ATENCIÓN, AVISO PARA HISPANOHABLANTES: RECOMIENDO ENCARECIDAMENTE VER LAS PELÍCULAS Y SERIES AQUÍ RESEÑADAS EN VERSIÓN ORIGINAL SUBTITULADA EN ESPAÑOL (V.O.S.E.)

jueves, 10 de marzo de 2011

Los 4 Fantásticos de Stan Lee y Jack Kirby - Parte XIII


El Annual nº 5 de The Fantastic Four bien podría haber llevado bajo la cabecera de título la coletilla "y amigos", titulándose así "Los 4 Fantásticos y sus amigos". Aunque, aún de haber sido asi, alguien habría dicho lo de "¿4? ¡Si sólo entran en acción dos miembros del cuarteto!" Y asi era, porque este especial era todo un especial, mas centrado en las amistades que tanto habían ayudado a los 4 Fantásticos en alguna de sus misiones en el pasado que en el cuarteto en sí, pues teniamos en la historia principal a los Inhumanos y a Pantera Negra ayudándo a la Cosa y a la Antorcha Humana a vencer al villano que se nos presentaría en este anual. Este anual contendría, aparte de la historia principal, una historia de complemento protagonizada por Estela Plateada, aparte de incluir otros complementos como unas pocas páginas en las que los propios autores de Marvel se autoparodiaban y algún que otro pin-up. Como se suele decir... Ya no se hacen cosas asi.


La historia, entintada por un Frank Giacoia mucho mejor en su trabajo que en su estancia anterior en la serie regular años atrás, nos presenta a Psico-Man, un tipo de extraña apariencia, que viste un extraño traje verde y blanco con la marca de Kirby bien patente en su diseño... Este ser es capaz de manipular las emociones humanas con un estimulador fruto de su invención, y con dicha arma pretende conquistar la Tierra que curiosamente no es su mundo, ni su planeta, ni siquiera su dimensión... Ya que Psico Man proviene de Sub-Atómica, de un planeta muchísimo más avanzado que la Tierra en cuanto a tecnología ubicado en una dimensión conocida como el Microverso, una dimensión tan pequeña que no se puede visualizar ni con el microscopio más potente, a la que solo se puede acceder encogiéndose hasta el punto de que el interior de un átomo sea como un universo. Stan Lee y Jack Kirby, una vez más, habían creado un villano original y carismático acompañado de su propio mundo. Con casos como este, demostraban nuevamente que The Fantastic Four aún era la serie de Marvel que expandía fronteras, en donde se presentaban conceptos tan importantes en el futuro editorial como la raza alienígena de los Kree o Él, de los que hablé en artículos anteriores... Tan importantes como los Inhumanos y Pantera Negra, que se unían a la Cosa y a Johnny Storm para derrotar a Psico Man y así salvar una vez más la Tierra. Si el tercer anual de los 4 Fantásticos venía a ser algo así como la consagración del Universo Marvel, de todo lo creado hasta ese momento tanto en la serie principal como en el resto de series de la editorial, el quinto anual celebraba en cierto modo lo que Stan Lee y Jack Kirby habían venido creando hasta ese momento en la colección, concretamente desde el número 44 de The Fantastic Four, creatividad al máximo que demuestran una vez más con la creación de Psico Man y su propia dimensión. Casi nada, y más teniendo en cuenta que los otros dos miembros de los 4 Fantásticos por no combatir contra el villano de dicho anual no serían menos importantes, pues Reed comunicaba al resto del equipo algo tan especial que sólo podía comunicar en este número. Esto era el embarazo de Sue Storm, motivo por el que no fueron a combatir a Psico Man. Por lo tanto, Sue Storm daría a luz, sería madre y así los 4 Fantásticos estarían incluso más unidos como familia, pero esto no sucedería hasta otro momento bien especial, momento que tendría lugar en el sexto anual, del que hablaré más adelante.

