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miércoles, 26 de octubre de 2011

El Doctor Frankenstein


El origen del monstruo de Frankenstein se remonta al siglo XIX, cuando un grupo de aristócratas e intelectuales ingleses se reunieron en una casa alquilada por uno de ellos en Cologny, Suiza, cerca de los Alpes. Tras leer distintas novelas de terror, cada uno de ellos acordó escribir una historia de dicho género. Entre esas historias estaba la escrita por Mary Wollstonecraft Shelley, titulada "Frankenstein o el moderno Prometeo" y, finalmente, fue publicada en Londres en 1818, convirtiéndose así en un éxito que acabaría dando el salto al teatro primero (con unas ocho versiones teatrales) y al cine después (con tres adaptaciones cinematográficas realizadas antes de los años 30, aunque a día de hoy sólo se haya conservado una de ellas, fechada en 1910 y realizada por Thomas Alva Edison, un pionero del cine). Pero fue en 1931 cuando le llegó la verdadera hora a la criatura creada hace más de un siglo por Mary W. Shelley, hora en la que se estrenó la película que le daría fama a nivel internacional...

Ficha técnica:


Título: El Doctor Frankenstein


Título original: Frankenstein


Año: 1931


Duración: 71 min.


País: Estados Unidos


Director: James Whale


Guión: Garret Ford & Francis Edward Faragoh (Novela: Mary Shelley)


Música: David Brockman


Fotografía: Arthur Edeson (B&W)


Reparto: Boris Karloff, Colin Clive, Mae Clarke, John Boles, Edward van Sloan, Dwight Frye, Frederick Kerr


Productora: Universal Pictures


Género: Terror. Ciencia ficción. / Monstruos.


Hay ocasiones en las que un personaje consigue traspasar las barreras del medio en donde hizo acto de presencia, hasta el punto de convertirse en un icono de la cultura popular, pasando así a formar parte del imaginario colectivo. Una gran puesta en escena del medio de donde proviene, así como un elevado e innovador carisma por parte del personaje, hacen que ésto sea posible. Esto es lo que sucedió con Frankenstein cuando, gracias al director James Whale, se estrenó en los cines estadounidenses, en 1931, la primera película de otras tantas que vendrían después teniendo como protagonista o estrella principal al monstruo creado por el doctor cuyo nombre da título al film (erróneamente y, en parte, debido a la publicidad que hizo en su día la Universal del largometraje, se ha creído que Frankenstein es el nombre de su creación artificial). Me gustaría ahondar más en la novela original, y realizar comparaciones entre ésta y la presente película... A diferencia de otras novelas de las que se harían adaptaciones producidas por la Universal como "Drácula" o "El hombre invisible", la escrita por Mary W. Shelley aún se me sigue resistiendo, y, a día de hoy, desgraciadamente, todavía no he tenido la oportunidad de leerla.

Lo que si sé es que, después de casi una decena de adaptaciones teatrales, fue en 1930 cuando una adaptación cinematográfica al cargo de Peggy Webling hizo posible que James Whale diera el paso de reunirse con William Pratt (alias Boris Karloff), para acabar creando este clásico del terror al año siguiente. Aunque el elegido para encarnar a esta abominación científica fuese finalmente Karloff, también se barajó la posibilidad de elegir a la por entonces gran estrella del cine de terror de la Universal, el húngaro Bela Lugosi quien, tras interpretar a Drácula el mismo año en el que se estrenó Frankenstein, se hallaba rodeado de fama y reconocimiento por parte del público. Son varios los motivos por los que Lugosi no acabó adoptando el rol. Unos dicen que fue porque tras maquillarle los resultados no convencieron en absoluto a Whale; otros, que el propio actor se negó a hacer de un monstruo oculto tras una buena capa de maquillaje.

Maquillaje que Jack Pierce acabó aplicando al rostro de Boris Karloff, exagerando sus rasgos faciales, embruteciéndolos y retorciéndolos lo justo, logrando así unos resultados, como poco, excelentes y, sobre todo, efectivos. Hay anécdotas bastante curiosas, como el hecho de que el rodaje empezara a las 9 de la mañana. Con dicho horario, Karloff se tenía que presentar en los estudios a eso de las 4 de la mañana, hora en la que, al poco de llegar, Pierce comenzaba a maquillarle para que así estuviese listo a las 9... Sin duda, todo un sacrificio el levantarse tan pronto para eso. De hecho, me pregunto si Karloff actuaría con naturalidad mientras encarnaba al monstruo, debido al cansancio por falta de sueño con el que cargaba en todo momento...


La historia, a día de hoy, hasta para aquellos que no hayan visto la película, es de sobra conocida por todos. Puede parecer tópica, sí, pero por entonces era algo realmente novedoso y, sobre todo, osado por su carácter e idea principal, en contraposición a algunas corrientes de pensamiento religioso. Frankenstein, interpretado por Colin Clive, es un doctor (no un monstruo, insisto) que está dispuesto a realizar un experimento que otorgue vida a un cuerpo inerte, formado por partes y órganos de otros cuerpos humanos, como si de un rompecabezas biológico se tratara... Tras reunir todos los elementos y, tras una escena en la que las luces y sombras se suceden en torno al doctor y su desgraciado y deforme criado, de nombre Fritz, el ser vive, como bien exclama el doctor, totalmente inmerso en un estado mezcla de felicidad, agotamiento mental y locura.

