ATENCIÓN, AVISO PARA HISPANOHABLANTES: RECOMIENDO ENCARECIDAMENTE VER LAS PELÍCULAS Y SERIES AQUÍ RESEÑADAS EN VERSIÓN ORIGINAL SUBTITULADA EN ESPAÑOL (V.O.S.E.)

domingo, 4 de octubre de 2015

Tezuka Comics


Teniendo en cuenta que El blog de Mustangcillo es mi blog personal, no está de más que hable aquí sobre mi tienda. La idea de abrir una librería especializada rondaba en mi cabeza desde mis años de adolescente. Finalmente, en Octubre de 2015 pude cumplir mi sueño.

Tezuka Comics es una tienda de cómics madrileña especializada en manga y cultura japonesa, independiente y de ambiente acogedor.


El objetivo principal de Tezuka Comics es caracterizarse por un trato atento, cercano y respetuoso, ya que no nos limitamos a vender artículos sin más, también queremos que todos aquellos que nos visiten se sientan agusto en nuestro local, puesto que nuestro establecimiento es también un pequeño templo del ocio y la cultura que sirve de lugar de encuentro a todos los aficionados al cómic de Madrid y alrededores.

Situados en pleno barrio de Chamberí, el local se caracteriza por su ambiente acogedor, cómodo, luminoso, limpio y aseado, así como por su mobiliario hecho a medida.

Nos apasiona el cómic y somos coleccionistas, por lo que tratamos todo nuestro stock con sumo mimo. Además, nos encanta asesorar y orientar a todos aquellos clientes que acudan a nosotros en busca de recomendaciones.

Y es que pocas cosas nos causan tanta satisfacción como el hecho de transmitir a otras personas nuestra pasión por el arte de la historieta.

Estamos en la calle Meléndez Valdés número 9 esquina con Galileo, muy cerca de la estación de Quevedo (línea 2, salida Arapiles).

¡Sed todos bienvenidos!

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- ACTUALIZADO A JUNIO DE 2017 -


miércoles, 15 de julio de 2015

El retorno de Dragon Ball es uno de los sucesos más importantes de la historia


"Qué exagerado", pensará alguno al leer el título de esta entrada. Posiblemente quien piense eso es porque no sabe lo mucho que a mí me gusta Dragon Ball. Es cierto que actualmente me gusta más Dr. Slump, pero Dragon Ball es una serie que más que gustarme forma parte de mi ADN. Estoy seguro de que si no fuera por esta serie hoy en día sería alguien muy distinto, y desde luego que yo, aun con mis virtudes y defectos, estoy muy orgulloso de ser quien soy.

Llevaba desde que era un crío de unos trece años de edad soñando con que algún día se hiciese una nueva película o serie de Dragon Ball, así que ya os podéis imaginar la alegría que me entró hace unos años cuando se anunció la película Dragon Ball Z: La batalla de los dioses. Reconozco que tardé algo en verla, ya que quería verla en condiciones y no bajada de Internet con subtítulos de dudosa calidad, pero finalmente la vi y he de decir que me encantó. Más tarde, el año pasado para ser exactos, se anunció su secuela, titulada Dragon Ball Z: Fukkatsu no F en el original, la cual traería de vuelta a Freezer como villano principal, y se confirmó que Dragon Ball GT pasaba a ser una historia alternativa fuera de continuidad. Llegados a este punto, pensaba que no podía estar más contento. Que si segunda película por aquí, que si precuela en formato manga protagonizada por un patrullero galáctico por allá... Parecía que algo grande estaba a punto de suceder, y vaya que sucedió. Hace unos meses se anunció una nueva serie, titulada Dragon Ball Super, y ante esa gran  noticia me alegré tanto que si alguien hubiese medido mi nivel de Ki con un scouter le habría explotado. 