Tras el inciso cronológico de este anual, la historia continuaba en el nº 68 de The Fantastic Four. Antes de nada, decir que el estilo de dibujo de Jack Kirby, que ya era muy bueno, en esta época a principios de 1968 es donde alcanzó su cénit, su personalidad por completo, y eso se ve en un ritmo narrativo en donde las viñetas se suceden vertiginosamente, explotando aún mas el recurso de la splash page con impresionantes escenas que ocupaban una página entera en el momento adecuado, y llenando un gran número de páginas con cuatro grandes viñetas cargadas de fuerza que eran bien efectivas en el lector, a la par que se evitaban esos recuadros de texto en los que se nos explicaba lo que ya estábamos viendo (aunque no fue solo los 4 Fantásticos la colección que en 1968 cambió su forma narrativa evitando los mencionados recuadros tan propios de principios de los 60). Por lo tanto, con este dibujo Kirby seguiría retratando esos impresionantes personajes y escenarios nunca vistos en un cómic ni imaginados por un lector... Artísticamente, sus portadas aunque no eran tan míticas y sobre todo recordadas como las de números anteriores seguían siendo impresionantes, aunque se habían tornado algo más misteriosas, de tal forma que un lector al observarlas no pudiera intuir cláramente que ocurría en el interior del cómic. Por decirlo de otro modo, habían ganado tanto en espectacularidad como en misterio. Por ejemplo, la portada del número 68 mismamente nos mostraba a la Cosa atrapada por... Algo, pero no sabíamos el qué, ni a qué villano se enfrentarían, etc... En su interior, el cómic giraría en torno a la figura de la Cosa, y el villano sería de nuevo el Pensador Loco, que volvía tras una temporada sin aparecer, desde el cuarto anual. Stan Lee y Jack Kirby hicieron una macrosaga de cuatro números donde predominó la acción desenfrenada, en la que el Pensador Loco lograba volver a la Cosa en contra de Reed, Sue y Johnny, aparte de que les atacaba con un nuevo androide de un aspecto mucho menos bizarro que el Awesome Android que le acompañaba en sus primeras apariciones... Un androide de estética más realista pero también más perturbador, pues a pesar de tener la forma de un humano carecía de rostro. Ya habíamos visto en números anteriores de la colección, en otras sagas de hecho, como la Cosa se volvía en contra del resto de los miembros del equipo, todo debido a una manipulación mental claro está. Solo había que remitirse a los números inmediatamente anteriores a la primera aparición de los Inhumanos, por ejemplo, en los que se enfrentaban a los Cuatro Terribles y a una enfurecida Cosa bajo el control del Mago. Esta macrosaga superaba a la anterior en mi opinión, tanto en la parte gráfica como en la argumental y por la forma en que esta era narrada, pero tampoco era una historia para tirar cohetes... Y eso era raro, pues desde la presentación de los Inhumanos aún no había llegado ninguna historia que produjese esa sensación. ¿Habían tocado techo las historias de los 4 Fantásticos? Eso parecería, de no ser porque tras un crossover con Daredevil, la serie volvería a ofrecernos historias fascinantemente épicas...

Pero antes hablaré del crossover Daredevil/4 Fantásticos. En dicho crossover, que se iniciaba en el número 37 de Daredevil, continuaba en el número 38 de la misma colección y concluía en el número 73 de The Fantastic Four, asistiríamos al retorno del Doctor Muerte, quien había sobrevivido en la impresiontante historia en la que obtenía los poderes de Estela Plateada. Ya desprovisto de tal poder y vivito y coleando, y en la embajada de Latveria de Nueva York como base de operaciones, logra intercambiar su cuerpo con el de Daredevil, para así realizar un aproximamiento al edificio Baxter y aniquilar más facilmente a unos confiados 4 Fantásticos (sobra decir que Muerte descubre que Daredevil es ciego en cuanto se produce tal intercambio corporal). Finalmente Daredevil, en el cuerpo del Doctor Muerte (o cárcel viviente como reza la portada), consigue de forma simple e inteligente recuperar su cuerpo original poniendo en jaque al maligno dictador, y ya con su apariencia original como Daredevil es interceptado por la Antorcha Humana, la Cosa y Reed Richards, quienes piensan que Daredevil sigue siendo en realidad el Doctor Muerte (que lío ¿no?) Y asi de liados comienza una escaramuza entre estos 3 Fantásticos y 3 superhéroes del Universo Marvel con serie propia, que eran: Daredevil, acompañado de otro superhéroe solitario, el asombroso Spiderman, y Thor, quien estaba casualmente por allí debilitado tras un combate contra el Destructor, combate que se narró en su propia colección. Sin duda, un claro y magistral ejemplo de esa sensación de universo compartido, no solo por este enfrentamiento si no porque también Muerte explicó en la colección de Daredevil como sobrevivió a su anterior encuentro con los 4F. Cabe destacar la aparición de Thor y Spiderman, ambas series guionizadas por Stan Lee que gozaban de mucho éxito en esa segunda mitad de los 60. Por un lado Spiderman, dibujado por el gran John Romita, acabaría convirtiéndose en el héroe superventas de la editorial, arrebatándole ese puesto al cuarteto, y por otra parte Thor era la otra gran serie de Jack Kirby, en la que entintado por Vince Colleta nos relataba las aventuras del dios nórdico del trueno dando rienda suelta a su creatividad con personajes tan míticos como sus mitológicos escenarios. Muchos pensarían que esta era la primera aparición de Spiderman en los 4 Fantásticos, y estos serían aquellos que se saltaron el primer anual de la serie (cuanto había llovido ya...) en el que Spiderman visitaba el edificio Baxter con la intención de formar parte de los 4 Fantásticos. Curiosamente, esta historia corta que acompañaba al plato fuerte de ese anual era la misma que se nos contó en el número 1 de The Amazing Spiderman, pero en vez de contar con los lápices de Steve Ditko (creador y dibujante del arácnido en sus primeros 38 números), contaba con los lápices del rey, de Jack Kirby. Antes dije que las portadas a partir de este año ganaron en misterio y hacían preguntarse al lector que ocurriría dentro del cómic; pero no en todas, de hecho en este número con tan solo ver la portada uno no tenía que ser muy avispado para saber que en su interior habría, como se suele decir: "hostias como panes". Sírvase de ejemplo la siguiente splash page, todo un choque de titanes:

Otro superhéroe que acabaría teniendo su propia serie regular sería el que se nos presentó en la trilogía de Galactus. Ya en la portada del número 50 de The Fantastic Four estaba escrito en ella "The startling saga of the Silver Surfer". Y asi fue, en dicho número comenzaron las andanzas en solitario del ahora exheraldo de Galactus, aventuras que siguieron en esa misma serie cruzando su camino con el del cuarteto protagonista. Dichos encuentros le servirían para ganarse tal fama y aceptación por parte del público que acabaría consiguiendo serie regular propia, guionizada por Stan Lee y dibujada por John Buscema, una de las mejores de finales de los 60 he de decir. Esto fue otro hecho que hizo aumentar aún más la incomodidad de Jack Kirby en la editorial, ya que Estela Plateada era su creación pero; sin embargo, Stan Lee ocupado en conferencias y demás ruedas de prensa la atribuía como suya. Pero ahondaré mas en el tema: Jack Kirby se hallaba enfrascado en la colección regular de los 4F entre otras, y en el quinto anual del que hablé antes se añadió como complemento una historia protagonizada exclusivamente por Estela Plateada, en la que con sus poderes dotaba de movilidad al androide Quasimodo, quien tras adquirir dicha capacidad de movimiento se descontrolaba con la intención de aniquilar todo a su paso. Fue una gran historia, en la que una vez más podiamos ver la bondad y nobleza patentes en Estela y sus nefastas consecuencias al dar con quien no merecía esos sentimientos. Para Stan Lee la historia era una prueba, una especie de sondeo con el que dependiendo de la aceptación por parte de los lectores, decidiría si darle una serie regular a su personaje favorito de Marvel. Personaje favorito que él no había creado, pues recordemos que Jack Kirby añadió a Estela a la historia de Galactus como su heraldo, y esto sorprendió a Stan Lee hasta el punto de decirle a Kirby que se había pasado (en el buen sentido, entiéndase). Por ende, a Kirby no le sentó muy bien el enterarse de que su creación mas personal acabara en manos de Stan Lee como si fuese de éste último, y que encima le diese una serie regular al personaje no dibujada por él, si no por otro gran dibujante de la editorial, el genial John Buscema. Aparte, en ese primer número se le daba a Estela Plateada un origen distinto al que Jack Kirby había concebido y tenía en mente para el personaje, origen que pensaba mostrar tarde o temprano. Mientras Jack veía a Estela como una criatura formada por energía pura desconocedor de los sentimientos humanos, Stan Lee lo veía como un humanoide de otro planeta que sacrificaba su humanidad para salvar a la mujer que amaba y a su planeta de Galactus, convirtiéndose en su heraldo. Lo peor de todo esto es que, aparte de pillarle todo esto por sorpresa, a Kirby ni siquiera se le ofreció la posibilidad de poner su granito de ayuda en dicha serie.

