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martes, 30 de octubre de 2012

El diablo sobre ruedas




Valoración personal: 10/10.

Ficha técnica:

Título: El diablo sobre ruedas

Título original: Duel

Año: 1971

Duración: 91 min.

País: Estados Unidos

Director: Steven Spielberg

Guión: Richard Matheson

Música: Billy Goldenberg

Fotografía: Jack Marta

Reparto: Dennis Weaver, Tim Herbert, Lou Frizzell, Jacqueline Scott, Eddie Firestone, Lucille Benson, Gene Dynarski

Productora: Universal Pictures

Género: Intriga. Thriller. Terror. / Road Movie.

¿De qué va?:

David Mann (Dennis Weaver) es un ciudadano de clase media que se dirige a una reunión de trabajo a través de una carretera poco transitada. De camino, se topa con un camión cisterna que le dificulta el paso. Al adelantar al camión, el conductor del enorme vehículo comienza a perseguir sin motivo aparente a David, actuando como un psicópata empeñado en matarle sea como sea...



Comentario:

Antes de deleitar a grandes y pequeños con dinosaurios, extraterrestres de andar por casa y tiburones, Steven Spielberg ya había dirigido la película que más me gusta de toda su carrera como cineasta. Ya he perdido la cuenta del número de veces que la he visto, y, sinceramente, no me canso de verla una y otra vez. Me parece una película fascinante y, a la par, terrorífica, en la que no sobra ni un solo fotograma.

Recuerdo la primera vez que la vi, a finales de los 90, cuando la emitieron por televisión un sábado por la noche. La premisa argumental me pareció simple a más no poder; un hombre perseguido por un camión. De todas formas, aunque contara con tal premisa, su visionado me mantuvo pegado al sofá, completamente en tensión. A medida que se acercaba el clímax final, más nervioso estaba. Ese eterno avance a través de una carretera poco transitada me recordaba a los largos viajes que hacía con mis padres de Madrid a Galicia. En esos viajes, el simple hecho de imaginarme que a mitad de camino nos toparíamos con un psicópata al volante me daba mucho miedo. Sobre todo si ese psicópata iba al volante de un enorme automóvil que utilizaba como arma homicida. Hoy en día, más de una década después, todavía sigo poniéndome nervioso cada vez que veo esta película. Es la magia cinematográfica de Spielberg; no importa las veces que uno vea sus películas, puesto que siempre se sentirá como la primera vez que las vio, sea maravillado, emocionado, triste u horrorizado. Como suelo decir bastante a menudo, me encantaría que Spielberg volviera a hacer pelis de terror como las que hacía en sus inicios, ya que eran sublimes.

Tenía mis dudas sobre si debía o no incluir esta película en el ciclo de cine de terror; pero, finalmente, y como podéis comprobar, lo he hecho. Y es que, pensándolo bien, estamos ante una película de terror psicológico de las buenas, aunque mucha gente diga que es más bien un film de suspense o un thriller. Lo que es innegable es que estamos ante una producción que consigue aterrorizar y poner en tensión a muchos espectadores.

En el comentario de "La leyenda de la casa del infierno" (1973, John Brough) ya dejé bien claro quién era Richard Matheson, así que considero una pérdida de tiempo el volver a hablar sobre él. Matheson escribió una historia corta sobre un conductor que era acechado por un camión, la cual fue publicada a principios de los 70 en la revista Playboy. Los de la Universal le echaron el ojo a ese relato, y, tras ponderar el llevarlo a la gran pantalla, decidieron filmarlo para la televisión en forma de telefilme de 74 minutos apróximadamente. Matheson fue contratado por la Universal, ocupándose, una vez más, del guión de una adaptación cinematográfica de uno de sus escritos. El encargado de dirigir dicha adaptación sería un joven Steven Spielberg, quien por entonces había hecho sus pinitos en el mundillo de la televisión, ocupándose de algunos capítulos de series como "Colombo". La película fue rodada en tan sólo dos semanas en Soledad Canyon, California, lejos de los estudios y del control de los mandamases, por lo que Spielberg tuvo total libertad creativa.

Los de la compañía no las tenían todas consigo. Pensaban que el telefilme sería emitido en televisión sin pena ni gloria. Sin embargo, para su sorpresa, resultó ser todo un éxito tanto de crítica como de audiencia. Este éxito hizo posible que se realizara una versión extendida que se estrenó en cines en Europa. Spielberg añadió escenas adicionales hasta alcanzar la hora y media de duración (recordemos que la versión emitida en TV duraba unos 74 min.), y fue esta versión extendida del telefilme la que llegó a los cines europeos en 1973.

Lo que más me gusta de "El diablo sobre ruedas" es el modo en que el terror irrumpe en lo cotidiano, en la vida de alguien que no está acostumbrado a tener problemas más allá de los que surgen en su rutina diaria. Concretamente, en la vida de David Mann, un ciudadano estadounidense de clase media como cualquier otro que, por vicisitudes del destino, se topa con el terror absoluto en un viaje de negocios. Y ese terror tiene forma...

La forma de un terrible camión cisterna de aspecto imponente. Oxidado, sucio, polvoriento y con las letras "FLAMMABLE" grabadas en la parte trasera de la cisterna, este camión está conducido por alguien que se propone perseguir y martirizar a Mann hasta matarle. ¿Por qué motivo hace eso? No lo sabemos. 

En un principio, son muchas las dudas que tenemos sobre el conductor. ¿Quién es? ¿Conoce a David? ¿Qué aspecto tiene? El hecho de no mostrarnos en ningún momento al conductor, a excepción de sus brazos, así como el no darnos ningún detalle acerca de su persona, es todo un acierto, ya que de esta forma consigue resultar más terrorífico. Y es que, como suelo decir, no hay nada que dé más miedo que lo desconocido. Lo único que tenemos claro es que el camión está conducido por un demente que, por su forma de actuar, parece haber salido del mismísimo infierno (el título español, aunque no niego que suene algo rimbombante, me parece todo un acierto).

