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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Häxan: La brujería a través de los tiempos




Valoración personal: 9/10.

Título original: Häxan Año: 1922 País: Dinamarca Director: Benjamin Christensen Guión: Benjamin Christensen Reparto: Elisabeth Christensen, Astrid Holm, Karen Winther, Maren Pedersen, Ella La Cour, Emmy Schönfeld, Kate Fabian, Oscar Stribolt, Benjamin Christensen



Comentario:

Benjamin Christensen fue un director de cine y guionista danés, además de actor tanto en el cine como en el teatro. Christensen encontró en una librería de Berlín una copia del Malleus Maleficarum (probablemente el tratado sobre caza de brujas más importante publicado durante el Renacimiento), y entre 1918 y 1921 estuvo documentándose para filmar "Häxan", la película muda más costosa del cine escandinavo y uno de los primeros acercamientos al género documental. Divivida en siete capítulos, esta producción danesa de 1922 hace un repaso de la historia de la brujería a lo largo de las eras, poniendo especial énfasis en la Edad Media, cuando las creencias religiosas de la gente eran tan fuertes que el temor al diablo se convirtió en algo real.

El primer capítulo, aun como introducción, se me hizo algo aburrido. Consiste en una presentación sobre cómo en algunas civilizaciones antiguas se atribuía a los espíritus malignos la explicación de lo desconocido. Todo se nos es explicado mediante láminas y grabados. También vemos un diorama que nos enseña cómo eran torturados los pecadores en el Infierno.

A partir del segundo capítulo, la película mezcla documental con ficción dramática y comienza a ponerse realmente interesante. Las brujas nos son presentadas como personas viles y sin escrúpulos, preparando pócimas en el interior de un sótano lleno de podredumbre. Tras esto, vemos cómo dos hombres diseccionan un cadáver para estudiarlo, y también una secuencia onírica en la cual se nos muestran los sueños de fortuna de una bruja borracha. Lo que más me llamó la atención de este capítulo es la aparición de un pequeño diablillo animado por stop-motion que atraviesa una puerta.

El tercer capítulo, el cuarto y el quinto son lo mejor del film. En ellos asistimos a un juicio por brujería de principio a fin. Una anciana inocente es acusada de haber maldecido a un padre de familia, por lo que un grupo de inquisidores la apresa para luego forzarla a que confiese que es una bruja. En un principio la pobre señora no está dispuesta a confesar que es una bruja, ya que en realidad no lo es; pero después de ser torturada y vejada no sólo admite ser una bruja, sino que además culpa a toda la familia que la acusó, incriminándolos también a ellos.

Christensen nos deja claro que en aquellos tiempos tan oscuros bastaba solamente con tener un aspecto viejo y decrépito para ser condenado a la hoguera por la Santa Inquisición. Además, nos explica por qué se extendió la barbarie inquisitorial con tanta facilidad por todos los países cristianos europeos. Los inquisidores son retratados como personas que pueden caer tan fácilmente en el pecado como los herejes a los que persiguen. No son pocas las veces en que se recalca lo crueles y absurdos que podían llegar a ser los métodos que empleaban a la hora de juzgar a alguien. Podríamos considerar a la presente película como un alegato en contra de las brutales acciones perpetradas por la Iglesia Católica y la Inquisición durante la época medieval.

La escena en la que contemplamos el falso testimonio de la anciana, o sea, lo que ella se está imaginando, es realmente perturbadora a la par que fascinante. A través de una atmósfera surrealista, los rituales satánicos son plasmados en pantalla sin ningún tipo de tapujos. De este modo, se representa un sabbath de brujas donde la gente baila lascivamente con demonios, Satanás está de invitado y las mujeres le besan el trasero como saludo, e incluso vemos a un tipo sujetando a un bebé a pocos centímetros de un recipiente con agua hirviendo. Sin duda, una escena totalmente espeluznante.

A medida que avanza el metraje, la intensidad y sordidez de lo que estamos viendo en pantalla va aumentando progresivamente, atrapando cada vez más al espectador. Dicha intensidad alcanza su cénit en el sexto capítulo, donde se nos muestran las máquinas e instrumentos de tortura que se usaban contra los herejes y su funcionamiento. Justo después asistimos a una serie de escenas que tienen lugar en conventos medievales. En estas escenas aparece de nuevo el demonio, quien esta vez estuvo interpretado por Christensen de forma más que notable. Gracias en parte a la magnífica labor de maquillaje, su actuación como el diablo no cae en lo hilarante y resulta inquietante.

En el último capítulo se relaciona la brujería del pasado con trastornos psicológicos como la piromanía, el sonambulismo y la histeria. Este capítulo ambientado en la sociedad de principios del siglo XX me aburrió un poco, lo cual es normal si se tiene en cuenta la intensidad y truculencia de los capítulos anteriores. En cualquier caso he de decir que me gustó bastante el mensaje que nos transmite Christensen al final: mientras que antiguamente se cometían barbaries en nombre de la Iglesia, en el presente se siguen cometiendo actos de dudosa moral en nombre de otros males. Llámese a estos males con el nombre de un grupo terrorista, o bien con el nombre de una religión o de una ideología política.

Vista hoy día "Häxan" sigue siendo bastante perturbadora. Personalmente, la considero una de las películas más perturbadoras del cine clásico, junto con "Freaks, la parada de los monstruos" (1932, Tod Browning) y "El fotógrafo del pánico" (1960, Michael Powell). Mientras la estaba viendo, cada pocos minutos pensaba: "no me puedo creer que esto se haya rodado en los años 20". A pesar de recibir críticas favorables en Suecia y en Dinamarca, la película fue censurada en varios países y en otros, como Estados Unidos, fue prohibida directamente.

Perturbadora, repleta de morbo e informativa, "Häxan" es una pieza única del cine que, aunque parezca increíble, no ha envejecido lo más mínimo. Se la recomiendo a todos aquellos que busquen algo distinto y a los que les interese el cine como arte y no solamente como simple entretenimiento.

A todo esto, recomiendo encarecidamente que veáis la versión que dura 104 minutos apróximadamente y no la que dura 77 minutos. Esta última versión fue estrenada en Estados Unidos en 1968 bajo el título "Witchcraft Through the Ages" y cuenta con una banda sonora jazzística de Daniel Humair y con la narración de William S. Burroughs. Sinceramente, esta versión reducida me pareció un delirio que altera por completo la obra original. Sólo se la recomiendo a los que hayan visto la versión de 104 minutos.

Imágenes:




















2 comentarios:

Dr. Gonzo dijo...

buaf! qué grata sorpresa me llevé con ésta película. La compre en El Corte inglés hace años, sin saber de qué iba prácticamente, y menuda gozada.
Es una película aterradora, onírica y muy adelantada a su época.

Einer dijo...

¿9 sobre 10? Ponle un 10/10 antes de que me enfade. ;D

Es cierto que tiene algunos momentos un poco más lentos que hacen que el conjunto baje un poco, pero a cambio tiene absolutas idas de olla como lo del bebé o lo del demonio en stop-motion, que es algo totalmente psicodélico. La primera parte a mí sí me gustó bastante, me pareció original la forma de contarlo y con cosas interesantes como el diorama. La parte que se me hizo más pesada es la de las monjas.

Estoy con Gonzo, es una peli muy avanzada a su época.