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sábado, 24 de diciembre de 2011

El cuervo




Cuando leí que "El cuervo", de 1935, tomaba su nombre de un relato de Edgar Allan Poe, pensé que estaba ante la primera adaptación al cine de dicha obra... ¡Pero no! ¡Cuán equivocado estaba! Aunque la historia del famoso escritor sirviese como inspiración para la creación del film, como bien se señala en los créditos de apertura, únicamente comparte con el relato algún que otro elemento meramente superficial. De hecho, la única cosa que comparten entre sí es la presencia de un cuervo como símbolo de la muerte, con la diferencia de que aquí el cuervo que aparece no tiene vida, está disecado, siendo un simple y perfecto adorno cerca del escritorio que tiene el malvado protagonista en su despacho. A lo largo del metraje, hay elementos de la bibliografía de Poe que resultan ser mucho más relevantes que ese animal disecado, como la máquina de tortura que aparece en otra historia corta del mismo autor, titulada "El pozo y el péndulo". Es más, no sé por qué la película no se tituló así... Supongo que pensarían que el hecho de que tuviese como título el nombre de un pájaro oscuro resultaría ser, de cara al público, algo más atractivo e interesante, a saber...

En "El cuervo," nueva producción dentro del género de terror de la Universal durante la década de los 30, se desarrolla una historia en la que ese sentimiento, inherente a multitud de humanos, fruto del placer consistente en ver como alguien que es odiado por otro lo pasa mal, así como aquel otro sentimiento, bastante similar, de echarle las culpas de los problemas de uno mismo a la sociedad o, en este caso, a un reducido grupo de individuos, es elevado a la máxima potencia, hasta el punto de desembocar en la más completa locura.


Ficha técnica:

Título: El cuervo

Título original: The Raven

Año: 1935

Duración: 61 min.

País: Estados Unidos

Director: Lew Landers

Guión: David Boehm

Música: Clifford Vaughan

Fotografía: Charles J. Stumar (B&W)

Reparto: Boris Karloff, Bela Lugosi, Lester Matthews, Irene Ware, Samuel S. Hinds, Spencer Charters, Inez Courtney, Ian Wolfe, Maidel Turner

Productora: Universal Pictures

Género: Terror. Intriga. / Melodrama.


La historia de "El cuervo" se desarrolla rápida y ágilmente. De hecho, comienza con Jean Tatcher (Irene Ware) conduciendo un coche a gran velocidad, y teniendo un accidente automovilístico que la deja en un estado semi comatoso... Su padre, el juez Tatcher (Samuel S. Hinds), suplica porque los médicos la curen, pero nadie puede. Ni siquiera el prometido de su hija, el doctor Jerry Holden (Lester Matthews)...

La única solución posible recae en el doctor Richard Vollin (Bela Lugosi), un gran neurólogo que demuestra lo bueno que es en su oficio tras operar y salvar a la muchacha de la muerte... Pero a raíz de ahí, ambos personajes, salvador y salvada, inician una relación de amistad, la cual se torna en un amor obsesivo por parte del doctor, amor que no le es correspondido. De hecho, el padre de Jean le pide a Vollin que permanezca alejado de ella, a pesar de haberla salvado. Vollin, frustrado y enfadado, da rienda suelta a su locura y decide vengarse.

Poco después acude a su mansión un prófugo llamado Edmond Bateman (Boris Karloff), quien le pide al doctor que le opere el rostro para que así pueda escapar con más facilidad de las fuerzas de la ley. Vollin, en un principio, se niega a operarle; pero luego, al contemplar la verdadera naturaleza del delincuente, accede a la petición de su inesperado visitante, pero no como éste quiere, ya que acaba deformándole horriblemente la mitad de su cara. Bateman, nada más verse en un espejo, estalla de furia, y Vollin le dice que sólo le operará correctamente si le ayuda en su venganza contra la mujer con la que está obsesionado, su padre y su amado, así como contra todo aquel que se cruce en su camino... Así pues, Vollin prepara los instrumentos de tortura de su colección, una macabra colección que prueba que su otra gran obsesión son los relatos del escritor Edgar Allan Poe...