Pensaba que todo el mundo estaría tan contento e impaciente como yo, pero me equivocaba. Curiosamente, cuanto más se acercaba el ansiado estreno de Dragon Ball Super, más comentarios negativos leía en las redes sociales sobre La batalla de los dioses y su secuela. A principios de este mismo mes, al poco de emitirse el primer capítulo de Dragon Ball Super, las redes sociales se llenaron de críticas negativas escritas con saña. "Me han jodido la infancia", decían algunos fans enfurecidos. "Qué vergüenza, Goku granjero", decían otros completamente indignados. El motivo por el que he decidido escribir esta entrada es para defender la película La batalla de los dioses, que de momento es la única que he visto de las dos, ya que la segunda todavía no se ha estrenado aquí, en España, y quiero verla en el cine como Dios manda. Es posible que escriba otra entrada comentando Dragon Ball Super, que de momento con sólo dos capítulos emitidos me está pareciendo excelente.


Bien, empecemos. A Dragon Ball Z: La batalla de los dioses le pasó lo mismo que le está sucediendo a Star Wars: Episodio VII o al remake del Final Fantasy VII. Desde el momento en que se anunció mucha gente se llevó las manos a la cabeza soltando frases absurdas como "qué miedo tengo de que la caguen". También hubo gente que comenzó a criticarla con sólo ver el póster, algo comparable al torrente de quejas y lamentos que desencadenó la noticia de que Ben Affleck interpretaría a Batman en la próxima película del personaje; es decir, criticas sin fundamento. La verdad es que no entiendo muy bien ese comportamiento, porque por muy mal que se haga algo nuevo relacionado con una película, serie o videojuego que existe desde hace años, digo yo que el producto original va a seguir estando ahí, ¿no? Es tan sencillo como no darle mucha importancia a lo que se haya hecho a raíz del producto original en caso de que no guste y ya está, fin de la historia. Tampoco es tan difícil.

Uno de los motivos por los que me encantó La batalla de los dioses y los dos primeros capítulos de Dragon Ball Super es porque se recupera el sentido del humor que caracterizaba la primera etapa de Dragon Ball, cuando Goku era pequeño, y lo hace sin dejar de lado la épica que caracterizó la saga de los saiyanos y las que vinieron después. La batalla de los dioses está estructurada en dos partes claramente diferenciadas: la de la fiesta de cumpleaños, centrada en el humor, y la del combate entre Goku y Bills, centrada en esas batallas espectaculares por las que la serie se hizo aún más famosa de lo que ya era en sus inicios. Dragon Ball alcanzó un tono demasiado serio durante la saga de Cell, pero en la saga de Bu Toriyama recuperó parte de ese humor que la serie había ido perdiendo a pasos agigantados desde la saga de los saiyanos. En La batalla de los dioses y en los primeros episodios de Dragon Ball Super se acentúa el tono humorístico, haciendo así que el tono de la serie sea similar al de su primera etapa. Está claro que la intención por hacer de Dragon Ball una serie épica a la par que humorística está bien presente, y a mí eso es algo que me parece genial, sobre todo tras haber visto situaciones tan serias y dramáticas que se alejaban bastante del espíritu original de la serie, más centrado en lograr un equilibrio perfecto entre humor y acción.

Quizás el momento más decepcionante para muchos es aquel en el que Vegeta se pone a bailar para distraer a Bills y salvar así la Tierra de su ira. Muchos odian esta escena porque dicen que es vergonzoso ver a Vegeta echando por tierra su orgullo de saiyano de ese modo, y estaría de acuerdo con esta afirmación si no fuera por una escena anterior: el flashback en el que Vegeta recuerda a su padre arrodillado en su propio palacio frente a Bills. Si su padre, el mismísimo rey de los saiyanos, dejó de lado su orgullo para salvar su planeta, ¿por qué Vegeta no iba a hacerlo también? Como se suele decir, de tal palo tal astilla. Otra escena que la gente menciona a la hora de criticar negativamente esta película es aquella en la que vemos a Gohan borracho. Algunos incluso la consideran una escena más bochornosa que la de Vegeta, lo cual me desconcierta, porque estamos hablando de un personaje al que ya habíamos visto en mallas dándose de mamporros contra criminales al comienzo de la saga de Bu, así que el hecho de que se emborrache creo que no debería ser tan alarmante si tenemos en cuenta su curiosa trayectoria como defensor de la justicia. Por supuesto no me puedo olvidar del momento en que Bills decide destruir la Tierra por habérsele negado comer pudin. Ante esta escena muchos no pudieron evitar gritar a los cuatro vientos el pertinente "me han jodido la infancia". En Dragon Ball los villanos son una amenaza a temer no tanto por sus actos, sino por su poder. El monstruo Bu gordo es el ejemplo perfecto de lo que acabo de decir. Además, a mí me parecen mucho más interesantes y carismáticos villanos como Bills, las fuerzas especiales de Freezer o el general de la Red Ribbon que villanos como Cell, que parece que se limitaban a ser muy, muy malos y a querer destruir el universo porque sí.

Como decía, se ve que en general La batalla de los dioses no gustó. Cada persona tendrá sus motivos, pero creo que la mayoría de las personas que criticaron tan negativamente y con tanta fiereza a esta película es porque la vieron desde la óptica inadecuada, tomándosela demasiado en serio. Aunque también puede ser por otras razones, como que sólo recuerden Dragon Ball por la saga de Cell, que es la saga que cuenta con un tono más serio y la que más veces se emitió en televisión. Otra posibilidad es que se dejaran llevar en exceso por la nostalgia sin tener en cuenta que desde la última vez que leyeron o vieron Dragon Ball han pasado muchos años y han crecido, por lo que sus gustos han cambiado y ya no ven la serie con los mismos ojos. De lo que estoy seguro es de que a mí La batalla de los dioses me encantó, y eso que desde entonces mis gustos han cambiado; pero como decía al principio de esta entrada, Dragon Ball es una serie que forma parte de mi ADN. No importa los años que pasen, siempre recibiré con una sonrisa nuevas aventuras de Goku y sus amigos.

domingo, 12 de julio de 2015

JoJo's Bizarre Adventure (Phantom Blood / Battle Tendency)


En esta entrada me voy a centrar en comentar la primera temporada del anime de JoJo's Bizarre Adventure. Todavía no he leído el manga, ya que aún no está licenciado en España y leer scans por Internet es algo que no me gusta mucho e intento evitar en la medida de lo posible. Como dijo Stan Lee: "los comics son como las tetas, se ven grandiosas en una pantalla, pero preferiría tener unas en mis manos". Esperemos que alguna editorial se anime y licencie este manga de una vez, ya que con sólo observar algunas de sus páginas se puede comprobar que es claramente superior a su adaptación al anime.

Esta primera temporada está dividida en dos partes, de nueve capítulos la primera y de diecisiete la segunda, que adaptan las dos primeras sagas del manga, Phantom Blood y Battle Tendency, respectivamente. La primera parte, protagonizada por Jonathan Joestar y ambientada en el Londres victoriano de finales del siglo XIX, se centra en la enemistad entre Jonathan y el malvado Dio Brando, quien tras ponerse una máscara de piedra se convierte en un vampiro ultrapoderoso. La segunda parte, ambientada poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial, está protagonizada por el nieto de Jonathan, Joseph Joestar, un joven granuja que se ve inmerso en una gran aventura que le llevará a Europa y a otras partes del mundo, averiguando en su periplo datos sobre el origen de la máscara de piedra.

JoJo's Bizarre Adventure comenzó a publicarse a mediados de los años 80 en la revista Shonen Jump y con motivo del vigésimo quinto aniversario del manga se realizó su tan esperada adaptación al anime. Es por eso que estamos ante un anime estrenado en el 2012 que, sin embargo, cuenta con un encanto que sólo podían tener las series niponas de la vieja escuela; un anime que es, como mínimo, curioso, protagonizado por hombres muy hombres sin mucha profundidad psicológica y que suelen justificar todo lo que les sucede aludiendo al destino. En este sentido JoJo's Bizarre Adventure recuerda a la mítica serie Hokuto no Ken, conocida en tierras españolas como El Puño de la Estrella del Norte. Del mismo modo que muchos consideran a One Piece la sucesora de Dragon Ball, no son pocas las personas que han dicho que JoJo es la sucesora de Hokuto no Ken. No estoy de acuerdo con esta afirmación. One Piece homenajea a Dragon Ball profesando siempre una gran admiración y respeto hacia la obra de Toriyama; JoJo, más que homenajear, parodia a Hokuto no Ken y a todas esas series de los 80 protagonizadas por hombres muy machos previas a la llegada de Dragon Ball.


