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martes, 31 de enero de 2012

La torre de los siete jorobados


Estamos ante el primer ejemplo de fantaterror español. ...Pero, ¿es en realidad una película de terror esta joya de Edgar Neville? Y digo joya porque en un contexto en el que España atravesaba serios problemas económicos (acababa de salir de una guerra civil), y en el que los países que eran sus aliados no es que se encontraran precisamente bien por aquel entonces (poco les faltaba a Alemania e Italia para ser derrotadas en la II Guerra Mundial), lo que predominaba en cartelera, en lo que a cine patrio se refiere, eran títulos en los que lo difícil era no ver banderas, un fuerte y viril sentimiento patriótico hacia la España de Franco, y demás elementos folclóricos como las zarzuelas.

En eso que, en 1944, llegó Edgar Neville, hombre culto y cosmopolita quien, con un guión de José Santugini y partiendo de una novela de Emilio Carrere publicada en la década de los 20, hizo posible que se estrenara una película que nada tenía que envidiar a aquellas producciones de terror fantástico estadounidenses de la Universal y de la RKO que tanto triunfaban al otro lado del océano. Que conste que lo digo en serio; los que me conozcan sabrán que el cine español no es que me haga precisamente gracia, pero si uno busca bien se encuentra cada joyita... Como la presente, amigos; como la presente...


Ficha técnica:

Título: La torre de los siete jorobados

Título original: La torre de los siete jorobados

Año: 1944

Duración: 81 min.

País: España

Director: Edgar Neville

Guión: Edgar Neville, José Santugini (Novela: Emilio Carrere)

Música: José Ruíz de Azagra

Fotografía: Enrique Berreyre (B&W)

Reparto: Antonio Casal, Isabel de Pomés, Julia Lajos, Guillermo Marín, Félix de Pomés, Julia Pachelo, Manolita Morán, Antonio Riquelme

Productora: Producciones Luis Judez / German López España / J. Films

Género: Intriga. Fantástico. Terror. / Siglo XIX.


Como todo film patrio de la época, la acción de éste se desarrolla en suelo español. En el centro del país, en el casco antiguo de la ciudad de Madrid. Es ahí en donde, en un salón de juegos, conocemos al protagonista de esta historia, de nombre Basilio Beltrán (Antonio Casal) quien, con la intención de pagarle los vicios a una adinerada mujer que se intenta ligar, y ante la falta de dinero, decide apostar la única moneda que guarda en su bolsillo. Inesperadamente, se aparece ante él un tipo de apariencia singular, un anciano que viste capa, sombrero de copa y monóculo, que le indica donde ha de depositar la moneda para ganar en el juego de la ruleta. Basilio le hace caso, y sale del local con los bolsillos llenos de dinero. Pero todo tiene un precio... Ese tipo, de nombre Robinsón de Mantua (Félix de Pomés), por increíble que parezca, resulta ser un fantasma al que solamente Basilio puede ver. Robinsón le pide a Basilio que a cambio de su ayuda en la ruleta le ayude a salvar a su sobrina, llamada Inés (Isabel de Pomés), quien corre un grave peligro, y en cualquier momento puede ser asesinada por los tipos que le mataron y secuestraron a su ayudante. De esta forma, Basilio se sumerge en una intrigante trama que guiará sus pasos hacia una torre subterránea habitada por unos cuantos jorobados...


Como decía al principio: ¿es "La torre de los siete jorobados" una película de terror? Rotundamente no, he de decir. Pero muchos, que no son pocos, la han ubicado dentro del género como todo un referente del fantaterror español. Una clasificación acertada o no, eso prefiero no discutirlo, pero lo que es innegable es que estamos ante uno de los primeros (por no decir el primero) ejemplos de película de fantasía hecha en España. Que muchos la tengan también como un film de terror es debido a su estética, por momentos oscura.

Neville mezcló en esta producción diversos géneros: la intriga propia de una historia de misterio, el suspense, y ese toque detectivesco en la investigación por parte del joven protagonista para desentrañar el misterio en torno a la torre de los siete jorobados se ven suplantados, sobre todo a partir de la segunda mitad del film, por una ambientación propia de las películas de terror gótico de la Universal, con una estética que tiene su más claro referente en el expresionismo alemán de los años 20. Tan sólo hay que ver la escena de la escalera en espiral; escena impactante, de una torre a la inversa, que ya ha pasado a la historia del cine español.


Así mismo, Neville dotó a la cinta de un claro componente en tono de comedia que, aunque muchos piensen que sobra, a mí me pareció acertado. Hay una escena, totalmente delirante, que me hizo soltar una buena carcajada, aquella en la que Basilio se encuentra descansando en su cama y, de repente, se le aparece el fantasma de Robinsón de Mantua, acompañado nada más y nada menos que del mismísimo espíritu de Napoleón. Esta escena, al igual que aquella otra en la que Basilio, cual "Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte", cena con la mujer que le gusta y su adinerada, glotona e hipócrita madre, fue añadida en clave de humor por si acaso la censura española prohibía la película, suavizando, junto al carácter campechano del protagonista, el argumento principal.