Cuando se habla de dúos dentro del cine de terror, muchos piensan en esa mítica pareja de actores formada por Peter Cushing y Christopher Lee, quienes revolucionaron el género en los años 50 y 60. Pues se podría decir que, antes que ellos, su más claro antecedente está en Bela Lugosi y Boris Karloff, dos actores que comparten bastantes cosas en común. Gracias a ellos, o, mejor dicho, gracias a los éxitos, de 1931, en los que cada uno desempeñó el papel de monstruo protagonista, "Drácula" y "El Doctor Frankenstein", los grandes estudios, con la Universal en cabeza, comenzaron a apostar fuerte por las películas de monstruos, mad doctors, etc... Ya en 1935 el género se encontraba bien implantado, habiendo cosechado tanto éxitos como fracasos, todos ellos de variadas y pintorescas temáticas, aunque, eso sí, con muchas cosas en común... "El cuervo" no es la excepción, ya que contiene elementos bien propios del género durante aquellos años, como por ejemplo: que el mejor papel se lo lleve el villano, quien eclipsa al resto de actores del reparto; que entre los personajes siempre suela estar una pareja de prometidos bien adinerada, la cual está acompañada, en algunas ocasiones, por un anciano bastante habilidoso; la estética, heredera del expresionismo alemán, la cual hacía un uso de las luces y las sombras bastante efectivo; o los escenarios, que solían ser lugares de ambiente gótico como grandes construcciones de piedra abandonadas, viejas mansiones iluminadas únicamente con la tenue luz de las velas, etc...

Pero, si por algo destaca "El cuervo", es porque reúne todos estos tópicos (aunque por entonces no eran llamados como tal, sino que, al contrario, eran algo novedoso y revolucionario) de tal forma que es, sin lugar a dudas, uno de los máximos exponentes del cine de terror de los años 30, uno de los mejores ejemplos de lo que era el género por aquel entonces, por así decirlo. Por supuesto, Lugosi y Karloff no faltaron a la cita. Anteriormente ya habían coincidido en otras producciones, como "Satanás", de la que ya hablé por aquí. Junto a la presente, ambos films, aparte de estar basados, cada uno a su manera, en relatos de Poe, vienen a ser considerados por la crítica como los dos mejores trabajos conjuntos de estos dos actores, que no fueron pocos: seis en la Universal, y dos en la RKO, casi nada, irónicamente hablando... Siempre me llamó la atención como unos veinte años después, ya en los 50, un acabado Lugosi, con serios problemas relativos a las drogas y sin ningún lugar en el mundo del cine (con decir que trabajaba para Ed Wood Jr., ya lo digo todo), desarrolló cierto odio y rencor hacia el que había sido, en repetidas ocasiones, su compañero de rodaje, con lo bien que parecían conectar (me baso en las fotos que se hicieron desde detrás de las cámaras, en los descansos entre escenas); pero bueno, eso es otra historia...


He de decir que el duelo interpretativo entre Lugosi y Karloff es más que notable, ambos están geniales. A diferencia de "Satanás", en donde ambos adoptaban papeles que eran, desde cierto punto de vista, bastante similares, en "El cuervo" tenemos a un Lugosi interpretando a un ilustre neurólogo, mientras que Karloff interpreta a un delincuente que ha cometido atrocidades dignas de un monstruo. Así, es como si cada uno desempeñara, en cierta forma, roles con un porte y una presencia similares a los de Drácula y de la criatura de Frankenstein, respectivamente, con los que tuvieron tan buenos resultados pocos años atrás.

Tengo clara una cosa, y es que si este no es el mejor papel de Lugosi en su extensa filmografía como actor, de lo que estoy seguro es que es, sin duda, de los mejores. Su personaje se nos presenta, en un principio, como un tipo de lo más curioso, con su propia y particular visión acerca de la vida y la muerte, y cierto gusto y admiración por la obra de Poe (me encanta el momento en el que lee en voz alta el poema "El cuervo"). Además, su forma de pensar hace que no acepte cualquier trabajo de buenas a primeras... Una vez se enamora a primera vista de su paciente, vemos como comienza a mostrar poco a poco sus sentimientos, de los más superficiales a los más profundos y oscuros, encerrados, para desgracia de muchos, durante mucho tiempo en su retorcida psique... Finalmente, veremos su verdadera forma de ser en todo su esplendor, que no dista mucho de la de un loco, de la de un tipo sádico que, sin pudor alguno, admite, sonriente, que le encanta torturar a sus víctimas...

Muchos se piensan que el motivo por el que Vollin enloquece es por amor, pero yo no lo veo así... Desde mi punto de vista, es un tipo que lleva muchos años recluído en sí mismo, sin nadie en quien apoyarse, cerrado en su mundo de fantasía, empapándose de sendas lecturas de relatos de Poe hasta que, cual Quijote con los libros de caballerías, enloquece mezclando realidad con ficción, aunque, en un principio, no da claras muestras de ello, salvo por el hecho de que, cual Fu Manchú, dice poseer una amplia gama de máquinas de tortura. Por eso, la negativa por parte de Tatcher de cederle a su hija es el detonante que hace que pierda, definitivamente, la cordura. La venganza contra Tatcher por parte de Vollin no es en contra del juez en sí, sino contra una sociedad a la que culpa de sus propios problemas, de su propia represión. El padre de la muchacha es, solamente, y, por supuesto, desde el punto de vista del demente doctor, un simple objetivo, un cabeza de turco, un pobre individuo que tuvo la mala suerte de derramar la gota que colmó el vaso. Al menos, así es como lo veo yo... Vollin no se volvió loco durante el tiempo en el que se desarrolla la historia. Ya lo estaba; desde hace mucho, he de añadir.


Por otro lado, está el personaje de Karloff, Edmon Bateman, un canalla que se encuentra en búsqueda y captura. Por motivos relativos a su pasado, en el que los niños se metían con él, tachándole de feo, no se valora mucho a sí mismo, y admite que una de las razones por las que comenzó a cometer crímenes era porque pensaba que, al considerarse un tipo feo, debía, consecuentemente, cometer actos feos, o sea, malos, de dudosa moral; delitos. Curiosa y rematadamente estúpida filosofía, la verdad... Pero, por estúpida que sea, esta confesión hará que Vollin cambie de parecer hacia este personaje, operándole y convirtiéndole, como él mismo dirá, en un monstruo que cometerá, a sus órdenes, monstruosidades. A partir de ese momento, el abominable neurólogo le tendrá como su fiel brazo ejecutor, una especie de Ygor (el horrendo jorobado que obedecía al doctor Frankenstein) al que no le quedará más remedio que obedecer a su nuevo amo si lo que quiere es recuperar su antiguo rostro, el rostro que era feo, pero no monstruoso...


Si hay una escena que merece ser recordada relativa a Edmon Bateman es aquella en la que un despiadado Vollin le obliga a mirarse, para su propia satisfación, en una serie de espejos, a los que Bateman dispara uno por uno, horrorizado, gruñendo, literalmente, cual monstruo de Frankenstein... En cuanto al maquillaje de Karloff, a pesar de contar con Jack Pierce como maquillador, pues qué decir... que no es nada del otro mundo, ni mucho menos... y que he visto maquillajes de Pierce, como el del mismo Karloff en "La momia" o "El Doctor Frankenstein", mucho, muchísimo mejores... El efecto de rostro desfigurado está logrado, pero el ojo de esa parte de la cara se nota muchísimo que está pintado sobre el maquillaje... Ese ojo arruina el efecto, haciendo que el resultado final sea un tanto ridículo. A todo esto, cuando vi por primera vez a este personaje, me pregunté si cierto dibujante de "Batman" se basó en él para crear a Dos Caras, famoso villano del superhéroe.


La cinta se divide en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, se nos presenta a la mayoría de los personajes, las piezas que componen la historia. Es en el momento en el que Bateman abre fuego contra los espejos cuando empieza la segunda parte, cuando, tras esta memorable escena, en la que también oímos la demencial risa de Vollin, el salvador se convierte en ejecutor, en torturador, comenzando por invitar, amablemente, a un selecto grupo de gente a su casa.

La ambientación está muy bien lograda. Cuando cae la noche sobre la mansión del sanguinario doctor, también cae una fuerte tormenta; la típica tormenta de estas películas, con fuertes rayos que iluminan el cielo, impresionantes vendavales que arrancan a los árboles de sus raíces, etc... Además, siempre me llamó la atención el interior de su mansión. Por un lado, tenemos unos lujosos interiores de lo más normal; pero, por otro, tenemos el sótano de la misma, un oscuro lugar en el que se plasman perfectamente los extraños fetiches del dueño de ese lugar. Es curioso como se mezclan elementos propios de la decoración gótica de siglos anteriores con otros más modernos; inventos delirantes, utensilios de tortura aparte, como una máquina llena de interruptores que hace cosas como que una habitación entera baje al sótano a modo de ascensor gigante, o una sala en la que las paredes se van cerrando hasta aplastar a todo aquel que se halle dentro. Es como si los decorados de "Drácula" se mezclaran con los de "Satanás".


Me váis a perdonar porque haya mencionado tantas veces el otro largometraje co-protagonizado por estos dos grandes del terror, "Satanás", pero es que no son pocas las características que ambos tienen en común, aparte del hecho de tener al dúo Lugosi-Karloff protagonizando un auténtico duelo de titanes. Ambos duran una hora, por lo que podrían ser considerados mediometrajes, más que largometrajes (y es que, por entonces, la censura hacía estragos en la duración de un film, impidiendo desarrollar a los directores todo lo que tenían en mente. Aún así, hay escenas que me sorprende que escaparan al rígido control censor de la época, como, sin ir más lejos, aquella en la que el personaje de Lugosi admite, alegremente, que le encanta torturar gente).

Recomiendo, para todo aquel que esté interesado en ver algo de terror clásico (que hoy en día, de acuerdo a los standards actuales, no provoca terror en absoluto), ver en sesión doble "Satanás" y "El cuervo", a pesar de que una no tenga nada que ver con la otra, más allá del hecho de contar con los dos actores mencionados una y otra vez en este artículo... Dos de las joyas clásicas de terror más notables de esta época de la Universal, sin duda.

Valoración personal: 8/10.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No conocía esta película, tendré que verla.