Muchos de los elementos y rasgos distintivos por los que se caracterizaban series como Hokuto no Ken están presentes en JoJo; pero JoJo's Bizarre Adventure parodia estos rasgos exagerándolos al máximo, dando como resultado una de las series más épicas y raras que he visto. Yo soy una persona que con la cantidad de películas raras que he visto tiendo a pensar que ya estoy curado de espanto; pero esta serie tiene una capacidad inusitada para sorprender al espectador y en más de una ocasión logró dejarme perplejo ante algunas escenas por lo demenciales que eran. Los personajes están bastante estereotipados y son armarios empotrados que cada vez que sueltan una frase lapidaria lo hacen posando de forma ridícula para reafirmar lo que han dicho. En parte la serie le debe su fama a estas poses, y es que, ¿quién de los que han visto este anime o leído el manga no ha intentado imitar alguna de esas poses tan absurdas e imposibles? La serie tiene un tono exagerado hasta decir basta, con onomatopeyas que aparecen en pantalla para aumentar la epicidad de algunos momentos, y tiende a la teatralidad. Incluso hay un narrador o personajes que hacen de narradores, como Speedwagon, quien está ahí básicamente para comentar todo lo que estamos viendo emocionándose él solito. Puede parecer que todo lo que estoy diciendo son defectos; pero no, al contrario. Precisamente son estas características las que hacen de JoJo's Bizarre Adventure una serie única y disfrutable, una serie con encanto. Además, ya sea por sus escenas violentas o sus personajes absolutos, ignora por completo la mojigatería y la maldita corrección política que impera en la industria del entretenimiento hoy en día, y eso es algo que me parece admirable.

Personalmente los defectos de esta serie los encuentro en el ritmo y en la animación, así como en algunos temas musicales. El ritmo narrativo es demasiado frenético para mi gusto, con planos de poquísimos segundos de duración sucediéndose uno tras otro sin dar apenas respiro al espectador, y, si a eso se le suma el hecho de que hay que estar leyendo subtítulos, a veces me sentía confuso y no me enteraba de nada. Respecto a la calidad de animación, he de decir que en algunos capítulos es bastante buena, sobre todo en los últimos episodios de cada saga; pero en otros es correcta, sin más. Ahora que, claro, también hay que tener en cuenta que la compañía que realizó este anime era relativamente nueva y no contaba con un presupuesto desorbitado. De todos modos, una cosa hay que reconocerle a este anime: el uso de los colores es una auténtica delicia. Hay escenas en las que aparecen en pantalla tantas lucecitas de colores que uno tiene la sensación de estar viendo un viaje de ácido. Y he aquí uno de los principales puntos fuertes del anime respecto al manga. Su uso de los colores en varias escenas enfatiza la virilidad de algunos personajes y contribuye a crear un ambiente delirante que parece glorificar el orgullo gay más floripondio. Otro aspecto que no me gustó de este anime es la banda sonora. Pienso que la serie hubiese molado mucho más si en lugar de dubstep hubiesen sonado temas de rock que hiciesen honor a los nombres de algunos de los personajes, nombres que aluden a bandas musicales famosas (Straights a Dire Straits o Zeppeli a Led Zeppelin son claros ejemplos de ello). Pienso que el dubstep no pega ni con cola en un anime que adapta un manga de más de veinte años de antigüedad, pero bueno, al menos los temas de dubstep que se escuchan no llegan a ser insoportables.

