ATENCIÓN, AVISO PARA HISPANOHABLANTES: RECOMIENDO ENCARECIDAMENTE VER LAS PELÍCULAS Y SERIES AQUÍ RESEÑADAS EN VERSIÓN ORIGINAL SUBTITULADA EN ESPAÑOL (V.O.S.E.)

martes, 15 de mayo de 2012

Arde, bruja, arde


Valoración personal: 7/10.

Ficha técnica:

Título: Arde, bruja, arde

Título original: Night of the Eagle

Año: 1962

Duración: 90 min.

País: Reino Unido

Director: Sidney Hayers

Guión: Charles Beaumont, Richard Matheson, George Baxt (Novela: Fritz Leiber Jr.)

Música: William Alwyn

Fotografía: Reginald H. Wyer (B&W)

Reparto: Peter Wyngarde, Janet Blair, Margaret Johnston, Anthony Nicholls, Colin Gordon, Kathleen Byron, Reginald Beckwith, Jessica Dunning, Norman Bird, Judith Stott, Bill Mitchell

Productora: Independent Artists

Género: Terror. / Brujería.

¿De qué va?:

Norman Taylor (Peter Wingarde) es un profesor que imparte clases de psicología en una prestigiosa universidad británica. No es nada supersticioso, ni tampoco cree en lo sobrenatural. Su vida de casado va sobre ruedas, hasta que descubre que su mujer, llamada Tansy (Janet Blair), es extremadamente supersticiosa y que ha estado practicando magia negra desde que volvieron de un viaje a Jamaica, hace años. Tansy confiesa ser una bruja y Norman, atónito y enfurecido, la obliga a deshacerse de todos los amuletos y artilugios relacionados con brujería que ésta posee. En un principio, Tansy se niega; pero, finalmente, acaba cediendo. Misteriosamente, sin esos objetos, la mayoría de ellos rudimentarios amuletos de la suerte, la fortuna de Norman comienza a cambiar. A peor, claro.



Comentario:

Esta película es una adaptación de la novela "Conjure Wife", escrita por Fritz Leiber, autor de la famosa saga de los personajes "Fafhrd y el Ratonero Gris". Richard Matheson, otro grande de la literatura, autor de maravillas literarias como "Soy leyenda" o "El increíble hombre menguante", co-escribió el guión junto a Charles Beaumont. Por aquel entonces, ambos guionistas también se dedicaban a escribir los guiones de las Poe-movies de Roger Corman. George Baxt, un guionista que no apareció acreditado, les ayudó en los diálogos. En la dirección estuvo Sidney Hayers, quien, tras esta película, se metió en el mundillo de la televisión, en donde colaboraría en series archiconocidas como "El coche fantástico" o "Los vigilantes de la playa".

A menudo se compara a "Night of the Eagle" con esa maravilla de Jacques Tourneur que es "La noche del demonio". Y no me extraña. No sólo porque ambos films sean de origen inglés, sino también porque los dos tienen como protagonista a un hombre que en un principio no cree en lo sobrenatural, pero que diversas experiencias le harán cuestionar sus propios ideales, y una historia en la que antiguas creencias relacionadas con lo paranormal irrumpen en la rutina de gente de la sociedad moderna.

Si bien "La noche del demonio" supuso el verdadero pistoletazo de salida a una gran cantidad de films sobre satanismo durante los años 60 y 70, "Night of the Eagle" hizo lo propio con las películas sobre brujería. Sin embargo, no penséis que porque la historia trate sobre brujería en ella va a aparecer la típica bruja piruja que todos nos imaginamos al oir tal término. No, esto no es "El mago de Oz". Aquí la bruja de la historia es una mujer normal y corriente. Además, es una buena persona. Parece ser que los norteamericanos no se dieron cuenta de ello, y es que tan sólo hay que ver el engañoso título que le dieron en USA al film: "Burn, Witch, Burn". Sumado al poster estadounidense, cualquier espectador incauto pensaría que está ante una peli de brujas ambientada en siglos pasados, en plena caza de brujas.

La cinta comienza presentándonos a los dos personajes principales de la historia: el matrimonio formado por Norman y Tansy Taylor. Ambos parecen estar bastante unidos, pero se ocultan algunos secretos. Por ejemplo, Norman parece que tontea más de lo debido con una de sus queridas estudiantes, y Tansy esconde por toda la casa cachivaches relacionados con el esoterismo, ya que sabe que su querido esposo no toleraría que hubiera objetos así en su hogar. Norman, aparte de ser un hombre de ciencia que parece imponer su forma de pensar a sus estudiantes y compañeros de trabajo, se muestra serio, autoritario y, además, machista ante los demás. Sobre todo ante su esposa. Tan sólo hay que ver cómo la obliga a deshacerse de sus posesiones esotéricas. Tansy, en la línea de la clásica mujer sumisa, acata a duras penas la orden de su amado, quien la ayudará en su tarea arrojándolo todo al fuego. Poco sabrá Norman que, al quemar todos los artilugios de Tansy, su suerte irá de mal en peor.

El guión de Matheson y Beaumont juega con el espectador, dándole más importancia a la sugerencia que a lo explícito, lo cual es bueno y hace que el film gane en matices. Constantemente nos preguntaremos si la suerte de Norman ha empeorado porque ha quemado los amuletos de la suerte de su cónyuge o si, por el contrario, todo es fruto de la casualidad. Igual tan sólo tiene un mal día. Sólo al final conoceremos la respuesta a esa incógnita. También sabremos si Tansy es una bruja de verdad como ella afirma o si actúa movida por algún tipo de sugestión hipnótica.

Una de las cosas que más me llamaron la atención es la forma en que el tono y la estética del film van cambiando a medida que avanza la historia. Los primeros veinte minutos de metraje nos hacen sentirnos como si estuviéramos viendo un drama familiar en vez de una peli de terror; pero, según nos acercamos al ecuador del largometraje, nos damos cuenta de que la atmósfera va cambiando poco a poco, volviéndose más oscura a medida que la desesperación de Norman aumenta. Al final, incluso veremos escenarios propios del cine de terror gótico.

El planteamiento y desarrollo de la historia es muy bueno, y el suspense que se crea es genial. Al principio de la cinta me estaba aburriendo, y solamente las actuaciones de la pareja protagonista me mantenían pegado a duras penas a la pantalla. Por lo demás, nada destacable. Sin embargo, es tras el soporífero inicio, justo en el momento en el que la buena vida de Norman es relacionada con cosas de brujas, cuando la atención y el interés por parte del espectador comienza a aumentar frenéticamente a cada minuto que pasa. El suspense está servido. A partir de ahí, los hechos se suceden en un genial in crescendo que, desgraciadamente, tendrá un final pensado para contentar al público mayoritario...

El final es lo que menos me gustó del film. Tampoco me gustó que se le diera tanta importancia a la figura del águila para que luego resulte ser lo que es...

En fin, toda una precursora en el subgénero de brujería que, partiendo de una novela, modernizaba la imagen de las brujas en la gran pantalla. Estamos, una vez más, ante una de esas maravillas cinematográficas del cine fantástico de principios de los 60 en las que se dejaba de lado lo explítico en pos de lo sugerido.

Imágenes:




















No hay comentarios: