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viernes, 11 de mayo de 2012

Blood Feast




Valoración personal: 5/10.

Ficha técnica:

Título: Blood Feast

Título original: Blood Feast

Año: 1963

Duración: 67 min.

País: Estados Unidos

Director: Herschell Gordon Lewis

Guión: Allison Louise Downe

Música: Herschell Gordon Lewis

Fotografía: Herschell Gordon Lewis

Reparto: William Kerwin, Mal Arnold, Connie Mason, Lyn Bolton, Scott H. Hall, Christy Foushee, Ashlyn Martin, Astrid Olson, Sandra Sinclair, Gene Courtier, Louise Kamp, Hal Rich, Al Golden

Productora: Friedman-Lewis Productions Inc.

Género: Terror. / Gore.

¿De qué va?:

Fuad Ramses (Mal Arnold) es un loco perturbado que adora a la diosa Ishtar, a quien pretende resucitar preparando un guiso hecho con los órganos de jóvenes muchachas a las que asesina. Además, usa su servicio de catering especializado en comida egipcia de tapadera.



Comentario:

Como muchos sabréis, a finales de los 50 y principios de los 60, el código Hays, órgano censor que decidía qué se incluía o qué no se incluía en un film de origen estadounidense, aúnque debilitado, todavía seguía vigente (hasta finales de los 60 no desapareció por completo). Dicho código sólo afectaba a las majors o grandes productoras de Hollywood. Por eso las nudies, el género de moda en los circuitos de exploitation de la época, al estar producidas por compañías independientes, se desvinculaban por completo del código.

Por si os estáis preguntando qué son las nudies, os diré que eran algo así como unas películas en las que salían desnudos. Para evitar la censura o las malas críticas por parte de los sectores más conservadores, dichas películas eran presentadas de cara al público como si fueran documentales, y muchas eran simples grabaciones en playas o campos nudistas. Además, mostrar los genitales estaba prohibido, por lo que las formas de ocultarlos eran tan delirantes e ingeniosas como graciosas.

Hacia 1963, la gente ya se había dado cuenta de lo rematadamente malas, repetitivas y aburridas que eran esas películas, así que el director de nudies Herschell Gordon Lewis y su amigo y productor de cine independiente David F. Friedman decidieron ir más allá, ofreciendo algo nuevo y diferente que seguían sin poder mostrar las grandes compañías en sus producciones. ¿Sexo explícito? No. ¿Genitales? Tampoco ¿Sangre y casquería humana? Bingo. Y en cantidades industriales. Con asesinatos y muertes que se produjesen sin sugerencia alguna. Todo explícito y bien detallado. Todo eso lo tenía "Blood Feast", la primera producción que dirigió Lewis después de su paso por el género nudie. Es por eso que la presente película es considerada por muchos como la primera película gore de la historia del cine (de hecho, el término "gore" lo creó el propio Lewis). Por ese motivo pienso que el incluir a "Blood Feast" en este ciclo de cine de terror es algo necesario, aunque la película en sí sea bastante cutre...

Tenemos una historia más simple que un cubo. Y no, no hablo de un cubo de rubik, sino de un cubo de playa (sí, de esos de hacer castillos de arena). Esta es una de esas películas en donde la sangre, las vísceras y, en definitiva, la violencia injustificada se comen al guión. Vamos, como suele pasar en la actualidad con la mayoría de pelis de terror. Al menos Lewis, a diferencia de muchos directores actuales, era humilde y sincero. Él mismo dijo que su único objetivo era mostrar a un psicópata yendo de un lado a otro, machete en mano, matando féminas. Por supuesto dichas matanzas, aunque cutres y poco creíbles, se mostrarían de cara al público con todo lujo de detalles. Así que, para llevar eso a cabo, ¿que necesidad había de un guión sólido y rico en matices? Ninguna.

Aparte de que el argumento sea más simple que un cubo de playa, las actuaciones son horribles y patéticas (sobre todo cuando alguien se pone a llorar), las escenas están mal filmadas (la de la playa es terrible), los escenarios son tan coloridos que parecen sacados de la serie de Batman de los 60, y la banda sonora es tan repetitiva como escuchar a esos hombres que marcaban el ritmo de los remeros en las galeras romanas golpeando con unas mazas un tambor. Lo único que destacan son los efectos especiales para reproducir la sangre y las heridas; efectos que, aunque no hayan envejecido bien, en 1963 fueron muy efectivos. Hasta entonces, tan sólo se habían visto moderadas cantidades de sangre anaranjada en algunos films de la Hammer o en algunas cintas como "Los pájaros".

Hoy en día, "Blood Feast" no es una película visualmente impactante. Llama la atención, sí; pero no impacta. La mayoría de los espectadores están más que de sobra insensibilizados y curados de espanto gracias a la violencia con la que nos bombardean a diario los noticiarios y, también, gracias a películas como las de "Saw" o "Hostel", entre otras muchas más. Pero, claro, en 1963, cuando aún faltaban unos pocos años para que se retransmitiera la guerra de Vietnam por televisión (corregidme si me equivoco), la gente no estaba acostumbrada a ver cosas así ni en el cine ni en ninguna otra parte. Por eso esta película resultó ser visualmente impactante, innovadora y, sobre todo, atrevida. Muy atrevida.

Según el propio director, éste hizo la película dirigida claramente a un público adolescente ávido de emociones fuertes; un público juvenil, asiduo a los autocines al aire libre, del que las majors pasaban completamente (pero no por mucho tiempo). Se dice que Gordon Lewis decidió que se repartieran bolsas de papel antes de la proyección para que la gente pudiera vomitar durante el visionado de la cinta. Gracias al boca a boca y al morbo inherente al ser humano, muchas personas fueron a verla. Y Lewis, al mismo tiempo que la crítica tachaba su trabajo de violento y asqueroso, se frotaba las manos.

Al éxito de "Blood Feast" le siguió, al año siguiente, la película "2000 maníacos", la cual, aparte de contar con algunos actores de la presente película (a destacar la chica playboy de 1963, Connie Mason), tenía una historia mejor planteada, un guión más pulido, y unas escenas que más que horribles y atroces resultaban graciosas.

En fin, estamos, pues, ante una película cutre, hecha sin muchas pretensiones más que la de entretener y mostrar escenas sangrientas. Además, su condición de primera película gore la hace ya de por sí interesante. Tan sólo recordada por dar el pistoletazo de salida al subgénero gore, y únicamente recomendada a arqueólogos del cine de terror.

Imágenes:


















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