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jueves, 9 de febrero de 2012

Los crímenes del museo de cera




Vincent Price es de esos actores que no tienen nada que envidiar a otros grandes del género como Boris Karloff, Peter Cushing o Christopher Lee. Price, al igual que ellos, es uno de los grandes del cine de terror; actor mítico que, desde que nos abandonó en 1993, dejó un vacío impresionante en lo que a cine de terror se refiere. Aunque muchos piensen que "Los crímenes del museo de cera" fue su primera película, esto no es del todo cierto, pues el bueno de Vincent ya se había labrado su correspondiente fama en anteriores largometrajes como "Laura", de Otto Preminger, o "La torre de Londres", este último un film de finales de los años 30 en el que actuó en compañía de Karloff. Pero sí que podemos considerar a "Los crímenes del museo de cera" como la película que le convirtió en una leyenda del cine de terror, pues a partir del éxito obtenido tras su estreno, Vincent se convirtió en una figura clave dentro del género, asumiendo en más de una ocasión el rol de villano que tan bien le sentaba.

En cuanto al contexto cinematográfico del film, cabe destacar que a principios de los años 50 se estaba poniendo de moda la ciencia ficción, y el cine de terror gótico que tan buenos resultados dio veinte años atrás, en la década de los 30, estaba, para las nuevas generaciones, pasado de moda. El terror gótico ya no daba miedo. Entonces, ¿cómo es posible que esta película tuviese éxito en una época en la que el cine de terror se fusionaba con la ciencia ficción? La principal causa de este éxito, por encima, incluso, del papel de Vincent Price, se debe al uso del 3D. La Warner Bros realizó una campaña publicitaria descomunal en torno al film, dándole más importancia al uso de las tres dimensiones y a las gafas en 3D que a cualquier otra cosa. Prueba de ello el trailer que encabeza el artículo...

Así mismo, "Los crímenes del museo de cera" era el remake de un film de principios de los años 30, el cual se titulaba exactamente igual, tanto en el original ("House of wax"), como en su traducción española. Por ende, y en contra de lo que muchos pudieran pensar, ya en los años 50 se hacían remakes de películas antiguas, a color y... ¡en 3D! De todas formas, este remake era algo necesario (no como ahora, que se hacen remakes de cualquier película de terror existente) ya que, por entonces, se habían perdido todas las copias de la primera "Los crímenes del museo de cera", y ésta no fue descubierta hasta que pasaron unos cuantos años del estreno de su actualización por parte de la Warner. Lo que era innecesario era el remake que se hizo en la primera década del siglo XXI, un estúpido slasher juvenil que no se merece ni que le mencione...


Ficha técnica:

Título: Los crímenes del museo de cera

Título original: House of Wax

Año: 1953

Duración: 88 min.

País: Estados Unidos

Director: André De Toth

Guión: Crane Wilbur

Música: David Buttolph

Fotografía: Bert Glennon

Reparto: Vincent Price, Phyllis Kirk, Frank Lovejoy, Carolyn Jones, Paul Cavanagh, Paul Cicerni, Roy Roberts, Charles Bronson

Productora: Warner Bros. Pictures

Género: Terror. Intriga. / Remake. 3-D. Asesinos en serie.


La historia comienza en un museo de cera, en donde un escultor, el profesor Henry Jarrod (Vincent Price), se dedica a esculpir figuras de cera de personajes históricos. Su socio, Matthew Burke (Roy Roberts), le pide que transforme el lugar en una especie de museo de cera de los horrores, a lo que Jarrod se niega en rotundo, ya que dice que esculpir cosas grotescas no es su estilo. Burke, furioso, decide quemar el local, ya que piensa que no le reporta beneficios y que quemándolo podrá cobrar una sustanciosa indemnización. Tras una brutal pelea entre ambos socios, Burke consigue escapar, pero el local explota en un infierno llameante con Jarrod en su interior.

Tras el incendio, no se vuelve a saber nada de Jarrod... Hasta que un día, tras unos misteriosos asesinatos, el museo reabre sus puertas, con la novedad de que ahora cuenta con una sección en plan museo de los horrores. Milagrosamente, quien lleva el negocio es Jarrod, quien se halla en silla de ruedas, acompañado de dos tipos como ayudantes suyos un tanto sospechosos... Una de las visitantes, Sue Allen (Phyllis Kirk), amiga íntima de una muchacha asesinada por un tipo misterioso de rostro abrasado, ve en una de las figuras de cera el rostro de su fallecida amiga. Pero lo que más le llama la atención es que dicha figura conserva, incluso, el agujero del pendiente que tenía en la oreja su compañera...


Sin duda, estamos ante una historia de venganza. Siempre he odiado esas películas en donde se nos transmite la moraleja, a modo de enseñanza, de que vengarse de alguien que nos ha arruinado la vida está mal... Para aprender cosas ya están los padres, el colegio en primaria y la vida misma; no el cine. Con una película quiero disfrutar, evadirme, no aprender lecciones morales. El caso es que en "Los crímenes del museo de cera" no se nos dice que vengarse sea algo malo; al contrario.

Jarrod, tras ver como sus preciadas figuras de cera arden, y su mundo de fantasía y razón de ser se desmoronan a su alrededor, resurge de las cenizas como una criatura vengativa. Su anterior personalidad es pasto de las llamas, y su forma de ser, feliz y soñadora, da paso a una personalidad mucho más oscura y realista; oscura como el mundo que le rodea. Y este cambio no sólo se refleja en su personalidad, sino también en su apariencia e indumentaria. Por supuesto, alguien ha de pagar por ello; en este caso, el causante de todos sus males, el traidor de su compañero de trabajo. Por ende, aquí la venganza se nos presenta como algo bueno, necesario. Sin duda, me encantan las películas así, en las que un buen tipo es pisoteado a base de bien por algún cabrón y luego decide vengarse de éste devolviéndosela doblada, sin estúpidas lecciones morales de por medio.


El problema es que Jarrod no sólo se convierte en una persona más realista, que le ofrece al público lo que éstos quieren ver, sino que también se convierte en un asesino que no siente remordimiento alguno por sus actos. Es, quizás, tras matar a su deleznable excompañero, cuando este personaje comienza a sentir cierto morbo hacia lo grotesco y pasión por los crímenes, por la sensación de matar a alguien. Es a partir de estos crímenes cuando el personaje al que encarna Vincent Price pasa a ser el villano de la función, recayendo el papel protagonista en Sue Allen, la compañera de su primera víctima femenina. Durante el film se intenta hacer creer al espectador que quizás el asesino es un tipo que, posiblemente, esté a las órdenes de Jarrod, pero esto no lo hicieron muy bien ya que, desde que aparece este asesino de rostro quemado y sombrero (cual Freddy Krueger), sabemos que estamos ante el mismo personaje que aparece por primera vez en pantalla.

Estuviese cubierto su rostro o no, Vincent Price realiza una actuación más que notable; actuación que le abrió de par en par las puertas del estrellato y gracias a la cual se ganó, definitivamente, el beneplácito tanto del público como de la crítica cinematográfica. Muchos dicen que si no fuera por su presencia, esta película habría sido olvidada con el paso del tiempo. Pues bien, yo no opino lo mismo, ya que el film contiene muchos elementos como, por ejemplo, su historia de venganza, que lo hacen especial. Ahora que, claro, no lo voy a negar... La presencia de Price ayuda, mucho. Y es que, como suelo pensar, si en una película de terror metes a un actor mítico de la talla de Price, Karloff o Lee, ya la película tiene un "algo" que la hace especial. Al menos, si a uno le gustan tanto estos actores como a mí.


En cuanto a los demás personajes, cabe destacar a Phyllis Kirk como Sue Allen, muchacha que es la típica mujer en peligro en estas películas que, a pesar de ello, asume el papel de heroína (con novio sobreprotector incluido). Ya que hablo de ella, me gustaría hacer especial hincapié en la presencia del componente femenino. En "Los crímenes del museo de cera", como en la mayoría de películas de la década de los 50, tenemos a las típicas mujeres sumisas en compañía de hombres soltando bromas machistas (esto es, actualmente, un ejemplo de cómo no se ha de tratar a una mujer, pero por entonces era algo de lo más normal). Sue, a pesar de su papel protagonista, se nos presenta como un personaje débil, huidizo, que se adentra en la boca del lobo para luego limitarse a chillar (menudos gritos que pega) y a correr de un lado a otro. Además, se siente molesta ante las actuaciones de cabaret, en donde unas simpáticas mujeres muestran sus, como dice ella, encantos a los hombres (el motivo por el que se encuentra en un lugar así es porque su amante la lleva a ese restaurante a cenar, cosa que ella, como mujer de la época, ha de aguantar). En fin, la verdad es que viendo películas así, no me extraña que las mujeres se manifestaran por sus derechos unos años después, sobre todo en las manifestaciones de los años 60 (de hecho, ya tardaron lo suyo en levantarse en protesta).


Divagaciones aparte, también nos encontramos con un joven Charles Bronson en un papel secundario. Por entonces, este gran actor era, de cara al público, un perfecto desconocido, así que le asignaron el papel de Igor, el ayudante sordomudo y con pinta de bruto de Jarrod. Curiosamente, esto me hace recordar al ayudante de Henry Frankenstein, que se llamaba igual que el personaje que aquí encarna el señor Bronson. De hecho, Jarrod se llama Henry, como el doctor Frankenstein y, puestos a realizar similitudes, Igor protagoniza aquí una escena que luego Mel Brooks utilizaría en "El jovencito Frankenstein"; escena protagonizada por el Igor de aquel film. Sí, para los que ya os hayáis visto esta película, sabréis que me refiero a la escena de las cabezas. La verdad es que no deja de resultar curioso el pensar que estamos ante el mismísimo Charles Bronson que luego protagonizaría grandes películas como la saga "Death Wish", "Doce del patíbulo" o "La gran evasión", entre otras muchas joyas más.


Si me paro a pensarlo, "Los crímenes del museo de cera" es como una curiosa mezcla entre "El fantasma de la ópera" y "El Doctor Frankenstein"; una mezcla que, como es el caso, tan sólo puede desembocar en algo maravilloso y digno de un aplauso.

Sin embargo (siempre hay un pero), hay algo que no llega a funcionar del todo en la película. El argumento es muy, pero que muy predecible y, a pesar de que se ofrezcan buenas dosis de acción y de suspense desde un principio, así como un ágil ritmo narrativo, se nota en la ambientación el principal fallo por parte de la Warner; fallo que ya se preveía incluso con tan sólo ver los trailers: la importancia que le dieron al uso del 3D. Muchas escenas, a destacar aquella en la que vemos a un tipo la mar de simpático que anda golpeando con unas palas unas pelotas unidas a las palas con una cuerda de goma, se incluyeron para deleitar al público, para que estos tuviesen la sensación de que las bolas que golpeaba aquel señor se salían de la pantalla hacia ellos. Aún así, sí que vemos alguna que otra escena que valga realmente la pena, como la del incendio; impactante escena, llena de épica, en la que, por momentos, somos partícipes de como algo bello se transforma en algo tétrico y perturbador. Tampoco me puedo olvidar de la escena del desenmascaramiento, simplemente, brillante e impactante (sobre todo para la época). Así mismo, escenas como la de la danza del baile, o el mostrarnos durante un buen rato el cadáver ahorcado de un hombre, demostraban que el código Hays, que regulaba los contenidos de qué debía o no debía mostrar una película estadounidense, se comenzaba a desmoronar.

Puede que no haya hablado mucho del 3D, y es que he querido centrarme más en hablar de la película en sí que de la historia y de los orígenes del 3D en el cine. De todas formas, este boom del 3D fue breve, muy lejos del éxito actual (escribo esto a fecha de Febrero del 2012) que está teniendo esta técnica que, personalmente, no me agrada en absoluto.

Entre las dificultades técnicas de las proyecciones, la fatiga visual que generaban y el hecho de que no todas las butacas de la sala podían apreciar el efecto tridimensional, el 3D de los años 50 tan pronto vino como se fue. Para más información os dejo, a continuación, con este curioso video que me he encontrado en youtube sobre el tema y unas cuantas imágenes promocionales del film, a cada cual más delirante...

"¡Pasen y vean!"







"El público, alucinando al máximo con el 3D"

"Los crímenes del museo de cera", una película clave dentro de la historia del cine en 3D, del cine de terror y, sobre todo, una película clave en la carrera del legendario Vincent Price.

Valoración personal: 8/10.

4 comentarios:

Sidhe dijo...

Hace unos meses la volví a ver y el terror ha dado paso al humor y creo que no acaba de envejecer bien del todo. De todos modos ese no le resta valor y una vez vista por primera vez, las figuras de cera, nunca vuelven a ser lo mismo ;)

Un saludete!

Raúl Calvo dijo...

De nuevo, le dediqué una entrada a las cuatro películas que se han hecho sobre los crímenes del museo de cera, especialmente curioso es el hecho de que la primera versión resulte más moderna y progresista que la segunda versión. También le dediqué su post a Vincent Price.

De lo que mencionas me ha llamado la atención que dices que este remake sí era necesario y el que dirigió Jaume Collet-Serra no... Bueno, en realidad ninguna película es necesaria si te paras a pensarlo. Yo no tengo nada en contra de que se hagan remakes, reboots y demás: es algo que se hace desde los inicios del cine (empezando por los remakes sonoros de pelis mudas). Los hay malos y los hay buenos, pero no creo que los haya necesarios o innecesarios. Y como decía Robert Englund cuando le preguntaron sobre el remake de Pesadilla en Elm Street: sea buena o mala, el dinero que haga servirá para hacer más películas.

Dr. Gonzo dijo...

Es una película con mucho encanto y entretenidísima. La única pega que le veo es la que comentas; el 3D y esas secuencias que sin este efecto resulta absurdas.
Lamentablemente hoy en día también ocurre esto, por eso el 3D es algo que suprimiría sin pensarlo dos veces.

Ah! y un gran acierto el incluir la película original de los años 30 en el dvd.

Mustangcillo dijo...

@Sidhe: hubiera molado verla en su día, ¿verdad? Un saludo a tí también, sea Ud. bienvenida.

@Raül Calvo: ¿sí? Pues en un rato me meto en tu blog y me leeré gustosamente esas entradas jeje.

Curioso tu punto de vista y opinión sobre los remakes. La verdad es que hay remakes y remakes, tampoco pretendo decir que todos sean malos. De hecho, para mi sorpresa, algunos me gustaron bastante, como los de "La noche de los muertos vivientes", "King Kong" de Peter Jackson, o "El amanecer de los muertos", entre otros.

Y bueno, sobra decir que ese remake que he mencionado es innecesario para mí. Puede que a otros les encante o, simplemente, les parezca pasable. Yo no soy uno de ellos, eso está claro jeje.

@Dr. Gonzo: lo malo del DVD es que no contiene la versión en 3D... Una lástima. Me pregunto si algún día sacarán una edición de coleccionista con gafas incluidas jeje.