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lunes, 24 de septiembre de 2012

El héroe anda suelto




Valoración personal: 9/10.

Ficha técnica:

Título: El héroe anda suelto

Título original: Targets

Año: 1968

Duración: 90 min.

País: Estados Unidos

Director: Peter Bogdanovich

Guión: Peter Bogdanovich

Música: Ronald Stein

Fotografía: László Kovács

Reparto: Boris Karloff, Tim O'Kelly, Nancy Hsueh, Peter Bogdanovich, James Brown, Tanya Morgan, Mary Jackson, Arthur Peterson, Monte Landis

Productora: Paramount Pictures presenta una producción Saticoy Productions

Género: Thriller. / Cine dentro de cine.

¿De qué va?:

Byron Orlok (Boris Karloff) es un viejo actor que decide retirarse del mundillo cinematográfico cuando se cerciora de que la vida real supera con creces la violencia de sus películas de terror. La realidad es mucho más terrorífica, y sus películas ya no dan miedo. Sammy Michaels (Peter Bogdanovich), un joven director que es admirador suyo, logra convencerle para que participe en una nueva producción antes de su retiro y, también, para que se presente como estrella invitada en un cine al aire libre en donde se proyectará su última película. Paralelamente, un excombatiente de Vietnam llamado Bobby Thompson (Tim O'Kelly) asesina a su familia y, rifle francotirador en mano, se da a la fuga, sembrando a su paso un reguero de víctimas. Lo que ni Byron ni Bobby saben es que sus caminos se cruzarán en lo que posiblemente sea el mayor punto de inflexión de sus vidas...



Comentario:

El debut cinematográfico de Peter Bogdanovich es también la primera película de terror moderno.

Estamos en 1968. Por aquel entonces, la sociedad estadounidense, en especial la juventud, estaba sumida en un estado de pesimismo derivado de acontecimientos históricos como, por ejemplo, la guerra del Vietnam y los asesinatos de Bob Kennedy y de Martin Luther King.

Las producciones de terror gótico, en especial las de la Hammer y las de países como Italia y España, estaban en pleno proceso de decadencia. Y no porque fueran malas, que no lo eran, sino porque a la gente ya no les interesaban. La realidad social de la época daba mucho más miedo que una película de terror protagonizada por un Drácula o un Frankenstein.

Lo mismo se podía decir de los grandes estudios cinematográficos. La televisión había llegado a los hogares a finales de los 50, y la gente iba cada vez menos al cine. Para colmo de males, las grandes y costosas superproducciones épicas habían dado lugar a una crisis monetaria para las distintas compañías.

El público no quería ver acontecimientos históricos narrados de forma épica en la gran pantalla. El público no quería ver a monstruos de fantasía en viejos castillos de Europa, ni tampoco ver historias que difícilmente podrían cumplirse en la realidad. Querían ver personajes más reales. Historias más reales. En definitiva, querían ver algo nuevo. Algo que los veteranos directores hollywoodienses no conseguían ofrecer.

Fueron los jóvenes directores de finales de los 60 y de los 70 los que se encargaron de enterrar el viejo star-system de Hollywood y de insuflar nueva vida al cine norteamericano, dando lugar a una nueva edad de oro del cine estadounidense que todavía no ha sido superada ni igualada. Desde entonces, poco ha cambiado. Martin Scorsese, Dennis Hopper, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, George Lucas... No fueron pocos los jóvenes directores que renovaron la industria. Algunos de ellos estuvieron bajo el amparo del rey Midas de la serie B, Roger Corman, quien se encargó de enseñarles todo lo necesario para triunfar de cara al futuro del cine. Peter Bogdanovich era uno de ellos.

Cuando Bogdanovich, con tan sólo 29 años, decidió guionizar y dirigir su primer film, Corman le ofreció donar el valor de veinte minutos de metraje de "The Terror" (1963, Roger Corman), una película de terror gótico protagonizada por Boris Karloff y Jack Nicholson. El rodaje de "The Terror" había finalizado antes de lo esperado, y, según el contrato, a Karloff aún le quedaban dos días de trabajo. De esta forma, Corman también le cedió a este titán del género.

Más que una película de terror, "Targets" es una especie de thriller de suspense. Una película que, como tantas otras de aquella época, sirve de nexo de unión entre el cine clásico y el contemporáneo. De todas formas, puestos a ubicarla dentro del género que se trata en éste, vuestro blog de cine de terror, es una película que hace de puente entre el cine de terror clásico y el cine de terror moderno.

El protagonista de la historia es Byron Orlok, el cual estuvo interpretado por un Boris Karloff que, a fin de cuentas, hace de él mismo. Orlok, al igual que Karloff, es un actor de más de ochenta años consciente de que ha protagonizado películas de terror que ya no dan miedo. La gran cantidad de noticias aterradoras que hay, desde asesinatos en serie hasta las horripilantes imágenes que se muestran en TV sobre la guerra del Vietnam, se han encargado de ello. Orlok es, como él mismo dice, un anacronismo que debería de estar en un museo.

La única diferencia entre Karloff y el personaje al que aquí interpreta es que Byron decide retirarse del mundillo cinematográfico, cosa que Karloff nunca hizo. Tras "Targets", el mítico actor que dio vida a la criatura de Frankenstein en "El Doctor Frankenstein" (1931, James Whale) tuvo otros papeles en otras películas; pero, dada la calidad de las mismas, podemos considerar perfectamente a "Targets" la última gran película de Karloff antes de su muerte en 1969. Y no sólo eso, también podríamos considerarla un canto del cisne del cine de terror clásico.

Por otra parte, tenemos al joven Bobby Thompson, un personaje realmente perturbador. Su historia se nos narra en paralelo a la de Orlok y, aunque ambas parezcan no tener mucha relación entre sí hasta el final, lo cierto es que sí la tienen. Al fin y al cabo, son crímenes como los de Bobby los que hacen que la sociedad se insensibilice al escuchar un buen número de ellos, y el hecho de que la sociedad se insensibilice hace que las películas fantásticas protagonizadas por Orlok pierdan gran parte de su impacto.

Bobby Thompson es un ciudadano de clase media que en lo que se refiere a dar miedo deja a los monstruos clásicos como Drácula, el hombre lobo y la momia a la altura del betún. Y es que Bobby, al igual que el asesino de "Psicosis" (1960, Alfred Hitchcock) y el de "El fotógrafo del pánico" (1960, Michael Powell), es un personaje terrorífico porque es una persona aparentemente normal, pero con serios problemas mentales que le llevan a cometer crímenes atroces. En ningún momento de la cinta se nos dice por qué mata. Aunque quizás la influencia de su padre, un fanático a las armas, y su temporada de servicio en Vietnam tengan mucho que ver... Como acabo de decir, Bobby es una persona aparentemente normal. No es un monstruo cubierto de vendas cual momia, ni un hombre que viste una capa rojinegra cual conde transilvano, ni, tampoco, se convierte en lobo a la luz de la luna. Nada de eso. Bobby es una persona que bien podría ser nuestro vecino de al lado o, simplemente, una de las muchas personas con las que nos cruzamos por la calle cada día.

"Targets" es un film que no ha envejecido nada mal. Esto queda demostrado en varias escenas que no han perdido su efecto a pesar del paso de las décadas, en especial las protagonizadas por Bobby, como aquella en la que cena con sus padres y su mujer. Es una escena de lo más normal; pero, mientras uno la ve, no es difícil intuir que algo no va bien en la mente de ese chico, lo cual hace que ese marco familiar resulte inquietante. Otra escena realmente perturbadora, y quizás la más recordada, es aquella en la que Bobby, tras asesinar a su familia, se sube a lo alto de una edificación. Una vez arriba, comienza a beber tranquilamente una coca cola y a tomar chocolatinas. A continuación, apunta con su rifle francotirador a los coches que circulan por la autopista y, uno a uno, va matando a los distintos conductores sobre los que fija su objetivo. Lo peor es que nosotros vemos lo que él ve, que no es otra cosa que la mirilla de su rifle, y esto hace que el espectador se ponga en el lugar del asesino, no en el de las víctimas, lo cual hace que la escena resulte aun más, si cabe, perturbadora de lo que ya es.

Este personaje está basado en Charles Whitman, un exmarine que en 1966, cuando tan sólo tenía 25 años de edad, mató a su esposa y a su madre. A continuación, se subió a lo alto de la universidad de Texas en Austin, desde donde mató a quince personas e hirió a treinta y dos hasta que la policía le redujo. Tras su muerte, se pudo comprobar en la autopsia que tenía un tumor cerebral que le volvió loco.

La última media hora de metraje es lo que más me gustó de la cinta. El escenario en el que se desarrollan los hechos es uno de los muchos drive-in que había por el país. Uno de esos cines al aire libre que, al igual que los grandes estudios de Hollywood, habían pasado por tiempos mejores. El francotirador se refugia tras la gran pantalla y, mientras se está proyectando "The Terror", dispara a los espectadores que se encuentran en el interior de sus vehículos sin compasión alguna. Los espectadores de esa proyección mortalmente terrorífica comienzan a morir uno tras otro; jóvenes que acuden con su pareja para darse el lote durante la sesión, padres que acompañan a sus hijos al cine... incluso los que trabajan en el lugar. Por supuesto, Orlok también es una de sus dianas, ya que se encuentra presente entre el público.

Como decía unas cuantas líneas más atrás, Bobby es un monstruo. Un monstruo real. Y es en el drive-in en donde se enfrentará al monstruo irreal, al monstruo cinematográfico, a Byron Orlok. O lo que es lo mismo, a Boris Karloff. Realidad Vs. ficción, amigos. Y la realidad es, desgraciadamente, mucho más terrorífica.

En conclusión, la ópera prima de Peter Bogdanovich es una película más que notable que merece ser más reinvindicada. Al igual que "La noche de los muertos vivientes" (1968, George A. Romero) y "La semilla del diablo" (1968, Roman Polanski), rompió definitivamente los esquemas básicos del cine de terror. Un film que, aún a día de hoy, no ha obtenido la fama y el reconocimiento que se merece. Estamos, pues, ante una joya de esa época dorada que muchos cineastas e historiadores del medio no han dudado en denominar como el Nuevo Hollywood. Absolutamente recomendada.

Imágenes:

























4 comentarios:

Raúl Calvo dijo...

No creo que Targets sea la primera película de terror moderna, no sólo porque se podría argumentar que Psicosis o Repulsión podrían igualmente serlo (o El fotógrafo del pánico que ya mencionas) o porque como también dices sea más thriller que terror (y yo mismo en el blog he comentado los aspectos sociales que mencionas en más de una ocasión), sino porque cuánto más reflexiono sobre géneros y películas cada vez tengo más la impresión de que no existen "primeras películas". Tal vez tenga que revisar gran parte de los posts que tengo en el blog (seguramente los dejaré tal cual), pero creo que cuando se estudia atentamente la evolución de un género o sus tendencias, uno se puede dar cuenta de que no hay una "primera película" sino films que recogen lo que otros han hecho antes y tienen la fortuna de mezclarlos en el momento oportuno.

Supongo que has escuchado el audiocomentario que hace Bogdanovich de la película, resulta interesante resaltar como todos estos detalles que tú y yo y todos los que se encuentran con esta película comentamos no podían estar más alejados de la cabeza de Bogdanovich. Él dice que el terror no es un género que le guste para dirigir, que se siente más cómodo en la comedia (y ha hecho unas cuantas de muy buenas). Tal vez este detalle, que no le acabase de gustar como realizador, es el que acabó haciendo que el film resulte tan comentable para nosotros: cogió un hecho real, lo adornó un poco y buscó una manera de meter el metraje del Terror, como ya explicas. Nada que fuese muy familiar, pero tampoco desconocido, enfocado como alguien pensando en hacer no una película de terror para los chavales, sino simplemente una buena película.

Mustangcillo dijo...

Como decías en tu artículo de "La noche de los muertos vivientes", es curioso cómo a veces los directores hacen películas influidos inconscientemente por la sociedad real de la época.

En cuanto a lo de las "primeras películas"... la verdad es que si uno se para a pensarlo es bien cierto. No existen "primeras películas". Siempre hay algún antecedente. Siempre. Y esto se puede aplicar a multitud de géneros y de subgéneros. Y si no, sólo hay que ver el subgénero zombie y el slasher.

Muchas gracias por tu comentario, la verdad es que es totalmente aceptable y no te quito razón.

José Andrés dijo...

No la conocía, pero en vista de las películas con las que la comparas toca verla si o si.

Anónimo dijo...

Magnificent! (As usual. :-P )