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miércoles, 15 de julio de 2015

El retorno de Dragon Ball es uno de los sucesos más importantes de la historia


"Qué exagerado", pensará alguno al leer el título de esta entrada. Posiblemente quien piense eso es porque no sabe lo mucho que a mí me gusta Dragon Ball. Es cierto que actualmente me gusta más Dr. Slump, pero Dragon Ball es una serie que más que gustarme forma parte de mi ADN. Estoy seguro de que si no fuera por esta serie hoy en día sería alguien muy distinto, y desde luego que yo, aun con mis virtudes y defectos, estoy muy orgulloso de ser quien soy.

Llevaba desde que era un crío de unos trece años de edad soñando con que algún día se hiciese una nueva película o serie de Dragon Ball, así que ya os podéis imaginar la alegría que me entró hace unos años cuando se anunció la película Dragon Ball Z: La batalla de los dioses. Reconozco que tardé algo en verla, ya que quería verla en condiciones y no bajada de Internet con subtítulos de dudosa calidad, pero finalmente la vi y he de decir que me encantó. Más tarde, el año pasado para ser exactos, se anunció su secuela, titulada Dragon Ball Z: Fukkatsu no F en el original, la cual traería de vuelta a Freezer como villano principal, y se confirmó que Dragon Ball GT pasaba a ser una historia alternativa fuera de continuidad. Llegados a este punto, pensaba que no podía estar más contento. Que si segunda película por aquí, que si precuela en formato manga protagonizada por un patrullero galáctico por allá... Parecía que algo grande estaba a punto de suceder, y vaya que sucedió. Hace unos meses se anunció una nueva serie, titulada Dragon Ball Super, y ante esa gran  noticia me alegré tanto que si alguien hubiese medido mi nivel de Ki con un scouter le habría explotado. 

Pensaba que todo el mundo estaría tan contento e impaciente como yo, pero me equivocaba. Curiosamente, cuanto más se acercaba el ansiado estreno de Dragon Ball Super, más comentarios negativos leía en las redes sociales sobre La batalla de los dioses y su secuela. A principios de este mismo mes, al poco de emitirse el primer capítulo de Dragon Ball Super, las redes sociales se llenaron de críticas negativas escritas con saña. "Me han jodido la infancia", decían algunos fans enfurecidos. "Qué vergüenza, Goku granjero", decían otros completamente indignados. El motivo por el que he decidido escribir esta entrada es para defender la película La batalla de los dioses, que de momento es la única que he visto de las dos, ya que la segunda todavía no se ha estrenado aquí, en España, y quiero verla en el cine como Dios manda. Es posible que escriba otra entrada comentando Dragon Ball Super, que de momento con sólo dos capítulos emitidos me está pareciendo excelente.


Bien, empecemos. A Dragon Ball Z: La batalla de los dioses le pasó lo mismo que le está sucediendo a Star Wars: Episodio VII o al remake del Final Fantasy VII. Desde el momento en que se anunció mucha gente se llevó las manos a la cabeza soltando frases absurdas como "qué miedo tengo de que la caguen". También hubo gente que comenzó a criticarla con sólo ver el póster, algo comparable al torrente de quejas y lamentos que desencadenó la noticia de que Ben Affleck interpretaría a Batman en la próxima película del personaje; es decir, criticas sin fundamento. La verdad es que no entiendo muy bien ese comportamiento, porque por muy mal que se haga algo nuevo relacionado con una película, serie o videojuego que existe desde hace años, digo yo que el producto original va a seguir estando ahí, ¿no? Es tan sencillo como no darle mucha importancia a lo que se haya hecho a raíz del producto original en caso de que no guste y ya está, fin de la historia. Tampoco es tan difícil.

Uno de los motivos por los que me encantó La batalla de los dioses y los dos primeros capítulos de Dragon Ball Super es porque se recupera el sentido del humor que caracterizaba la primera etapa de Dragon Ball, cuando Goku era pequeño, y lo hace sin dejar de lado la épica que caracterizó la saga de los saiyanos y las que vinieron después. La batalla de los dioses está estructurada en dos partes claramente diferenciadas: la de la fiesta de cumpleaños, centrada en el humor, y la del combate entre Goku y Bills, centrada en esas batallas espectaculares por las que la serie se hizo aún más famosa de lo que ya era en sus inicios. Dragon Ball alcanzó un tono demasiado serio durante la saga de Cell, pero en la saga de Bu Toriyama recuperó parte de ese humor que la serie había ido perdiendo a pasos agigantados desde la saga de los saiyanos. En La batalla de los dioses y en los primeros episodios de Dragon Ball Super se acentúa el tono humorístico, haciendo así que el tono de la serie sea similar al de su primera etapa. Está claro que la intención por hacer de Dragon Ball una serie épica a la par que humorística está bien presente, y a mí eso es algo que me parece genial, sobre todo tras haber visto situaciones tan serias y dramáticas que se alejaban bastante del espíritu original de la serie, más centrado en lograr un equilibrio perfecto entre humor y acción.

Quizás el momento más decepcionante para muchos es aquel en el que Vegeta se pone a bailar para distraer a Bills y salvar así la Tierra de su ira. Muchos odian esta escena porque dicen que es vergonzoso ver a Vegeta echando por tierra su orgullo de saiyano de ese modo, y estaría de acuerdo con esta afirmación si no fuera por una escena anterior: el flashback en el que Vegeta recuerda a su padre arrodillado en su propio palacio frente a Bills. Si su padre, el mismísimo rey de los saiyanos, dejó de lado su orgullo para salvar su planeta, ¿por qué Vegeta no iba a hacerlo también? Como se suele decir, de tal palo tal astilla. Otra escena que la gente menciona a la hora de criticar negativamente esta película es aquella en la que vemos a Gohan borracho. Algunos incluso la consideran una escena más bochornosa que la de Vegeta, lo cual me desconcierta, porque estamos hablando de un personaje al que ya habíamos visto en mallas dándose de mamporros contra criminales al comienzo de la saga de Bu, así que el hecho de que se emborrache creo que no debería ser tan alarmante si tenemos en cuenta su curiosa trayectoria como defensor de la justicia. Por supuesto no me puedo olvidar del momento en que Bills decide destruir la Tierra por habérsele negado comer pudin. Ante esta escena muchos no pudieron evitar gritar a los cuatro vientos el pertinente "me han jodido la infancia". En Dragon Ball los villanos son una amenaza a temer no tanto por sus actos, sino por su poder. El monstruo Bu gordo es el ejemplo perfecto de lo que acabo de decir. Además, a mí me parecen mucho más interesantes y carismáticos villanos como Bills, las fuerzas especiales de Freezer o el general de la Red Ribbon que villanos como Cell, que parece que se limitaban a ser muy, muy malos y a querer destruir el universo porque sí.

Como decía, se ve que en general La batalla de los dioses no gustó. Cada persona tendrá sus motivos, pero creo que la mayoría de las personas que criticaron tan negativamente y con tanta fiereza a esta película es porque la vieron desde la óptica inadecuada, tomándosela demasiado en serio. Aunque también puede ser por otras razones, como que sólo recuerden Dragon Ball por la saga de Cell, que es la saga que cuenta con un tono más serio y la que más veces se emitió en televisión. Otra posibilidad es que se dejaran llevar en exceso por la nostalgia sin tener en cuenta que desde la última vez que leyeron o vieron Dragon Ball han pasado muchos años y han crecido, por lo que sus gustos han cambiado y ya no ven la serie con los mismos ojos. De lo que estoy seguro es de que a mí La batalla de los dioses me encantó, y eso que desde entonces mis gustos han cambiado; pero como decía al principio de esta entrada, Dragon Ball es una serie que forma parte de mi ADN. No importa los años que pasen, siempre recibiré con una sonrisa nuevas aventuras de Goku y sus amigos.

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