Entre lo sucedido en torno a Estela, entre que no se reconociera salarialmente su aportación como co-guionista ni figurara como ello en los créditos de las series en las que Stan Lee se limitaba a aportar la idea básica y a añadir los diálogos, o incluso a cambiar el argumento borrando las anotaciones orientativas que Kirby había dejado escritas a los márgenes para que Lee comprendiese el argumento (sírvase de ejemplo lo que sucedió en la historia de Él y la Ciudadela de la Ciencia contado en el artículo anterior), hicieron que Jack Kirby se enfureciera más y más, y dicha furia era reflejada en su personaje fetiche, Estela Plateada, en el número 72 de The Fantastic Four, número en el que se hallaba trabajando cuando se enteró de lo de la serie regular de dicho personaje... En este número vemos a un Estela enfurecido, desatado, harto del comportamiento malvado e ilógico de la raza humana, atacando todo lo que se encuentra a su paso, convencido de que el único modo de que la humanidad renuncie a sus guerras es que tengan un enemigo común, ofreciéndose él mismo como tal. Por suerte, justo cuando se encontraba sobrevolando la ciudad de Nueva York, Reed Richards, la Cosa y la Antorcha Humana deciden pararle los pies, en una historia en la que Estela Plateada acabará siendo menos poderoso pero también más humilde, una humildad que le hará rectificar sus recientes acciones tras una pequeña conversación con estos tres miembros del cuarteto.

Tras el crossover entre Daredevil y los 4 Fantásticos posterior a este número centrado en Estela Plateada, asistiríamos a una saga cuyo argumento central giraría en torno a Galactus, en lo que sería su segunda venida a la Tierra. No tan sorprendente e impactante como la primera en los números 48 al 50 de The Fantastic Four, la segunda llegada de Galactus se antojaba igual de épica. Y lo era. En esta historia la presencia de Galactus se veía ensombrecida también por la aparición de Psicoman, el villano que se nos presentó en el quinto anual. Galactus, en sus viajes a través del Universo, se veía en serias dificultades al no encontrar ningún planeta del que poder alimentarse y, debido a que ya no podía controlar más su voraz apetito cósmico, se dirige a un lugar cercano a la Vía Láctea con la intención de que Estela Plateada le ayude urgentemente buscando un planeta que pueda consumir. Si no, no le quedaría más remedio que devorar la Tierra para sobrevivir. El problema es que, mientras los 4 Fantásticos (o mejor dicho 3 Fantásticos, ya que desde el quinto anual Sue Storm se hallaba prácticamente retirada debido a su embarazo) luchaban contra el Castigador, un androide mitad robot mitad ser vivo propiedad de Galactus, Estela escapó al Microverso, a ese cosmos infinito en el interior de un átomo... Como él mismo dijo: mundos dentro de mundos. Por ende a Reed Richards, a la Cosa y a la Antorcha no les queda otra que ir tras el surfista cósmico reduciéndose también de tamaño hasta límites insospechados, en una aventura que les llevaría a encontrarse y a enfrentarse una vez más al malvado Psicoman mientras la Tierra corría el peligro de ser destruida por Galactus, que esperaba impaciente la ayuda de Estela. Esta macrosaga fue un ejemplo más de que, a pesar de que Jack Kirby ya no se esforzaría mas en crear personajes, lugares y conceptos que luego Stan Lee hacía suyos, la colección seguía perfectamente en forma, ofreciendo historias a cada cual mas sorprendente que la anterior. Y es que la segunda venida de Galactus era una de las mejores historias de estos últimos años de Kirby en la colección... Después de esta macrosaga, y al tener total protagonismo en su propia serie regular, Estela no volvería a aparecer en la colección hasta muchos números después, al igual que Galactus, que haría sus próximas apariciones en la colección The Mighty Thor, en donde también se nos desvelaría su intrigante origen. Un personaje que estaría años y años sin aparecer en ninguna colección de la editorial sería Psicoman, quien pasaría al grupo de villanos inactivos, de donde sería rescatado por otro equipo creativo para la colección de Los Micronautas.

