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miércoles, 7 de marzo de 2012

La invasión de los ladrones de cuerpos




Estamos ante una de las mejores películas de género fantástico de todos los tiempos, además de ser una película clave dentro del contexto histórico en el que se estrenó, en plena Guerra Fría. Mezclando los géneros de terror, fantasía e, incluso, thriller, el director Don Siegel, quien posteriormente dirigiría maravillas protagonizadas por Clint Eastwood (uno de mis actores favoritos), como "Fuga de Alcatraz" o la primera película de "Harry el sucio", entre otras, consiguió con este film un éxito y un reconocimiento sin igual. Prueba de ello es que, a día de hoy, "La invasión de los ladrones de cuerpos" haya influenciado a un gran número de cineastas y, además, que haya tenido varios remakes, de entre los cuales, uno de ellos, el que dirigió en 1978 el director Philip Kaufman, el cual estaba protagonizado por Donald Sutherland, llegó, desde mi punto de vista, a superar a la presente película.

Si seguís este blog desde hace poco más de un mes, creo que no hace falta que me extienda al explicar, una vez más, lo de que a principios de la década de los 50, tras el éxito de títulos como "Ultimátum a la Tierra", "La guerra de los mundos" o "El enigma... ¡de otro mundo!", se disparó una fiebre hacia todo aquello que tuviese que ver con el espacio, estableciendo en aquellas historias de ciencia ficción (y de terror, dicho sea de paso) paralelismos entre ficción y realidad; concretamente, entre los Estados Unidos y su potencia enemiga, la Unión Soviética. Muchos han considerado a "La invasión de los ladrones de cuerpos" el film que mejor critica al comunismo en contraposición a los EEUU de América; pero, ¿fueron esas realmente las intenciones por parte del director? Os animo a que sigáis leyendo para averiguarlo.


Ficha técnica:

Título: La invasión de los ladrones de cuerpos

Título original: Invasion of the Body Snatchers

Año: 1956

Duración: 80 min.

País: Estados Unidos

Director: Don Siegel

Guión: Daniel Mainwaring (Relatos: Jack Fenney)

Música: Carmen Dragon

Fotografía: Ellsworth J. Fredericks (B&W)

Reparto: Kevin McCarthy, Dana Wynter, Larry Gates, Carolyn Jones, King Donovan, Virginia Christine, Tom Fadden, Guy Way, Sam Peckinpah

Productora: Allied Artists

Género: Ciencia ficción. Fantástico. Terror. / Extraterrestres. Serie B. Vida rural. Película de culto.


La historia comienza en una pequeña ciudad de California, llamada Santa Mira, en donde comienzan a suceder cosas extrañas entre la población, como pronto comprobará un médico de la localidad, el doctor Miles J. Bennell (Kevin McCarthy), quien verá como varios de sus pacientes y conocidos aseguran que sus parientes o amigos han cambiado, que no son ellos mismos a pesar de que aparentemente, físicamente, sigan igual que siempre. Todo apunta a un misterioso e inaudito caso de paranoia colectiva...

Poco tiempo después, tanto Bennell como la chica de la que está enamorado, Becky Driscoll (Dana Wynter), acompañados por una pareja que, al igual que ellos, también vive en Santa Mira, comprobarán la terrible verdad: unos extraterrestres están infiltrándose en la sociedad, asumiendo la apariencia de los distintos habitantes del lugar, absorviendo todos sus recuerdos y suplantándoles haciéndose pasar por ellos...


Basada en un relato del escritor Jack Fenney, el cual fue publicado en la revista Colliers Magazine, en 1955, esta adaptación, que se estrenó en las salas de cine un año después, comparte una cosa bien clara con el relato original, aparte de su contenido. Esto es el hecho de que tanto el escritor del relato original como el director de la adaptación cinematográfica estaban de acuerdo en que en ningún momento pretendieron establecer ningún paralelismo entre su historia/adaptación y la paranoia comunista, los espías soviéticos, y demás cosas como la política del senador McCarthy y su Comité de Actividades Antiamericanas, quien, en 1947, afirmó que en el mundo del cine había una clara "infiltración comunista". Para más información, diré que McCarthy emprendió una auténtica caza de brujas hacia todos aquellos ciudadanos estadounidenses que simpatizaran con el comunismo o que fueran sospechosos de ser comunistas, en especial hacia aquellas celebridades que se ganaban la vida en el mundo del cine como, por ejemplo, Charles Chaplin, entre otros muchos más directores, como aquellos que estaban destinados a suceder a los grandes directores de cine de la generación anterior.