Los 71 min. que dura el film tienen momentos realmente memorables, que se han ido reinterpretando no sólo en posteriores películas del monstruo a lo largo de las décadas, sino también en multitud de historias que poco o nada tenían que ver con Frankenstein, más allá del concepto de crear vida artificial y dar lugar a una "amenaza" que ponga en peligro a la humanidad. Y digo "amenaza", entre comillas, ya que el monstruo no es tal, sino que la gente le hace convertirse en un ser peligroso, siempre a la defensiva, dispuesto a atacar. Desde el principio, es olvidado por su hacedor y maltratado por el deforme criado de éste, y los habitantes de la zona emprenden irrefrenables ataques de violencia contra él por el simple hecho de ser una abominación en contra de la naturaleza, en contra de todo lo que ellos conocen, un ataque contra lo desconocido. De esta forma, los lugareños acaban siendo, desde cierto punto de vista, tan monstruosos como el resultado del experimento biológico de Frankenstein.

Fuertemente grabadas en el recuerdo quedan escenas tan memorables como el torturado ser artificial: el momento en el que aparece, primero de espaldas al espectador y luego ofreciendo un efectivo primer plano de su triste y trágico rostro; personajes como el chepudo criado del doctor Henry, Fritz (interpretado por un genial Dwight Frye), al que erróneamente se le ha atribuido el nombre de Igor, debido en parte a la reinterpretación realizada por Mel Brooks en los años 70 con su comedia titulada "El jovencito Frankenstein"; el propio doctor en sí gritando su atemporal "It's alive!" ante unos atónitos espectadores; la criatura mostrando empatía y sentimientos hacia la bondad e inocencia de una niña pequeña; o, hacia el final, la parte del molino en llamas. Esta escena final, en la que llegamos a sentir angustia e incluso pena por el monstruo, resultó ser bastante impactante para la época; de hecho, al principio del film se nos advierte de que estamos ante una película bastante "hardcore". Algo irrisorio de escuchar hoy en día ya que en ella Whale, más que contarnos una historia de terror parece que nos cuenta una fábula con moraleja, pero para los standards de la época, a principios de los años 30, era realmente terrorífica, tanto como impactante...


Además de todos los momentos descritos superficialmente en el párrafo anterior, la ambientación es bastante buena, tomando elementos del expresionismo cinematográfico que imperó en el género del terror en la década anterior (aunque por entonces no fuese considerado un género como tal). Whale demuestra destacar por su labor artística y buen hacer a la hora de diseñar escenarios; jugando con luces, sombras, así como con los enfoques de la cámara. En relación a esto último, vuelvo a recordar lo efectiva que resultó ser la primera aparición del monstruo, así como la puesta en escena del experimento que le dio vida y del laboratorio en sí, desde esta película convertido en un elemento fuertemente ligado a todo mad doctor que se precie. Y es que Henry Frankenstein fue el primer mad doctor de la historia del cine, de la misma forma que su creación era un ser vivo que en realidad no era un monstruo, sino que la gente y el mundo en el que fue creado le convirtieron en tal o, dicho de otro modo, le atribuyeron ese rol.

De todas formas, esta incursión de Frankenstein en el cine cuenta con algunos defectos o fallos menores en el guión. En ocasiones, se dan por sentadas algunas cosas de tal forma que el espectador queda, por momentos, un tanto descolocado o fuera de lugar; o fallos como el del cerebro, ya que no sé por qué el monstruo, que cuenta con un cerebro que fue de un peligroso e implacable asesino, muestra buenos sentimientos... De todas formas, fue cuatro años después, en 1935, cuando llegaría la primera secuela del film, también dirigida por Whale y protagonizada de nuevo por Karloff (y digo protagonizada por Karloff, en vez de por Colin Clive, porque el tiempo ha demostrado, con creces, quién de los dos ejercía el papel más icónico). Dicha secuela superó con creces a la primera parte, pero será mejor que hable más a fondo de ella en próximos artículos...

Lo que está claro es que Frankenstein es, actualmente, un auténtico clásico del cine de terror que, a pesar de ser superado en el futuro por otras películas del género, dio el verdadero pistoletazo de salida (después del Drácula de Tod Browning) al cine de terror de monstruos de la Universal, iniciando así, junto con el film de Browning, una edad dorada de este tipo de cine. Edad dorada que ha tenido multitud de reinterpretaciones hasta nuestros días, resultando ser una auténtica fuente de originalidad y de inspiración sin precedentes.


Valoración personal: 8/10.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo en todo, Boris Karloff siempre estara en mi corazón como "monstruo" en esto del cine de terror, como Bela Lugosi, Paul Naschy o ya un tanto mas modernillos, Robert Englund, Brad Dourif, Jeffrey Combs o Doug Bradley......... y es que el cine de terror tuvo dos epocas doradas en mi opinion: los 30 y 80 (los 70 estaban bien, de hecho tiene bastante cine de zombis, pero estaba en "plena adolescencia" el cine xD) sin embargo, este es un clásico atemporal que, gracias a esta reseña volvere a ver, aunque yo a la pelicula la doy un 8 jeje, el resto lo discutire contigo via msn si eso xDDDDD

El Tipo de la Brocha dijo...

Siempre que leo algo sobre los monstruos de la Universal, recuerdo el pack en DVD con todos sus grandes clásicos, que devolví pensando que no me gustarían. Estúpido yo...

Anónimo dijo...

Para mi la segunda era dorada del cine de terror serían los 70, en los 80 con los slashers las películas son muy parecidas entre ellas.