Volviendo a centrarnos en la figura de la Cosa, éste perdió su apariencia rocosa y consecuentemente sus poderes en el número 78 de The Fantastic Four, y por lo tanto recuperó su apariencia humana, la apariencia de Ben Grimm. Y ya lo decía el título en la portada: "The Thing no more!" Pero esta vez no los perdería por el ataque de un enemigo, si no porque su compañero Reed Richards había dado por fin con el modo de revertir su transformación a humano de forma permanente. No eran pocas las veces en las que habíamos visto a lo largo de la colección a la Cosa revertir a su forma humana, inexplicablemente. De hecho, en los primeros números lo hacía a menudo. Tampoco era la primera vez que Richards ideaba algún invento nuevo que resultaba ser un fracaso ya que al poco tiempo Ben Grimm volvía a adoptar la apariencia de la Cosa. La duda era ¿por qué Reed Richards, un genio científico que ha llegado más allá de lo que ningún humano llegaría con sus inventos, no consigue solucionar algo aparentemente tan fácil? Décadas después, en los años 80, el guionista John Byrne nos daría la respuesta a todas estas preguntas en torno a los cambios físicos de la Cosa. En este número también volvía un villano que llevaba bastantes números sin hacer acto de presencia. Este era el Mago, líder de los ya disueltos 4 Terribles, que se disponía a atacarles haciendo uso de sus nuevos guantes cibernéticos. En el edificio Baxter como escenario, Reed Richards y Johnny Storm consiguen rechazar su ataque arrebatándole sus guantes, a pesar de que Ben Grimm en su condición humana ayudó también. Pero fue poca ayuda, ya que al tener su estado humano de forma permanente ya no podría volver a ser un miembro de los 4 Fantásticos jamás... En el número siguiente, mientras Johnny Storm disfruta felizmente de su tiempo libre con su novia Crystal y Reed Richards mantiene una conversación con su mujer sobre el futuro de su futuro retoño, un Ben Grimm duvitativo se presenta ante su novia, Alicia Masters, pensando que quizá ésta ya no le quiera por tener la apariencia de Ben Grimm y no la de la Cosa. Por desgracia son asaltados por uno de los androides del Pensador Loco justo cuando se hallaban en un restaurante cenando, pues el androide llegó al lugar siguiendo una señal que emitían los guantes que le arrebataron al Mago y que Ben Grimm llevaba consigo. Es entonces cuando se produce un combate totalmente desigual, en el que Ben Grimm, al igual que Alicia y todos los que se hallaban en el lugar, no tienen nada que hacer ante la fuerza del androide. Por lo tanto, para salvar su vida y la de los demás, a Ben no le queda otra que volver a ser la Cosa... Sin dudarlo mucho, y gracias a una descarga de energía usando los guantes del Mago consigue revertir el proceso, volviendo a adoptar la apariencia del miembro pétreo y anaranjado del cuarteto. Algo que no parece importarle mucho en cuanto Johnny le recuerda al final del capítulo lo que Reed le dijo en el momento de la transformación, esto es que no podría volver a su estado humano si volvía a ser la Cosa una vez más. En las últimas viñetas, vemos como una Cosa cabizbaja se aleja poco a poco, viñeta tras viñeta, diciendo: "¿Por qué iba a querer ser un don nadie... Como Ben Grimm... Cuando puedo ser la Cosa... Eternamente?" Tras esto, y en esta etapa al menos, no se nos volvió a mostrar a un atormentado Ben Grimm por su apariencia física... Cabe destacar que en la fecha de publicación de esta historia, en 1968, la Cosa ya se había convertido en el miembro favorito por parte de los lectores, arrevatándole a la Antorcha Humana dicho puesto. De hecho, en los primeros tiempos de The Fantastic Four Stan Lee pensó que la Antorcha Humana sería el personaje que más triunfaría del cuarteto (le vería muy cool), y eso no solo quedaba demostrado por el trato que le daba al personaje, también porque le otorgó una serie regular propia, Strange Tales, serie en la que dejó de aparecer dejándosela a otros personajes como el Doctor Extraño y Nick Furia. Años después, la Cosa protagonizaría su propia serie regular, de mucha mayor vida que la citada Strange Tales. Pero eso es otra historia...