Por entonces, a comienzos de la dictadura franquista, la censura en lo que a cine se refería era bastante dura, y se prohibía cualquier cosa suspicaz de atentar contra el franquismo o la iglesia y sus ideales católicos. De hecho, Neville tuvo que eliminar bastantes cosas de la novela original de Carrere, como elementos satánicos, y reducir la presencia de fantasmas y espíritus.

Neville también ideó otra escena, por si acaso la censura intervenía con alguna argumentación en su contra, en la que toda la historia resultaba ser un sueño de Basilio. Y menos mal que los que se ocupaban por entonces de la censura cinematográfica le dijeron que no hacía falta llegar a ese punto, menos mal... Los espectadores españoles ya hemos tenido más que suficiente con el final de "Los Serrano" (serie española que no recomiendo a nadie). Además, el hecho de que en ningún momento sepamos si lo que está ocurriendo es real o si, por el contrario, es fruto de la imaginación de un ebrio Basilio (en más de un momento le dicen, sutilmente, que es un borracho, cosa que él no niega), hace que el film gane en interés. Por supuesto, no diré si todo lo que sucede es real o no, eso ya lo sabréis al final de la película (o no).


Otro punto fuerte de "La torre de los siete jorobados", además de su sugerente y, por momentos, sombría y lúgubre atmósfera, son las actuaciones, a pesar de que éstas estén claramente influidas por una larga estancia de los actores en el teatro. Antonio Casal hace de un Basilio que, cual Alfredo Landa o Andrés Pajares, es el típico chico bueno que, de lo bueno que es, es tonto, además de tener unas costumbres y un carácter 100% ibérico.

Tampoco me puedo olvidar del villano de la historia, quizás mi personaje favorito, el doctor Sabatino, interpretado por un glorioso Guillermo Marín que, por su actuación, recuerda al papel del húngaro Bela Lugosi en ese gran clásico de los hermanos Halperin titulado "White Zombie". Razones para pensar esto no son pocas; el doctor Sabatino tiene a su servicio a un grupo de jorobados, algunos de ellos con claras deficiencias físicas no sólo en su espalda, que viven el día a día trabajando como esclavos en los tétricos subterráneos que otrora pertenecieron a los judíos que se negaban a ser expulsados de aquellas tierras. Estos jorobados, cuando salen a la superficie, si es que salen, se dedican a obtener dinero para su líder por medio de métodos de dudosa moral. Así mismo, la actuación de Guillermo Marín, aparte de por su rol, es muy similar a la de Lugosi por esos primerísimos planos, su forma de gesticular, o la forma en la que éste controla a Inés, la cual, bajo su influencia, se comporta como si fuera una especie de marioneta o zombie a su servicio.


Los personajes están bastante bien definidos, y su desarrollo resulta, dentro de lo que cabe, lógico y creíble. Sobre todo en el personaje de Basilio, que cambia repentinamente en el momento en el que conoce a Inés, enamorándose a primera vista de ella, pasando a ser de un tipo cobarde a un hombre de lo más valiente ante el peligro; peligro que se avecina sobre la sobrina del fantasma que le visita. Como curiosidad, en la película, Robinsón de Mantua e Inés son tío y sobrina; pero, casualmente, en la realidad estos eran padre e hija.


La verdad es que, aunque se tomen conceptos y una atmósfera similar a la que ya habían utilizado otros films de otros países, "La torre de los siete jorobados" resulta ser tremendamente original. En pocas producciones podemos contemplar como era ese Madrid de los Austrias de principios del siglo XX a la par que asistimos a una historia que mezcla elementos expresionistas con fantasía, amor, comedia e intriga.

Desgraciadamente, el éxito del film de Neville, a pesar de ser considerado hoy en día un clásico del fantaterror español, fue un tanto discreto, y, hasta los años 60, no se produjeron en España numerosas películas de fantasía... Una lástima.

Hace poco, a finales del año pasado, se lanzó a la venta el DVD de esta película, en una ejemplar edición de dos discos acompañada de sugerentes extras. Normalmente, cuando hablaba de películas que no veríamos nunca en dicho formato, siempre lo hacía pensando en ésta. Pero lo que son las cosas, parece que alguna compañía hizo caso de mis pensamientos... En fin, ya que ahora la podéis comprar (que conste que no me pagan por promorcionarla), os la recomiendo. Dadle una oportunidad y echarle un ojo; fantasía española con tintes de terror clásico para todo aquel al que le guste este tipo de cine.

Valoración personal: 8/10.

2 comentarios:

Raúl Calvo dijo...

De terror, no, pero desde luego la metería en el amplio paraguas del cine fantástico. Me gustó mucho, también la novela de Carrere que publicó la editorial Valdemar. Novela bastante curiosa, es un ejemplo de pulp español que yo desconocía, más acostumbrado a leer pulp americano.

El Tipo de la Brocha dijo...

¡Coño! Esa escalera en espiral la he visto yo en más de un sueño. ¿Saldría de aquí?