivo por los que son vistos como una amenaza a batir.

El hecho de que en ningún momento se desvelara con pelos y señales el origen de los críos suponía un gran avance en el campo de la sci-fi ya que, en la mayoría de los casos, salvo en contadas excepciones, como en "El experimento del Dr. Quatermass" (también de nacionalidad inglesa), siempre sabíamos de dónde provenía la amenaza o, mejor dicho, qué era la amenaza (normalmente, ésta era un platillo volante con un malvado marciano en su interior).


El film dura poco (una hora y cuarto apróximadamente), lo cual, lejos de ser algo negativo, supone un acierto, haciendo que el argumento vaya directo a lo que va, sin extenderse en ningún momento más de lo necesario. Aún así, a pesar de su corta duración, "El pueblo de los malditos" se presta a numerosas interpretaciones, las cuales van en aumento a cada nuevo y, todo sea dicho, merecido visionado. A la ambigüedad innata del film se le suma el hecho de que fuera estrenado en una época en la que los espectadores, influidos por la paranoia colectiva existente durante la Guerra Fría y por las películas estadounidenses de extraterrestres de los años 50, las cuales repetían de diferentes y estrambóticas formas la fórmula de "comunista sustituido por alienígena" (algunas veces de forma original, otras veces recurriendo al plagio o, peor aún, al autoplagio), formaban sus propias interpretaciones de "El pueblo de los malditos", viéndola como una película más dentro de la sci-fi con mensaje anticomunista incluido. Prueba de ello es que los niños sean considerados extraterrestres por un amplio sector del público cuando, como ya he dicho más arriba, no se nos dice exactamente qué son. Tan sólo sabemos que son distintos, extraños. Y es esa diferencia que hay entre los niños malditos y los niños normales la que, en mi opinión, hace a este film único y, además, que su argumento se preste a segundas lecturas más originales e interesantes que a los paralelismos entre amenazas espaciales con los comunistas de más allá del Telón de Acero; paralelismos que ya por entonces estaban bastante manidos.

Como ya dije, "El pueblo de los malditos" es una película adelantada a su época. La prueba irrefutable de ello es esa segunda lectura en forma de crítica a las tribus urbanas que, a principios de los años 60, ya empezaban a preocupar de forma alarmante a todos los padres del mundo. Todas estas tribus de índole social tenían algo en común: sus miembros se mostraban disconformes ante el gobierno, ante lo establecido y lo políticamente correcto; únicamente se sentían identificados los unos con los otros. Así mismo, sólo se sentían comprendidos entre ellos, con el grupo del que formaban parte. Una forma de pensar que, dado su carácter, más grupal que individual, era más propia de la población de la Unión Soviética que de la sociedad capitalista americana. Esta última semejanza ha hecho que, en no pocas ocasiones, los niños de esta historia sean considerados representaciones infantiles del comunismo soviético en vez de, como yo tiendo a pensar, representaciones de las diferencias entre una generación, ya adulta, y otra, totalmente joven, mucho más rebelde que la anterior. Al comportamiento propio de alguien que forma parte de una tribu urbana, de un grupo cerrado (o elitista) al que no entra nadie que no sea como los que ya están dentro, se le suma el hecho de que los niños que dan nombre a este film visten igual (con ropajes oscuros), caminan igual, sus miradas son idénticas y, lo más alarmante, todos piensan igual, hasta el punto de que todos sus integrantes forman una única mente, de tal forma que si uno aprende algo, los demás también.


"El pueblo de los malditos" también ha sido vista como una historia sobre cómo una familia se va fragmentando desde dentro; cómo una familia ejemplar, en la que todo es felicidad, es rota en el momento en el que un niño pasa a forma parte de la misma (esto último me hace pensar en "La profecía", film de 1976, dirigido por Richard Donner, en el que se nos presentaba a un niño, de origen demoníaco, que arruinaba la unión y el ambiente de felicidad entre sus padres adoptivos).

Así mismo, se tratan otros temas como la forma de marginar al distinto, al diferente. Esto lo vemos claramente en aquellas escenas en las que el pueblo se aleja de los niños albinos, sobre todo los adultos que, curiosamente, son quienes más les temen.

En fin, será por interpretaciones y segundas lecturas... Incluso se ha dicho que "El pueblo de los malditos" es una clara crítica hacia el nazismo, más que hacia el comunismo, debido a esa apariencia aria que tienen los niños, sus vestimentas y, además, por su forma de ser y por su naturaleza, cercana al concepto de Übermensch.


Centrándome más en los niños que en distintas interpretaciones del contenido de la historia, tenemos a un grupo de niños de cabellos albinos y ojos claros que son crueles, que muestran miradas cargadas de frialdad, acompañadas de sonrisas perturbadoras, y que con su sola presencia provocan incomodidad en los vecinos del lugar según avanzan, con paso firme, a través de las calles del pueblo. Paso firme que, en ocasiones, es interrumpido por los otros niños, completamente normales y concebidos de forma natural. Es curiosa la forma en la que Wolf Rilla nos retrató aquí a los menores de edad. Si me paro a pensarlo, no se sabe a ciencia cierta quiénes son más crueles, si los malditos, o los niños normales, que atacan a los de pelo albino por el simple hecho de ser distintos. Ataques a los que los albinos, en la mayoría de los casos, no contestan, ya que les consideran poco más que escoria humana.

En cuanto a las distintas actuaciones, cabe destacar la del líder o, mejor dicho, el cabecilla de los malditos, David, un personaje realmente perturbador, sobre todo en aquellas escenas en la que le vemos parado, sin más, ante un grupo de desafiantes adultos (o niños de su misma edad pero de inteligencia claramente inferior).


Al principio, durante los primeros minutos de metraje, en los que Midwich es rodeado por la barrera invisible que hace que tanto animales como humanos se desmayen por igual, el protagonismo recae en David Zellaby (Martin Stephens) quien, en compañía de las fuerzas militares, investiga el fenómeno acontecido en el pueblo. Después de que todo vuelva a la normalidad, y durante unos minutos de metraje en los que el suspense se mantiene y, además, sigue jugando un papel determinante en el devenir de los hechos, el protagonista de la historia pasa a ser el hermano de David Zellaby, Gordon Zellaby, interpretado por George Sanders. Sanders es un actor que puede que a la mayoría de la gente no les suene de nada, pero quizás ayude en algo diciendo que obtuvo un oscar a mejor actor secundario por su papel en "Eva al desnudo". Así mismo, le puso voz al personaje de Shere Khan en "El libro de la selva"; sí, la película de Disney de 1967.


Otro personaje a destacar es Anthea Zellaby, esposa y madre del pequeño David, interpretada por Barbara Shelley, actriz a la que los aficionados al cine de terror recordarán por sus posteriores papeles en films de la Hammer, como "Quatermass and the Pit", "Drácula: Prince of Darkness" o "La leyenda de Vandorf", de los cuales hablaré por aquí (o eso espero).


Hay un diálogo entre Gordon Zellaby y David (su hijo no nato) que me encantó. Aquel en el que Gordon le pregunta por qué atacan a los adultos, a lo que David contesta, sin rodeos y con la frialdad que le caracteriza: "tienen que defenderse". Si una cosa está clara, es que David y los suyos no tienen sentimientos humanos salvo, claro está, el instinto de conservación; instinto que tienen bastante desarrollado, demostrándolo en numerosas ocasiones, defendiéndose ante el menor ataque o provocación no por parte de los críos, sino de los adultos, quienes, desde cierto punto de vista, son los principales culpables de todos los males del mundo que ellos pretenden cambiar (a mejor o a peor, eso ya no lo sé, pero si una cosa dejan clara, es que no les gustan los humanos, en especial los adultos).


El hecho de que la acción se desarrolle en Midwich, un pequeño pueblo inglés en el que nada suele pasar pero en el que, sin embargo, se está incubando una amenaza potencial para el devenir de la raza humana, es todo un acierto, al igual que el mal no sólo sea representado en forma de niños pequeños, sino que también tenga su contexto en un lugar que parece tranquilo, en donde parece que todo es armonía y felicidad... Esto hace que la ambientación y la atmósfera que se crea resulte inquietante, lo que hace que esta película sea considerada no sólo un clásico de la sci-fi sino también del cine de terror. De destacar una serie de escenas en las que los escenarios juegan un papel determinante, destacaría aquella al principio del film, en la que el pueblo aparece completamente desolado; una desolación que es reflejada a través de escenas que se quedan grabadas en la retina del espectador, sea en forma de plancha encencida o de tractor dando vueltas en círculo (con el conductor montado en el vehículo) hasta chocarse con un árbol.

Es en los primeros quince minutos de metraje cuando la ambientación juega un papel determinante a la hora de sumergir al espectador en el film. El resto, es cosa de niños.


"El pueblo de los malditos" es un film humilde, hecho con poco presupuesto, pero que cuenta con buenas ideas y, sobre todo, con un gran talento por parte de su director (como dije en anteriores artículos, por entonces la falta de medios era suplida con creces por el gran talento de los que se hallaban detrás del proceso de creación de la película). No hay grandes efectos especiales, ni un maquillaje espectacular, ni demás fuegos de artificio. Tampoco hacen falta. El simple hecho de ver cómo a los niños se les iluminan los ojos, acompañados de ese extraño ruido (el cual, en mi opinión, sobraba completamente), ya es más que suficiente para dotar al film de cierta efectividad visual.


Hay escenas que para la época resultaron muy, pero que muy violentas. Eso sí, sin perder en ningún momento la sugerencia en pos de lo explícito. De esta forma, hay una escena (quizás la más recordada, con permiso del final) en la que los niños obligan por medio de sus poderes a un hombre a que se vuele la cabeza con una escopeta. El hombre, desprovisto de su propia voluntad, acata la orden y aprieta el gatillo (momento que no vemos, pero que nos imaginamos perfectamente). Hay más escenas truculentas, como aquella en la que hipnotizan con su mirada a otro lugareño para que empotre su automóvil contra un muro; u otra en la que hacen que un señor se queme a sí mismo (escenas bestiales, cargadas de una violencia que, por entonces, raramente había aparecido en una película producida por una compañía famosa).


Originalmente, "El pueblo de los malditos" iba a ser una producción de origen estadounidense. De hecho, se tenía intención de estrenarla en 1957, el mismo año en el que se publicó la novela, y estaría dirigida por Ronald Colman; pero la censura, representada esta vez no por el famoso código Hays, sino por la Legión de la Decencia, no permitía que se hiciera una película en la que una pandilla de jóvenes querubines mataran adultos con total frialdad. Y no sólo por eso, sino también al origen que tenían, a su concepción, sin embarazo de por medio, la cual remitía a conceptos religiosos que la Legión de la Decencia no toleraba. No sé cómo hubiera sido la versión estadounidense de haberse estrenado, pero no me cuesta pensar que hubiera tenido un mensaje anticomunista más claro y directo. Aún así, el presente film de Rilla contiene algunos comentarios hacia el pueblo soviético que... Hay una escena en la que los altos mandos del servicio de inteligencia británico están reunidos, debatiendo el tema de los niños, y comienzan a enumerar las distintas zonas del mundo en donde se han producido esos misteriosos nacimientos. Uno de los altos mandos dice que los niños fueron asesinados nada más nacer en un lugar de la frontera de la Unión Soviética. ¡Toma ya! ¡Encima les ponen de sádicos!


Pocos años después, en 1963, le llegó el turno a una secuela, titulada "Los hijos de los malditos", la cual estuvo dirigida por Anton Leader; secuela que, en mi opinión, no está nada mal. Así mismo, ya en 1995, el director John Carpenter, auténtico fan del cine de sci-fi y de terror clásico, realizó el remake, al que tituló exactamente igual que el original. Un digno remake, he de añadir; aunque, eso sí, no superaba, ni de lejos, al original de Rilla. De ambas películas, tanto de la secuela como del remake, espero hablar por aquí cuando toque (aunque tened por seguro que no serán textos tan largos como el que estáis leyendo).

En fin, estamos, pues, ante un claro exponente de las películas de sci-fi y de terror que plasma, fuese de forma intencionada o inintencionada (eso nunca lo sabré a ciencia cierta), los conflictos entre las dos grandes superpotencias de la época y, además, los conflictos intergeneracionales que tanta polémica crearían durante la década de los 60 y 70. Un film que, junto a otros, ponía punto y final a aquel período del cine fantástico en el que la ciencia ficción y el cine de terror estrecharon fuertes lazos de unión.

Un film corto, con una forma de crear tensión y de mantener el suspense ejemplar, que nos dejó a unos chiquillos que, desde hace mucho tiempo, han pasado a formar parte del imaginario colectivo. Tras "El pueblo de los malditos" y producciones similares, el género comenzó a embarcarse hacia un nuevo tipo de terror que dejaba de lado los extraterrestres y las amenazas provenientes de otro planeta, dando lugar a verdaderas maravillas fílmicas de las que hablaré por aquí próximamente.

4 comentarios:

Raúl Calvo dijo...

Antes que nada, por no romper una tradición:

http://elcinefagodelalagunanegra.blogspot.com.es/2011/05/esos-locos-bajitos-el-pueblo-de-los.html

Creo que te excedes un poco en las lecturas políticas del film. Ahora parece que hay tendencia a relacionar cualquier película de invasión insidiosa de los 50 con el comunismo y la Guerra Fría. Por supuesto que se hicieron películas sobre el tema, algunas muy obvias y malas utilizando Marte como "amenaza roja", pero no todas. Obviamente, el contexto de la Guerra Fría sirve para entender el miedo y la tensión en los estamentos militares, pero hay que tener en cuenta que el fenómeno de los niños es global, no algo que atañe sólo a los aliados capitalistas. El incidente sucede en diversos puntos del planeta independientemente de la ideología y aquí sí que creo que se haya el centro de una segunda lectura de la película, en caso de que hubiera. Un tema pacifista que sería expandido en la continuación.

No creo que las tribus urbanas estuvieran en las mentes de los creadores del film, los beatnicks y la contracultura apenas empezaba a desarrollarse, aunque el aumento de la delicuencia juvenil era un factor a tener en cuenta... en Estados Unidos. Siendo la película británica, a pesar de la financiación americana, me parece más acertado, personalmente, centrarse en el eterno conflicto generacional que mencionas. Eterno porque se da en todas las épocas.

En el libro Arañas de Marte, sobre cine de invasiones alienígenas, se hace una separación entre "invasores brutos" e "invasores inteligentes". Los brutos, claro, son los que llegan arrasando con todo, los inteligentes son los que de manera sutil se infiltran en la población. Está claro que El pueblo de los malditos pertenece a la segunda clase, y es de los mejores títulos que hay sobre el tema.

La novela original de John Wyndham también me gustó mucho. En la novela se hace explícito que los invasores son extraterrestres. El director Wolf Rilla optó por dejarlo ambiguo y no decirlo de forma explícita (aunque a mí me siguen pareciendo extraterrestres, ninguna otra opción me parece lógica, pero es algo personal).

El Tipo de la Brocha dijo...

Ummm... Pues yo, una vez más, prefiero el remake. Superman y Luke Skywalker contra unos niños que dan grima es sinónimo de éxito. Pese a la calidad de la cinta.

Einer dijo...

Yo prefiero esta al remake, porque es el típico remake que no aporta nada, en mi opinión, y lo bueno de la película es lo que ya era bueno en la original.

Creo que a veces, en general, pecamos de sobreanalisis y te puedes encontrar con casos como el que comentas de La invasión de los ladrones de cuerpos, que tras un sesudo análisis buscando interpretaciones descubras que los autores sólo querían entretener. Y, ojo, no digo que las interpretaciones no estén ahí o no sean válidas, digo que quizás a veces una película es sólo una película.

En cuanto a lo de las bandas, en Inglaterra tienes a los mods y a los rockers que surgen en los 50, o sea, que puede ser una interpretación válida.

No sé como hemos llegado a esto pero yo sólo entraba para comentar la gran película que deja en bragas a esta, a sus secuelas y al remake: El sanguinariamiento (The bloodening).

Sidhe dijo...

Yo fui directa al remake así que igual en un día me lanzo, si es breve en un ratico me quito la espina.