A medida que avanza el metraje y el suspense se intensifica, la identidad del conductor y sus motivaciones nos importan cada vez menos. Lo único que nos importa es que David sobreviva como sea. Es más, llega un punto en el que tenemos la  sensación de que el camión es un ser vivo. Un ser vivo totalmente inhumano, he de añadir. Un buen ejemplo de esto último es la escena del túnel, en la que los faros delanteros del mastodóntico vehículo se iluminan como si fueran sus ojos. Todavía me estremezco al recordar dicha escena.

Uno de los motivos por los que el film ha envejecido realmente bien y por los que éste conserva gran parte de su impacto es porque no es de esas producciones en las que se les da gran importancia a los efectos especiales. Así mismo, y ateniéndonos a la parte técnica, el film hace un uso de la cámara que por aquel entonces, a principios de los 70, era realmente innovador y revolucionario. Los ángulos empleados y el oportuno manejo del zoom son extraordinarios, y a lo largo de la cinta seremos testigos de distintos planos que enfatizan la desesperación de David; desesperación que aumenta progresivamente a cada kilómetro recorrido.

La persecución no se produce de noche, sino a plena luz del día, en espacios abiertos. El escenario es una zona desértica que cuenta con una carretera de doble dirección y, también, con alguna que otra área de servicio en la que los viajeros paran a repostar gasolina o a comer. Sin embargo, nadie ayuda a David, quien se halla muerto de miedo y sin saber muy bien qué hacer. En más de una ocasión es ignorado e incluso tachado de loco por distintas personas que lo único que ven es a un hombre encolerizado. Como muchos sabemos, es cuando surgen problemas cuando la gente huye. Este aspecto social que, desgraciadamente, continúa vigente hoy en día queda muy bien plasmado en el film.

La actuación de Dennis Weaver como David Mann es excelente. Weaver consigue que empaticemos con su personaje, un padre de familia cuyo carácter le impide mandar en su casa, como bien murmura en una ocasión. No se nos dan muchos detalles acerca de su personalidad y sobre su vida privada; pero es gracias a una conversación telefónica que tiene con su mujer cuando se nos dan ciertos datos que hacen que nos hagamos una idea bastante clara de cómo es. Un tipo tranquilo, tímido y algo acobardado, que prefiere huir de un problema antes que afrontarlo. Un tipo al que no le importa quedar en ridículo con tal de no meterse en líos, que prefiere estar en paz y tranquilidad y dejar que las cosas se enfríen con el tiempo.

El destino le ha jugado una mala pasada a David. Todos sus pasos le han llevado a encontrarse de bruces con el mayor desafío de su vida: sobrevivir al ataque de un camión. Completamente desesperado y aterrorizado, Mann intenta huir; pero no puede. Sabe que esa no es la solución. Ya no. A medida que la intensidad de los ataques de su perseguidor van aumentando, siendo estos cada vez más violentos y demenciales, Mann se da cuenta de que la única forma de salvarse será enfrentándose a sus fantasmas del pasado y a sus miedos internos; fantasmas y miedos plasmados en esa mole de metal oxidado que se ha propuesto asesinarle sea como sea. Por primera vez en su vida, Mann ha de ser un "man", o sea, un hombre de verdad. David contra Goliat. El hombre contra la máquina.

"El diablo sobre ruedas" fue el trampolín con el que el hoy en día archiconocido director saltó a la fama; pero no sería hasta el verano de 1975, con el estreno de "Tiburón" (1975, Steven Spielberg) y el descomunal éxito que tuvo, cuando se convirtió en un director mundialmente conocido por todos (y quien no le conozca es porque acaba de llegar a la Tierra. Tal que así). Luego llegarían otras superproducciones gracias a las cuales revolucionaría la industria hollywoodiense y con las que se ganaría a fuego su apodo de "el Rey Midas de Hollywood", ya que todas ellas recaudaron unos ingresos en taquilla nunca vistos hasta entonces. 

Antes de embarcarse en proyectos de gran presupuesto, Spielberg ya había triunfado con ésta, su primera obra maestra. Una película hecha sin muchos medios que, a día de hoy, sigue siendo efectiva y, sobre todo, realista. Y es que, aunque hayan pasado cuarenta años desde su estreno, el mundo sigue estando lleno de locos, sea en las calles de una gran ciudad o en una solitaria carretera en medio del desierto...

Imágenes:

























3 comentarios:

Miyu dijo...

No me van los acentos en este teclado de mierda xDDD:

Vi esta peli hace eones, seguramente a finales de los 90, como tu, un par de veces. Me acuerdo que me gusto y me acuerdo de cosas pero vamos, asi en general, no mucho XD tendria que volver a mirarla, porque se que me gusto, y esta ahi, pero claro... XDD

Raúl Calvo dijo...

En mi post sobre el film comento también el hecho de que la premisa de la película hace que mucha gente piense que no puede ser una película interesante, pero precisamente por eso es tan buena, como una canción de los Ramones. El propio Matheson se tuvo que pelear de lo lindo para que la historia fuera adaptada. Lo curioso es que tanto en este film como en Tiburón comparten estructura, basada en el clásico Los pájaros (en el modo que se diseñan los ataques y se aumenta progresivamente la intensidad).

El Tipo de la Brocha dijo...

A mí me parece bien clasificada dentro del género del terror, porque el camión tiene cierto elemento sobrenatural.

Cuando rememoro la película, en mi cabeza veo a Burt Reynolds como David Mann. Siempre.