Y llegamos al número 80 de The Fantastic Four, en donde los 4, o mejor dicho 3 Fantásticos (Reed, Johnny y la Cosa, recordemos que Sue se hallaba de baja debido a su embarazo), se reencontraban con su buen amigo Wyatt Wingfoot, en una aventura en la que abandonaban los escenarios urbanos o espaciales, trasladándose al lejano Oeste, en donde debían de ayudar a la tribu india de la que descendía Wyatt, salvándola de un nuevo personaje que Jack Kirby creó para la ocasión, que a pesar de no ser tan carismático como otros personajes como Estela o Pantera Negra, era lo suficientemente pintoresco como para atisbar que tenía la marca de Kirby bien patente en él. Este era Tomazooma, el tótem viviente, representación de un dios al que la tribu adoraba. Aunque al final de la historia, después de una brutal batalla entre los miembros del cuarteto acompañados de la tribu de Wyatt, dicho tótem andante se nos desvelaría como algo más que la encarnación de un dios... O algo menos, mejor dicho.

Kirby ya no aportaría nuevos personajes tan efectivos en la colección después de lo sucedido con Él y la Ciudadela de la Ciencia, pero cuando llegó el momento de dibujar el sexto anual, un número tan especial merecía algo especial. Por tanto, Kirby cedió en esta ocasión ceder creando a un nuevo habitante de la Zona Negativa más aterrador y malvado que el feroz Blastaar: Annihilus, el aniquilador, el que destruye. Ya había pasado un año desde el anterior anual, en el que los lectores recibieron al igual que el resto del cuarteto la noticia de que Sue estaba embarazada. Por tanto, ya que dicha noticia fue dada en un momento tan especial, el parto debía de producirse en un momento igual de especial. Dicho momento llegó en el The Fantastic Four Annual número 6, último anual dibujado por Kirby, en el que se nos presentaba una impresionante historia partiendo de una complicación en el embarazo de Sue debido a la exposición a los rayos cósmicos años atrás, pues su organismo se había visto alterado a raíz de ello, y eso podía significar que en el peor de los casos muriera junto a su bebé en el momento del parto. Por tanto, Reed debía de hacerse con una muestra de antimateria, algo con lo que podría arreglar el problema del embarazo y los rayos cósmicos. Acompañado por la Antorcha Humana y la Cosa se sumerje en el interior de la Zona Negativa, único lugar en el que puede hallar dicho elemento, dimensión que Jack Kirby dibuja, si cabe, de forma más impresionante que las veces anteriores, en dobles splash pages incluso. Aparte Kirby nos presenta a Annihilus, un ser de apariencia robótica y vampírica, un auténtico depredador que gobierna parte de la Zona Negativa, así como el descubrimiento de Reed de planetas con los que nunca podrá tener contacto ya que tanto los planetoides como los habitantes que los pueblan están, al contrario que ellos, formados por energía negativa, y el más leve roce conllevaría a una reacción en cadena que aniquilaría el Universo. Annihilus atrapa a los 3 Fantásticos en su fortaleza, en donde también se hallan atrapados especímenes de distintos monstruos extrañísimos, tan raros como los que Kirby nos dibujó en el primer número de la serie o en aquellos aún mas lejanos cómics de los años 50 de la editorial... De la misma forma en la que Kirby nos sorprendió pocos números atrás mostrándonos como Estela y estos personajes se reducían progresivamente en el viaje hasta llegar a Sub-Atómica, en esta ocasión y gracias a sus lápices repite dicha experiencia tan satisfactoria. Jack Kirby tenía esa especialidad, la de mostrarnos escenarios a cada cual tan surrealistas como impactantes a la par que los hacía creíbles, alternándonos con los escenarios mas comúnmente cotidianos o familiares. Como he dicho muchas veces, no solo Jack Kirby creaba personajes, máquinas y naves espaciales de una estética completamente efectiva, también creaba escenarios igual de impresionantes e impactantes... Tan importantes como los personajes. El sexto anual de los 4 Fantásticos era toda una muestra de lo lejos que podía llegar Kirby creativa y artísticamente hablando, significaba el súmmum de este artista, mostrándonos escenas tan fantásticas y espléndidas como las siguientes, sírvanse de algunos ejemplos de ello:
Aventuras en el espacio de una dimensión distinta a la nuestra...

Un nuevo y carismático supervillano de gran importancia de cara al futuro de la colección...

Escenas de vertiginosa acción...

Civilizaciones tan desconocidas como impresionantes...

O Vehículos totalmente "made in Kirby"

Todas estas aportaciones que había venido incluyendo en la colección prácticamente desde sus inicios serían explotadas magistralmente en los veinte últimos números en los que permanecería en la colección, números de los que comenzaré a hablar a fondo en el próximo artículo. Asi pues, ¡nos vemos!

No hay comentarios: