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sábado, 24 de marzo de 2012

La mala semilla




Valoración personal: 8/10.

Seguramente muchos de vosotros, amigos lectores, ya os habréis visto alguna que otra película en la que el malo era un niño pequeño, de no más de diez años de edad... Ejemplos de films de este tipo son "El pueblo de los malditos", "El otro", o aquellos films en los que los niños estaban relacionados con algo demoniaco, como bien se pudo ver en "La profecía" o en "El exorcista". Incluso hoy en día se siguen haciendo películas de este tipo, como "La huérfana". Pero antes de que este subgénero de niños malvados y asesinos proliferara, ya se había hecho un clásico indiscutible que dio el pistoletazo de salida o, mejor dicho, plantó la semilla de este subgénero del cine de terror. Sí, me refiero a "La mala semilla".

Basada en una novela de William March, publicada en 1954, poco antes de que ésta tuviera su versión teatral en Broadway, a cargo de Maxwell Anderson, "La mala semilla" fue estrenada tan sólo dos años después de que el libro en el que se basaba fuese puesto a la venta. El film que nos ocupa, dirigido por Mervyn LeRoy (director famoso por haber dirigido Quo Vadis, en 1951), suelo relacionarlo con "Las diabólicas". Esta relación no sólo la establezco por el mensaje final que aparece tras los créditos de cierre, en el que, al igual que en "Las diabólicas", se nos avisa que no le contemos lo que hemos visto a otra gente que aún no lo ha visto, para no arruinarles la sorpresa; sino también al hecho de que, al igual que en el film de Clouzot, el monstruo que aquí se nos presenta no es un alienígena venido del espacio exterior, ni una criatura de la noche. El monstruo es un ser humano; una niña pequeña, de aspecto angelical, a quien nadie consideraría sospechosa de asesinato. Y es que, ¿cómo va a matar un menor a sangre fría a alguien? Sin embargo, Rhoda Penmark, que así se llama la niña en cuestión, si que es capaz de cometer tal crimen... Porque si hay una cosa clara acerca de este personaje, es su total falta de sentimientos y gran frialdad a la hora de silenciar a sus semejantes, independientemente de la edad que estos tengan.

Pero, ¿por qué ese comportamiento? ¿Cómo es posible que sea una psicópata de no más de diez años de edad si se ha criado en un entorno idílico? El psicópata, ¿nace o se hace?


Ficha técnica:

Título: La mala semilla

Título original: The Bad Seed

Año: 1956

Duración: 129 min.

País: Estados Unidos

Director: Mervyn LeRoy

Guión: John Lee Mahin (Obra: Maxwell Anderson) (Novela: William March)

Música: Alex North

Fotografía: Harold Rosson (B&W)

Reparto: Nancy Kelly, Patty McCormack, Henry Jones, Eileen Heckart, Evelyn Varden, William Hopper, Paul Fix, Jesse White, Gage Clarke, Joan Croydon, Frank Cady

Productora: Warner Bros. Pictures

Género: Thriller. Terror. Intriga. Drama.


Rhoda es una niña pequeña, de ocho años de edad, con un comportamiento un tanto extraño para alguien de su edad. Su educación y sus modales son ejemplares, y es que si algo está claro, es que se ha criado en un buen ambiente familiar, siendo educada por unos padres que se han preocupado en todo momento por ella. Su padre es un coronel del ejército estadounidense que pasa largos períodos de tiempo apartado de su familia, y su madre, Christine Penmark (Nancy Kelly), cuida de ella cuando su esposo no está en casa. A pesar de la ausencia de su padre, se podría decir que la familia de Rhoda es una familia feliz, la típica familia feliz americana de los años 50.

Sin embargo, toda esta paz se ve alterada cuando uno de los compañeros de clase de Rhoda muere ahogado. Dicha muerte podría ser tan sólo un desgraciado accidente, si no fuera porque una medalla que portaba la joven víctima aparece, misteriosamente, en la habitación de Rhoda, quien se comporta como si todo siguiera igual, sin mostrar tristeza alguna hacia la muerte de su compañero. Además, el niño ahogado tenía unas misteriosas marcas en el cuerpo, como si alguien le hubiera golpeado hasta matarle. Es en ese momento cuando la madre comienza a sospechar de la hija, pensando que quizás fue ella la que mató al pobre chico, únicamente con el objetivo en mente de tener esa medalla; medalla que, según Rhoda, tenía que haber ganado ella. Y no sólo eso, pues Christine comienza a plantearse la posibilidad de que la niña es responsable de la muerte de algunas personas con las que tuvieron relación en el pasado...


Como decía al final de la introducción, el asesino, ¿nace o se hace? Esa es la principal cuestión que se nos plantea a lo largo del film, en especial cuando la madre comienza a sospechar que su hija es una asesina que mata sin remordimiento alguno.

Al principio de la historia, tras contemplar unos créditos propios de un film de terror, tenemos una serie de escenas iniciales en las que se nos muestra el día a día de la típica familia norteamericana de los años 50, quienes viven alegremente y en armonía el american way of life tan popular de aquella. Sin embargo, algo le escama al espectador; ese algo es el comportamiento de la "peque" del hogar, quien tiene, como ya he dicho, un comportamiento un tanto extraño para alguien de su edad. Rhoda se expresa de una forma impresionante para ser una niña de 8 años, teniendo una gran soltura a la hora de hablar y de argumentar. Además, sus relaciones con sus compañeros del colegio son un tanto extrañas, prefiriendo estar sola a juntarse con ellos. De ahí que, en un momento dado de la cinta, veamos como su madre le pide a su profesora si puede hacer que Rhoda se comporte más como una niña como las de su clase que como una pre-adolescente sabionda... Si a todo lo anterior se le suman unos modales ejemplares y el hecho de que se comporte como una señorita refinada, que saluda a los demás con reverencias y que prefiere vestir vestidos en vez de vaqueros y calzar zapatos de tacón en vez de zapatillas, a uno no le cuesta ver que está ante una cría un tanto peculiar y, dicho sea de paso, cínica...


Cuando Christine y sus invitados escuchan por radio lo del asesinato en el picnic en el que se encuentra Rhoda con su clase, el espectador, sin mucha complicación, suma dos y dos y se da cuenta de que el niño ha tenido que morir asesinado por Rhoda. Y, como podrá comprobar de primera mano, no será más allá de la primera media hora de largometraje cuando Christine encuentre en la habitación de su hija la medalla que tanto ansiaba la pequeña; medalla que pertenecía a la víctima... Es a partir de ese mismo momento cuando todo el suspense se elimina junto con la posibilidad de que Rhoda no sea la asesina.

La verdad es que, personalmente, pienso que la película hubiera sido mucho más interesante si ese dato se nos hubiera desvelado hacia el final; pero, como decía más atrás, el objetivo del film es que reflexionemos sobre si un asesino nace siéndolo o se convierte en asesino según avanzan los años. Esta cuestión, la forma en que es tratada, ha hecho que la película no haya envejecido muy bien... Hay una escena, en la que Christine se reune con un especialista, en la que le pregunta si un padre (o madre) que ha sido un psicópata puede tener una hija que salga igual que su progenitor (de tal palo, tal astilla), como si fuera una mala semilla. El "especialista" responde a esa pregunta con un rotundo sí, respuesta con la que el padre de Christine no está de acuerdo en absoluto... Al final, veremos que quien tenía razón era el supuesto especialista, y digo supuesto porque afirma algo que, en la realidad, es imposible. O bueno, no tan imposible... A partir de los años 50, se han ido realizando estudios que han demostrado que una personalidad psicopática no sólo surge por culpa de un mal ambiente (que es lo que cree el padre de Christine), sino también por cuestión de genes. Lo que me pareció tronchante, irrisorio, es el hecho de que, en esa misma escena en la que se dialoga sobre la herencia psicopática, se diga que muchos psicópatas nacen siéndolo debido a algunas malformaciones en el cráneo... En fin, eran los años 50, por entonces el público era mucho más inocente, no tenía acceso a tanta información como hoy en día, así que, dijeran lo que les dijeran, se lo creían. Por ende, esto solamente podría considerarse un fallo de guión desde la perspectiva actual.


Otra cosa que pienso que podría haber sido un acierto en el film es que Rhoda fuese la protagonista de la función, como aquel Macaulay Culkin que protagonizaba "El buen hijo", film de Joseph Ruben, de 1993. Sin embargo, el protagonismo de la función recae en su madre, Christine, a la que vemos como una madre sufridora que, a pesar de sospechar de su hija, no se atreve a investigar más allá de lo debido por miedo a obtener la respuesta que tanto teme: que, en efecto, su hija haya matado no una, sino más veces en el pasado.


A ese miedo se le suma la incertidumbre relacionada con su origen, pues desde hace un tiempo tiene extraños sueños que la hacen pensar que fue adoptada cuando era tan sólo un bebé... La verdad es que, si me paro a pensarlo, la película cuenta con un argumento un tanto inisual, innovador y controvertido para la época. Tenemos a la típica familia americana, un ejemplo a seguir según el propio país, que, desgraciadamente, se va fracturando no por causas externas, como dictaba la norma general, sino internas. Así mismo, esta película hizo que muchos espectadores que fueron a verla dudaran sobre la adopción tras su visionado, por los genes que pudiera tener el niño al que adoptaban (este concepto se repetiría, de una forma más fantástica, en la mencionada "La profecía"). Aquí, en España, esta película fue prohibida, viéndose postergado su estreno hasta varias décadas después... ¿El motivo? El padre de Rhoda era un alto cargo militar, y se pensó que el exhibir un film en el que la mala de la historia era la hija de un militar podría ser un mal ejemplo, puesto que, según los órganos censores, dejaba en mal lugar a las clases dirigentes (los militares) de cara al resto de la sociedad.

Pero lo más importante de esta película, lo que la convierte en uno de los primeros ejemplos del subgénero de niños malvados y en un clásico absoluto de dicho subgénero, es el hecho de que el asesino no sea un monstruo venido de la vieja Europa, ni un extraterrestre como los que asaltaban las pantallas estadounidenses durante esa década, sino un ser humano, una niña de apariencia angelical. Es ahí en donde reside el principal punto fuerte del film, en el concepto de mostranos a una villana de apariencia inocente y adorable, pero que, por el contrario, tiene una forma de ser terriblemente vil y despiadada. Sin duda, "La mala semilla", al igual que otros films venidos de europa como "Las diabólicas", fue de las primeras producciones en ahondar en el subgénero de asesinos en serie o psychokillers, terreno que terminaría de allanar "Psicosis", de Hitchcock, en 1960, y que terminaría de evolucionar con "La matanza de Texas", de Tobe Hooper, en 1974.


Una cosa de la que me dí cuenta cuando veía esta película es la forma en que fue rodada. Por momentos, tenía la sensación de estar viendo más bien una obra de teatro que un film; lo cual demostraba con creces sus fuertes lazos con la obra de teatro de Maxwell Anderson. Los escenarios son muy limitados, desarrollándose la mayor parte de la acción dramática en la sala principal del hogar en donde residen los Penmark, en donde los diferentes personajes, que no son pocos (la repelente Mónica, la madre del joven asesinado que se da a la bebida y que entra en hogares ajenos sin dificultad alguna, entre otros), entran y salen continuamente, y en donde se ponen a hablar durante mucho tiempo, haciendo que el largometraje supere las dos horas de duración...

Todos los personajes hablan más de lo debido; con esto quiero decir y, de paso, repetir lo de que la película parece una obra de teatro llevada, sin muchos cambios, a la gran pantalla. Una buena forma de ejemplificar esto sería con el personaje que encarna el actor Henry Jones, el tipo que se encarga de limpiar el hogar, Leroy Jessup. Continuamente le vemos hablar en alto, revelando sus pensamientos de cara al espectador (a veces rompiendo, sutilmente, la cuarta pared). La verdad es que me encanta su actuación... Es impresionante como este tipo, que se considera a sí mismo tan malvado como Rhoda, y al que todos ven como si fuera un tonto y una lacra social, en realidad no tiene ni un pelo de tonto, ya que sabe como piensa la mente criminal de la joven, y es el primero en lograr que la niña acabe confesando sus crímenes sin pudor alguno. Lo mismo se puede decir de los diálogos que mantienen estos dos personajes, quienes tendrán un duelo interpretativo que acabará echando chispas en lo que, en mi opinión, es el mejor momento de todo el film (y el más impactante, dicho sea de paso). Al principio de la historia uno piensa que éste es en realidad el auténtico asesino, pero, lamentablemente, pronto se nos desvela que no es así.


De todas formas, la auténtica estrella de la función es Rhoda. Cuando no aparece en pantalla, es en esos momentos, cuando no la vemos, cuando el espectador puede sentirse algo preocupado, pensando qué estará haciendo la futura gran psicópata de América mientras los adultos hablan y hablan sin cesar en el salón de la casa... Resulta curioso como, a medida que avanza el metraje, vamos odiando más y más al personaje, además de que nos resulte, poco a poco, cada vez más perturbador e insoportable. Esto queda claro en dos momentos en los que vemos lo mismo. Al principio, vemos como Rhoda acaricia el cuello de su madre. La segunda vez que hace esto, tememos que haga algo más que acariciarla. Lo único que pensamos es que alguien se ocupe de meter a esa niña en un centro especializado para menores, para curarla, si es que se puede, porque en la película se nos dice que si uno es un asesino de nacimiento, lo será para siempre.


Si una cosa no me gustó nada, pero absolutamente nada de "La mala semilla", es el final... Creo que a la cinta le sobran los cinco o diez últimos minutos, los cuales fueron añadidos con la intención de suavizar el tono oscuro del film; tono que en los últimos minutos debió impactar sobremanera a más de un espectador de la época. Debido a que el director pensaba que el argumento era demasiado perturbador para la época y, además, al código Hays (código que estuvo vigente desde principios de los años 30 hasta finales de los 60, que decidía lo que debía o no debía mostrar una película de origen estadounidense), el final fue alterado, dando lugar a una conclusión algo ridícula, metida con calzador. Más insólito es lo que vemos después, ya que, cuando parecía que tras esa conclusión la cosa no podía ir peor, vemos unos créditos de cierre en los que los distintos actores se nos presentan de uno en uno encarnando a sus respectivos personajes, saludando al público, como si de una obra de teatro se tratara. Tras esto, vemos a Christine azotando en el trasero a Rhoda... ¡Por mala! Una imagen que, sinceramente, es mejor olvidar, y que rompe con todo el tono oscuro y pesimista que impera a lo largo del film (aunque sea parte de los créditos de cierre y no forme parte de la historia).


En fin, como ya he dicho anteriormente en más de una ocasión, estamos pues ante un clásico absoluto. Una de las primeras películas de psicópatas en tener éxito, en la que todo se nos sugiere. De hecho, hay escenas muy violentas; pero, curiosamente, en ningún momento llegamos a verlas (en un momento dado uno de los personajes será pasto de las llamas, pero esto no se nos mostrará. Tan sólo escucharemos sus gritos de desesperación y de dolor. Como si de una obra de teatro se tratara, en esa escena se pide cierta colaboración por parte del espectador, quien, según su imaginación, considerará de violenta o de muy violenta la escena). Quizás "La mala semilla" aburra a muchos que no estén acostumbrados a ver cine clásico, sobre todo por sus largos y extensos diálogos (a mí no me aburrió en ningún momento); quizás a muchos no les guste cómo está hecha, siendo más parecida a una obra de teatro que a una película contemporánea; quizás a muchos la forma en que es tratado el concepto de psicopatía hereditaria les parezca anticuada y hasta ridícula; pero lo que esta claro es que estamos ante una de las películas clave del género (aunque muchos la obvien en determinados ciclos de cine de terror, puesto que su argumento se halla a caballo entre el horror, el thriller y el drama familiar).

"Y recordad: no os fiéis de las apariencias..."

6 comentarios:

Raúl Calvo dijo...

Esta película, aunque interesante, no me acabó de gustar. Demasiado correcta, típica de la época. Las absurdas explicaciones que comentas en tu artículo me sacaron aún más de la película, aunque entiendo que son típicas de la época y de lo que se pensaba entonces (no hace mucho la eugenesia había sido una ciencia muy popular en Europa y Estados Unidos, hasta que los nazos la pusieron en práctica, claro), como el determinismo social que autores como Emile Zola practicaron en literatura a mediados del XIX.

Prefiero, en este subgénero, films como El Otro, que no dan ninguna explicación y son más efectivos. Cuestión de gusto personal.

El Tipo de la Brocha dijo...

Lo que sí que da miedo es el careto de la niña en el segundo póster. Hasta me recuerda un poco a Marisol... Brrr...

Anónimo dijo...

Asesinos seriales hubo desde el cine mudo,por ejemplo, The Lodger de Alfred Hitchcock, la primera peícula sonora alemana fue percisamente M de Lang,La sombra de una duda también de Hitch cuenta la historia de un asesino de viudas,Escalera de caracol de Robert Siodmak,etc.
Además creo recordar que Las diabólicas no trata de asesinos seriales. Saludos.

La novicia revelde dijo...

Me perdi el final ya que alguien me lo comentaria,por favor.
Mil gracias

La novicia revelde dijo...

Lamentablemente no pude ver el final, mi grabadora cortó la cinta antes de tiempo. Agradezco que alguien me lo comenté.Sinceramente
me pareció una película interesante con muy buen ritmo y eso caracteriza a un clásico aún después de tanto tiempo Sigue entretenido y brindando un buen espectáculo

Nisyolex dijo...

Quisiese saber con exactitud, ¿dónde puedo hallar el libro? Alguien, por favor, me podría decir.