En fin, JoJo's Bizarre Adventure es una serie a la que le tenía muchas ganas, y la verdad es que, aun con sus más y sus menos, no me ha defraudado y me he quedado con ganas de más. Teniendo en cuenta que ya ha finalizado la segunda temporada, la cual adapta la tercera y más popular saga del manga, Stardust Crusaders, sólo es cuestión de tiempo que me ponga a verla.

viernes, 10 de julio de 2015

Vivir en el camino del infierno


"Te transporta a otro tiempo y a un país extraño, terrorífico, devastado y gris. Koike y Kojima narran e ilustran con maestría el retrato de un hombre, un niño y un país en su camino al infierno".
(Frank Miller)

Cuando me preguntan cuáles son mis cómics favoritos, El lobo solitario y su cachorro (Kozure Okami en el original japonés) es uno de esos títulos que aparecen en mi mente automáticamente. Recientemente he releído este clásico del manga de samuráis escrito por Kazuo Koike e ilustrado por Goseki Kojima, y he de afirmar una vez más y sin ninguna duda que estamos ante una obra maestra indiscutible, una auténtica obra de arte que todo buen aficionado al cómic debería leer al menos una vez en la vida.

Ambientada en el Japón feudal, la historia, que se extiende a lo largo de veinte tomos que en conjunto superan las ocho mil quinientas páginas, gira en torno a la vendetta personal del ronin Itto Ogami y de su hijo Daigoro contra el clan de los Yagyu liderado por Retsudo, un anciano de lo más temible que ocasionó la caída en desgracia del clan Ogami. Itto Ogami era el albacea oficial del shogun (el encargado de decapitar a los miembros de la alta nobleza que se hacían el harakiri), un puesto con el que los Yagyu querían hacerse a toda costa para así tener más poder en el gobierno. Para ello, los Yagyu asesinaron a toda la familia de Itto, a excepción de su hijo recién nacido, y acusaron falsamente a Itto de conspirar contra el shogun, motivo por el que Itto se vio obligado a abandonar la capital del país y emprender junto a su hijo el camino del infierno. Convertido en ronin, Itto vaga por el país trabajando como sicario para poder llevar a cabo su anhelo de vengarse de Retsudo Yagyu y su clan.

Podríamos dividir la serie en dos mitades. Durante la primera mitad la acción dramática tiene lugar en distintas localizaciones de Japón, y asistimos a una sucesión de historias de tono autoconclusivo en las que vemos cómo Itto ejerce de sicario recorriendo en compañía de su hijo todo el país. Koike y Kojima se sirven de los encargos que Itto realiza para hacer una radiografía del Japón feudal, mostrando un retrato costumbrista de la sociedad de aquella época. En la segunda mitad del manga la acción tiene lugar en Edo, la capital del país, y es entonces cuando la historia, que ya desde los primeros tomos resulta fascinante, engancha al lector hasta el punto de que este quiere leer más y más, sobre todo a partir del momento en que entra en escena el catador oficial del shogun, Tadomo Abe "el feo", un personaje de lo más mezquino y desagradable, pero entrañable también.


En El lobo solitario y su cachorro se ensalza la figura del samurái. Esto era algo por lo que se caracterizaban los chanbara japoneses o películas de samuráis de la época en que este manga fue publicado, a principios de los 70. De todos modos, en El lobo solitario y su cachorro se ensalza solamente al personaje protagonista y a unos pocos personajes más como ejemplos de lo que es un auténtico samurái, ya que también nos encontramos con muchos otros samuráis que actúan movidos por la codicia o por sus propios intereses y que de samuráis que siguen el código del bushido tienen bien poco. Puede que muchos consideren un defecto el hecho de que Itto Ogami maneje la katana de forma prodigiosa o que sea prácticamente invencible; pero, como decía antes, hay que tener en cuenta que este manga se construye sobre los rasgos por los que se caracteriza el chanbara o cine de samuráis. Además, eso no impide que los personajes, aunque en un principio puedan parecer tópicos (sin ir más lejos, el samurái deshonrado que busca venganza), cuenten con una profundidad apabullante.

El estilo de dibujo de Goseki Kojima lo describiría como una especie de lienzo casi hiperrealista. Kojima era fan absoluto del director de cine Akira Kurosawa, y eso se nota en cada una de las viñetas que dibuja, que parecen fotogramas de las películas de este grandioso director, aunque he de añadir que también tienen algo de otros grandes directores cinematográficos japoneses de los años 50 y 60, como Masaki Kobayashi y Kenji Mizoguchi. La narrativa entre viñeta y viñeta es soberbia, digna del mejor Tezuka, y la ambientación también es excelente. El silencio juega un papel importante en este manga, ya que los diálogos y textos explicativos sólo aparecen cuando es necesario. Es en esas viñetas donde no hay ni rastro de texto cuando el lector es transportado al Japón feudal que nos muestra este manga y se puede imaginar perfectamente el ulular del viento, el crepitar de las olas, el canto de los pájaros o el chasquido de las katanas al chocar.

La influencia de El lobo solitario y su cachorro en el arte de la historieta es innegable. A muchos les sonará el tópico de que el manga, a diferencia del cómic americano, muestra más que cuenta; pero antes de la década de los 80 esa frase no era tan tópica. Probad a leer la inmensa mayoría de cómics americanos anteriores a los 80 y podréis comprobar que muchas viñetas estaban plagadas de textos. Incluso había viñetas en las que se narraba con todo lujo de detalles lo que el lector estaba viendo. Esto último era algo que no sucedía en el manga, que en esencia es un tipo de cómic más visual. Del mismo modo que cineastas estadounidenses revolucionaban la industria hollywoodiense incorporando a sus trabajos aspectos técnicos y formales de las películas japonesas de los años 50 y 60, a partir de los años 80 autores como Frank Miller revolucionaron la industria del cómic americano incorporando a sus trabajos elementos característicos de esta obra maestra realizada por Kazuo Koike y Goseki Kojima. Algunas de las obras que surgieron inspiradas por El lobo solitario y su cachorro fueron Usagi Yojimbo, de Stan Sakai, o la famosa etapa de Frank Miller en Daredevil, considerada por muchos como la mejor del personaje. Hoy en día el hecho de que se publiquen mangas en muchos países del mundo es algo de lo más normal, pero este fue el primer manga que traspasó las fronteras de su mercado natural y extendió su influencia hasta Occidente, convirtiéndose en una obra de culto.

En definitiva, estamos ante un título imprescindible. Uno de los mangas más importantes jamás publicados. Se podría colgar cada página en un museo para degustar el arte que contiene cada una. 

miércoles, 8 de julio de 2015

Las verduras son buenas


No hace mucho James Rolfe y su amigo Mike Matei se pusieron a jugar al Doki Doki Panic de NES (podéis ver el video aquí). Curiosamente, viendo ese gameplay tan interesante me entraron unas ganas locas de jugar a ese juego, el cual había sido una de esas rarezas niponas desconocidas en Occidente durante bastante tiempo. Ya había jugado al Super Mario Bros 2 de NES cuando era un crío, y también al remake de Game Boy Advance; pero lo que yo quería era jugar al juego japonés que adaptaba el Super Mario Bros 2 (una adaptación que se limitaba mayormente a cambiar los sprites de los personajes originales por Mario, Luigi, Peach y Toad). El motivo por el que he tardado tanto en ponerme a jugar al Doki Doki Panic ha sido por culpa del formato en que salió a la venta. Al contrario que la gran mayoría de juegos de NES, Doki Doki Panic salió a la venta en formato de disquete, y yo no sabía cómo hacer que arrancaran esas roms en el emulador que tengo de NES. Al final, después de localizar las bios necesarias para poder emularlo y toquetear las opciones del emulador, entre otros quebraderos de cabeza, pude arrancar la rom.

En cuanto uno comienza a jugar al Doki Doki Panic rápidamente se da cuenta de que tanto la estética del juego como la mecánica y los enemigos encajan mejor con los cuatro personajes jugables, quienes parecen haber salido del cuento Las mil y una noches, que con Mario y compañía. Siempre me pregunté cómo era posible que un personaje como Toad fuera tan fuerte en el Super Mario Bros 2, si no es más que un champiñón antropomórfico que no levanta ni un palmo del suelo; pero una vez vi al personaje original, que es un forzudo con bigote, todo me cuadró. Curiosamente, casi todos los enemigos de este juego, como Birdo, los Shy Guys y los Bob-ombs, fueron trasladados al universo Mario.

El jefe final del juego era este sapo con corona llamado Wart. Curiosamente, el villano de la famosa serie de televisión The Super Mario Bros. Super Show!, conocido como el Rey Koopa, era una especie de fusión entre Wart y Bowser, el clásico archienemigo de Mario.

Doki Doki Panic es un juego de la vieja escuela en el que Shigeru Miyamoto estuvo involucrado. Es decir, pura magia. De hecho, Miyamoto estuvo mucho más involucrado en el Doki Doki Panic que en el verdadero Super Mario Bros 2 (el cual, como muchos sabrán, no innovaba respecto a su predecesor, salió en formato de disquete, era terriblemente difícil, no salió de Japón y posteriormente llegó a Occidente en forma de remake para SNES bajo el título Super Mario Bros: The Lost Levels). Estamos pues ante uno de esos juegos de la vieja escuela originales y adictivos, con alma. Algo que me encanta de los juegos de los años 80 y 90 es que se innovaba muchísimo, cosa que hoy en día no suele suceder, por no decir que no sucede directamente. Sólo hay que ver este plataformas, cuya mecánica consiste en coger hortalizas del suelo o enemigos y usarlos como armas arrojadizas; una mecánica de la que se serviría el mítico Donkey Kong de Game Boy.

A la adictiva jugabilidad se le suma una curva de dificultad que va aumentando progresivamente desde los primeros mundos, los cuales uno se pasa sin grandes dificultades, hasta los últimos, que cuentan con una dificultad que se acerca a lo enfermizo. Mientras jugaba a este juego me preguntaba si los juegos modernos a los que he jugado me han malacostumbrado porque son muy fáciles o si lo que sucedía era que la versión occidental de este juego, el Super Mario Bros 2, era más fácil. Desde luego yo no recuerdo que el Super Mario Bros 2 fuera tan difícil, sobre todo a partir del cuarto mundo, en el que comencé a perder vidas cada dos por tres y las manos me sudaban de lo lindo a causa de los nervios. Y es que este es de esos juegos donde cada vida cuenta y las fases de bonus son como un oasis en medio del desierto. Pero bueno, al igual que otros clásicos videojueguiles, a base de repetir una y otra vez los mismos niveles, uno se acababa memorizando el juego entero y al final conseguía pasárselo sabiendo exactamente cuándo y dónde saltar, qué estrategias seguir contra los jefes finales, etc. Gracias a Dios, no todos los clásicos de NES son tan difíciles como el Ghosts'n Goblins (ese sí que contaba con una dificultad enfermiza). Curiosamente, Doki Doki Panic es de los pocos títulos del catálogo de NES en los que se podía salvar la partida al inicio de cada mundo, lo cual era un alivio, todo sea dicho.

En fin, poco más puedo decir sobre este juego. Lo he disfrutado mucho y ha revivido sensaciones que ya tenía olvidadas a la hora de agarrar un mando y ponerme a jugar. No lo recomendaría como un imprescindible si uno ya ha jugado al Super Mario Bros 2, porque total, a fin de cuentas es prácticamente lo mismo. Aun así, resulta curioso jugar a un juego con el que muchos estamos familiarizados pero con los sprites de los personajes cambiados y que no sea el hack de una rom. Si uno se para a pensarlo, Super Mario Bros 2 podría ser considerado como un hack del Doki Doki Panic, pero totalmente legal. Lo dicho, Doki Doki Panic no es en absoluto un juego imprescindible si ya habéis jugado al Super Mario Bros 2, pero como curiosidad tiene su punto.