La verdad es que, si me paro a pensarlo, es curioso como, a veces, las mejores historias surgen casi de casualidad (y digo casi porque, en aquella época, dudo que tanto Fenney como Siegel no estuviesen influidos, de una forma u otra, por la brutal política anticomunista de su gobierno). Sin ir más lejos, y sin salirnos de contexto, tenemos como ejemplo a la presente película que, partiendo de los cánones y de las características propias del cine fantástico, nos ofrece una crítica sublime hacia el comunismo y hacia la forma en la que la gente pasa a convertirse en algo parecido a unas máquinas que, en un estado mezcla de conformidad y de ignorancia, de "mi situación podría ser peor", siempre hacen lo mismo, día tras día, les guste o no.


Intencionado o no, lo que está claro es que, teniendo en cuenta la época en que se rodó y estrenó, en los años 50, con la paranoia comunista en boga, y teniendo en cuenta todos los films que se hacían al mismo tiempo, aparte de algunas reflexiones por parte del protagonista del film (quien, en un momento dado, dirá que no quiere vivir en un mundo en donde "todas las personas son iguales"), es inevitable establecer comparaciones con el comunismo o, mejor dicho, con el concepto que tenían los estadounidenses con ese tipo de política.

Tenemos a la pareja protagonista, las únicas personas que, en un ardid de astucia, y al contrario que el resto de la población, han logrado evitar ser suplantados por los extraterrestres; las únicas dos personas de todo Santa Mira que han conseguido conservar su personalidad, su voluntad, su capacidad de expresarse, de decidir qué hacer y qué no hacer, su capacidad de ser individuos ajenos a la masa autómata en la que se han convertido el resto de los ciudadanos; una masa de gente inmersa en un estado de conformidad, libre de sentimientos humanos tales como el amor que, como uno de sus componentes afirmará, son innecesarios. Algunos de los duplicados intentan imponer su forma de pensar convenciendo e invitando a los pocos individuos independientes que aún no han sido duplicados y suplantados a ser como ellos. Así, habrán logrado su primer objetivo: conquistar una pequeña localidad de los USA. Luego, a partir de ahí, el mundo entero.

"Uno de los vegetales en pleno proceso de metamorfosis, adquiriendo el aspecto de la novia del protagonista"

La historia en sí, analizándola únicamente como una historia de ciencia ficción con tintes de cine de terror y de suspense e intriga, está muy bien construida y desarrollada. Tenemos a los ciudadanos de Santa Mira, un pacífico pueblo en donde el día a día transcurre sin que suceda nada relevante, en donde todos los ciudadanos parecen disfrutar del american way of life tan popular de aquella. Poco a poco, de forma totalmente sutil y eficaz, y, al igual que el protagonista, nos damos cuenta de que comienzan a suceder cosas extrañas, y vemos como Miles Bennell, que en un principio se muestra bastante escéptico pero, al mismo tiempo, algo extrañado por el comportamiento de algunos de sus pacientes (así como por el hecho de que algunos locales que siempre están abiertos permanezcan cerrados, entre otros cambios en esa ciudad en donde, supuestamente, todos los días son iguales), pasa de tener un comportamiento de lo más calmado a uno propio de una persona sola ante el peligro, con una preocupación ascendente ante lo que le rodea, como el de una persona que se da cuenta, demasiado tarde, de que está en un lugar en donde no debería de estar; en el interior de un lugar del que ha de escapar sea como sea. Su preocupación se tornará en tal desesperación, que no le importará morir con tal de que su voluntad no le sea arrebatada por la inteligencia colectiva de la que ahora forman parte sus vecinos y antiguos compañeros, quienes han sido convertidos en algo similar a una masa de zombies sin personalidad propia, con el único objetivo en mente de conquistar la Tierra suplantando a los humanos.

"En Santa Mira ya no se puede confiar ni en las fuerzas de la ley y el orden. Todos pueden ser duplicados suplantando a los humanos"

Siegel dirige la película de tal forma que, cuando nos demos cuenta, ya nos hemos encariñado con su personaje principal. Esta forma que tiene el director de centrar la acción en torno al protagonista es algo propio de sus films, convirtiendo al resto de personajes en poco más que meros acompañantes de la estrella de la función. No serán pocos los momentos en los que compartiremos con Bennell su desesperación y, sobre todo, su paranoia, cada vez mayor (y con razón).

Una de las cosas que más me gustaron de esta primera versión del relato de Fenney es el especial interés que se pone en darle importancia a la relación amorosa entre Bennell y la señorita Driscoll, ésta última el componente femenino de la función que, gracias a Dios, hace algo más que limitarse a gritar ante el peligro como solían hacer la mayoría de las actrices de los films de terror de aquellos tiempos. El hecho de que en medio de esa ciudad, en donde prácticamente todos han pasado a ser seres extraños, extraterrestres sin un ápice de sentimientos humanos, prevalezca un ápice de amor entre dos seres vivos realmente humanos, hace que nos preocupemos aún más por el destino de la pareja.


Como decía en uno de mis anteriores artículos, el género fantástico se estancó, desde los años 40 hasta principios de los 70, dentro de los cánones y de los presupuestos de la serie B; pero eso no fue ningún impedimento para que algunos directores, como Siegel, demostraran lo lejos que podían llegar en cuanto a creatividad y buen hacer. "La invasión de los ladrones de cuerpos" fue rodada con un presupuesto bastante ajustado, de unos 300.000 $, apróximadamente, y la completó, por increíble que parezca, en menos de un mes, ¡en tan sólo 19 días! ¡Y con excelentes resultados! A eso sí que se le llama eficiencia en el menor tiempo posible, y lo demás es tontería...

Si me refiero a "La invasión de los ladrones de cuerpos" como una película clave dentro del género de terror es porque, al mismo tiempo, estoy haciendo una clara alusión a ese sentimiento de preocupación, de mal rollo (llamémoslo así), que siento al ver esta película (y eso que tiene más de cincuenta años de antigüedad). Ese mal rollo no surge a raíz del temor a una posible invasión extraterrestre, no; lo que sí que temo, al igual que todo el mundo (creo yo), es que, sin que nos demos cuenta, nuestra voluntad nos sea arrebatada por alguien que, en un principio, parece totalmente inofensivo; tan inofensivo que sólo hasta que es demasiado tarde uno se da cuenta de la verdadera amenaza que supone.

"Becky y Miles en plena huída tras darse cuenta, demasiado tarde, de la situación en la que se encuentran"

En el caso de esta película tenemos a esa amenaza venida de arriba, de más allá de los cielos, directamente del espacio, materializada en forma de unas semillas que se desplazan de planeta en planeta; unas formas de vida vegetales que, aparentemente, hasta que germinan y expulsan a los dobles humanos de su interior, no suponen ninguna amenaza. Y es que, ¿quién iba a sospechar de unas simples vainas de gran tamaño como una potencial amenaza mundial? Tan sólo un loco o un paranoico majareta se preocuparía por algo así. Si a eso le sumamos la desconfianza que todos, en mayor o menor grado, sentimos hacia el prójimo, tenemos, como no me canso de repetir, un film buenísimo que, como película de terror, en crear una atmósfera perturbadora e inquietante, cumple de sobras con su cometido.

"Una de las vainas expulsando de su interior, entre burbujas de jabón, a un nuevo especímen de "pod people", como son popularmente conocidos los duplicados de los humanos"

A la mencionada preocupación por el destino de la pareja protagonista se le suma una cuidada ambientación, además de una serie de escenas que, a día de hoy son, como poco, míticas. El hecho de que la historia se desarrolle a la luz del día, en vez de por la noche, así como el hecho de que los acontecimientos tengan lugar en un pueblo que, aparentemente, parece de lo más familiar, tranquilo y pacífico, en donde todos se conocen y en donde, supuestamente, todo es felicidad, hace que sintamos cierta perturbación ante lo que en realidad está sucediendo. La escena en donde Bennell contempla, a primeras horas de la mañana, y a través de una ventana, como un gran número de habitantes de Santa Mira se reunen al unísono alrededor de la plaza central de la ciudad, independientemente de su edad y condición, es realmente perturbadora. Es en esa escena cuando tanto el espectador (a través de su pantalla) como el protagonista del film (a través de una ventana) se dan cuenta de lo grave que es la situación que tienen ante sus ojos, con esos camiones preparados para esparcir vainas vegetales por todo el país.


Aparte de la escena de la reunión en la plaza, hay otras escenas igualmente reseñables, como aquella de la persecución, en la que tememos, una vez más, por el destino de la pareja. El ver cómo son perseguidos por una masa enfurecida, como si les fueran a matar en cuanto les diesen caza, me pareció algo realmente perturbador; como si por ser distintos, como si por pensar de una forma diferente y, desde nuestro punto de vista, buena y lógica, como humanos de verdad, ya mereciesen ese trágico destino.

O aquella otra escena que me invitó bastante a reflexionar... Hablo de aquella en la que el protagonista es tentado a de dejar su lado humano para pasar a ser un duplicado de sí mismo sin sentimientos. Todos hemos tenido un momento en el que dudamos si deberíamos rendirnos y comportarnos como "la mayoría" para encajar en alguna parte de la basta y variopinta jungla humana (esto último lo escribo entre paréntesis porque lo de "la mayoría" es algo relativo, todo depende de por dónde nos movamos o de nuestro punto de vista); y ese pensamiento se ve reflejado con claridad en esta escena, en la que vemos como un compañero de Miles, que ha pasado a ser una persona más sin sentimientos, etc., le dice que se una a ellos, que, al contrario de lo que decía su anterior personalidad, totalmente humana, es mejor vivir siendo un ser carente de personalidad, sin sentimientos ni preocupaciones humanas, actuando como un autómata, un simple engranaje de una gran rueda en continuo funcionamiento.

Tampoco me puedo olvidar de la inolvidable escena en el interior de la famosa Baticueva, que tan popular se hizo gracias a la delirante serie de Batman de los años 60, la cual fue utilizada en numerosos films de los años 50 y 60; una escena en la que vemos como la desesperación y el cansancio, tanto físico como psicológico, hace mella en nuestros dos protagonistas.


Y qué decir del final... Impresionante; y me quedo corto. Y, ojo, no estoy hablando de la conclusión, pues es ahí, al igual que en la primera escena del largometraje, en donde se halla el principal defecto de la cinta, el cual no hace que sea una obra maestra sin defecto alguno: que toda la historia se nos cuente a modo de flashback, narrada por Miles, sabiendo que, al final, le encontraremos vivito y coleando tal  y como todo comenzó. Esto fue impuesto por los altos cargos del estudio, ya que pensaron que el final inicial, el que quería hacer Siegel, sin flashback de por medio, era bastante oscuro y pesimista. Pues no sé yo, pero me sigue pareciendo curioso que en ninguno de los remakes, ni siquiera en el de los años 70, veinte años después, se optara por tal final.

No pienso dar más detalles acerca del final, así que, si no os habéis visto aún la película y, aún así, habéis tenido el valor de leeros todo este artículo, poco más me queda por decir que recomendaros esta película; una producción añeja que, gracias a los temas que trata (el ser, sin que nos demos cuenta, una víctima de la sociedad o de la corriente de pensamiento más extendida, sin control y sin voluntad sobre lo que hacemos y, lo que es peor, sin personalidad propia), ha logrado mantenerse fresca a pesar del paso de las décadas.


En fin, recomendadísima; una película que, como ya he dicho, de no ser por su final, estaríamos, sin duda, ante una obra maestra absoluta no sólo de la sci-fi y del cine de terror, sino también del cine fantástico o, qué demonios, del cine en general. Ah, y al igual que todas las películas anteriores a los años 70, vedla en versión original (con subtítulos). Las voces originales lo valen, mucho.

Valoración personal: 10/10.

5 comentarios:

Raúl Calvo dijo...

Esta película y sus distintas versiones son de mis favoritas (menos la cuarta, brrr). Ya procuré en el post que les dediqué en mi blog ser bastante sucinto y clínico, porque la verdad es que me obsesionan, especialmente la segunda versión que creo superior (tal vez por ese deprimente y oscuro final) y procuraré también no alargarme demasiado, que cuando me pongo...

La novela está contada en primera persona, el buen doctor explica todo lo que le pasó en su pueblo natal, de ahí que se optase por el flashback en la película, así conservaron la voz narrativa de la novela. Un detalle de la novela hace que me incline por pensar que era una historia inspirada por la paranoia de la época, no tanto por el miedo comunista o el miedo al comité de actividades antiamericanas: la apatía. En su libro, Finney cuenta como los transformados se quedan sentados sin hacer nada, dejando que la casa, el jardín y todo se estropee y decaiga. Esa apatía y la voluntad de ser como los demás se puede argumentar para cualquier lado. Por eso creo que son sinceros tanto Finney como Siegel a la hora de decir que su intención no era hacer una crítica en cualquier sentido, simplemente explicar una buena historia (Finney cuenta más detalles sobre el origen de la historia en el ensayo de Stephen King Danza Macabra ya que es una de las novelas que el maestro del terror analiza). Eso algo que salió de forma inconsciente. Siegel no pretendía dar lecciones sino hacer una película entretenida, él era un tipo conservador así que de forma inconsciente añadiría detalles personales, pero dudo mucho que quisiera elaborar sobre el miedo comunista de forma explícita. Es más dudo mucho que mientras hacía la película pensara en ello y no fuese consciente de ninguna interpretación hasta que alguien se lo mencionó.

Creo que se trata de una sincera crítica a la opresión, la apatía y el dejar hacer pero sin ningún símbolo político específico. Hay también cierto miedo al progreso y a los cambios, a que desaparezca el status quo. Miedos habituales en la sociedad occidental (todavía vigentes). Irónicamente, el protagonista no quiere formar parte de un grupo y ser uno más de la masa al mismo tiempo que se lamenta de que su ciudad ya no sea la misma de siempre, que sea diferente y haya cambiado.

Una cosa que hace bien la película (bueno, hace prácticamente todo bien pero quiero destacar una en particular) es cambiar el final de la novela. Un final que cuando leí (nada menos que en un avión de regreso a Barcelona desde Nueva York, donde una de mis prioridades era hacerme con esta y otras novelas en su momento no publicadas en España) me dejó algo decepcionado. No se lo estropearé a nadie, pero el de la película es mejor. El de la segunda versión es todavía mejor. El de la tercera repite más o menos el de la segunda. El de la cuarta voy a fingir que no existe.

En todo caso es un clásico todavía muy efectivo. Transmite un angustiante "mal rollo", como tú dices, en la forma que narra la odisea por la que pasan sus protagonistas y uno se lo pasa fantásticamente mal. Y qué decir de Kevin McCarthy, el tipo es una leyenda del género.

Mustangcillo dijo...

Raül, en serio, no sé cómo agradecerte comentarios tan extensos, interesantes y ricos en contenido como el que me acabas de dejar. La verdad es que no sé muy bien qué decir, puesto que todo lo que pienso sobre esta película lo he soltado en el artículo, je, je. En serio, !Muchísimas gracias por tu comentario!

PD.: Justo ahora te acabo de dejar yo uno bien extenso en tu artículo sobre "El más allá", de Fulci.

Raúl Calvo dijo...

Pues gracias a ti. Por cierto, la novela de Finney actualmente sí que está traducida al castellano y supongo que la pueden conseguir si la pides en alguna librería.

Einer dijo...

Pues yo ni sabía que existía una cuarta versión y resulta que salen Nicole Kidman y Daniel Craig. No sé que estaría haciendo yo para no enterarme de eso.

Parece que aquí también va a haber unanimidad como con The thing from another world y The fly porque yo también prefiero la del 78.

Hay 2 cosas que destacas y que a mí también me gustaron mucho: la historia de amor entre los protagonistas, que es especial porque termina siendo el último atisbo de sentimientos en todo el pueblo, y la persecución, ya que se giran las tornas y ellos dos pasan a ser la mayor amenaza para los invasores del espacio.

La novela no la he leído pero ya me ha picado Raül con lo de que cambia el final. Hala, a pillarla.

Un saludo.

Mustangcillo dijo...

La verdad es que leyendo algunos comentarios sobre el remake en el que salen Kidman y Craig me siento incluso afortunado de no haberlo visto...

Veo que todos compartimos opiniones y, además, reflexiones parecidas hacia esta maravilla de película. Mola.

A pillarla, sí, jeje.