Introducción
Twin Peaks es la mejor serie de televisión de la historia. Creo que eso es lo más apropiado y justo que puedo decir a la hora de comenzar a hablar de una obra maestra como esta. Puede que muchos tengan una opinión distinta, cuestión de gustos claro está, pero de lo que no hay duda es de lo que supuso esta serie, una verdadera revolución televisiva que tras su emisión cambió la forma de hacer series, demostrando que la llamada por muchos caja tonta, no era tan tonta como se pensaba... Las mentes conjuntas de David Lynch y Mark Frost crearon esta maravilla, la cual fue emitida a principios de los 90 (y pensar que ya han pasado 20 años...), y que en su día, a pesar de la forma de contar sus planteamientos y tramas, fue un auténtico éxito de audiencia, aunque finalmente y al igual que muchas otras series innovadoras o adelantadas a su época, no logró salvarse de la cancelación. Los 30 capítulos de los que se compone Twin Peaks son una auténtica maravilla, eso es lo más simple que puedo decir tras haberla vuelto a ver recientemente. Algunos capítulos son mejores que otros claro está, pero sin duda son unos episodios que parten de la obra de un genio como Lynch, quien creativamente hablando no se desboca fácilmente por medio de impactantes delirios audiovisuales gracias a Frost, más conocedor del ámbito televisivo que su compañero. Señores lectores, vayan a por un café, o a por una buena ración de donuts o una tarta de cereza, ya que este artículo será largo, bastante... y espero que lo disfruten de la misma forma que lo he hecho yo escribiéndolo.